Una vez, hablando de cine negro con mi compañero de columna Luis Artigue, yo le cité ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Robert Zemeckis, 1988) y él me miró con condescendencia, como si le estuviera tomando el pelo. Pero no, Roger Rabbit es una obra maestra del cine negro de animación cómico y retro. En efecto, única en su categoría.
Podemos partir del protagonista (brillante Bob Hoskins): Eddie Valiant es un detective privado amargado y alcoholizado que está enfadado con el mundo por la trágica muerte de su hermano. Su historia, por cierto, se resume en una escena sin palabras en la que Valiant ve con nostalgia unas fotos, mientras la cámara recorre la abandonada mesa de su hermano, llena de recuerdos que narran el pasado con imágenes: puro cine. El desastrado detective, gordo, calvo y feo, parece no casar con una película infantil, pero esto no ha hecho más que empezar.

En la película hay asesinatos, lágrimas, infidelidades, violencia, falsos culpables y una trama bastante arquetípica de cine negro clásico americano con guiños visuales de todo tipo (sombras y claroscuros, persianas venecianas, música jazz con escobillas acariciando baterías…). Eso sí, algún cretino se escandalizará porque se fuma y se bebe. Facebook ya nos ha censurado alguna foto de un personaje fumando, por lo que aquí está el magnífico Baby Herman diciendo entre el humo de su puro y tras palmear el culo de su empleada: “Lo malo es que tengo una lujuria de cincuenta años y un pito de tres”. Que alguien traiga las sales para el Caralibro…
Y todavía queda lo mejor, claro. Jessica Rabbit resulta absolutamente inolvidable para todo el que haya visto la película. Su número musical cantando Why Don’t You Do Right? es sensual, divertido, sugerente, insólito y todo lo que se quiera añadir. A quien todavía piense que hablamos de cine para niños, que vea esa escena en youtube y luego piense en qué momento le tuvieron que cerrar la boca de asombro como a Eddie Valiant. Inspirada en Veronica Lake, Rita Hayworth y Lauren Bacall, Jessica tiene más curvas que el puerto de Pajares y se convierte en una fantasía masculina, sí, pero también en una femme fatale a la altura de las más grandes.

Precisamente, como ocurre con las chicas más memorables del cine negro, la señora Rabbit también nos deja frases para la historia del cine: “Yo no soy mala. Es que me han dibujado así.” O la descripción del amor más sencilla y exacta que se recuerda. Su marido, Roger, es un conejo chiflado y Eddie pregunta a la escultural Jessica: “En serio, ¿qué ve usted en él?” “Me hace reír”. Ni cuarenta sonetos, eh, Luis.
A todo esto, la película la produjo y distribuyó Walt Disney Productions (el de las princesitas, en efecto, otro tópico que se derrumba) y es un alarde técnico en la mezcla de dibujos animados y actores reales que, treinta años después, sigue sorprendiendo (ganó varios Óscar, con uno especial para el animador Richard Williams. Zemeckis lo ganaría pocos años después por Forrest Gump).
Por supuesto, está llena de humor y de situaciones disparatadas propias del anárquico mundo de los dibujos animados, pero eso no es una rémora sino una virtud, para quienes todavía conservamos el sentido del humor o seguimos buscando una buena carcajada en los tiempos que corren.
Si los Reyes Magos solo les han dejado carbón, recuperen en familia ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y suban la cuesta de enero con una sonrisa para morirse… de cine.