Para ver y releer

L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997) si no la recuerdan bien, les garantizo que este neonoir maraviloso les volverá a enganchar como hace 25 años y si no la han visto, agárrense para disfrutar de un cine con mayúsculas

Como todo premio, los Óscar son subjetivos, caprichosos y políticos. Si gana la que tú quieres, presumes de ello y, si no, peor para los Óscar. Hace 25 años Titanic arrasó la taquilla y toda entrega de premios, dejando por el camino otros títulos (mucho mejores, por cierto) que merecieron mejor suerte, aunque solo sea por presumir. L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997) fue nominada a nueve estatuillas y solo ganó dos: Actriz Secundaria y Guion Adaptado, en las otras siete nominaciones perdió frente al barquito megalómano. Ha pasado el tiempo y, a mí ya me lo pareció en su día, L.A. Confidential le sigue dando mil vueltas a Titanic. Con Óscar o sin Óscar.

La película se basa en la novela de uno de los nombres más importantes de la moderna novela negra americana, James Ellroy, quien suele destacar por un estilo seco y directo como la crueldad de la vida. Sus obras son complejas y están llenas de subtramas criminales y corruptas. Ahora bien, si tuviera que destacar y recomendar uno de sus libros sería Mis rincones oscuros (My Dark Places, 1996), pues en él Ellroy desnuda su alma contando cómo mataron a su madre en los 50 cuando tenía diez años y la dejaron tirada en una cuneta angelina. El caso quedó sin resolver. De ahí viene toda la literatura de Ellroy (como La dalia negra, por ejemplo). Una joya. Sangrienta, sucia y podrida, pero una joya para releer.

L A CONFIDENTIAL

En L.A. Confidential tenemos tres policías protagonistas, con tres pesonalidades muy diferentes, que seguirán viajes inesperados a donde nunca hubieran querido ir. Ed Exley (estirado Guy Pearce, como manda el papel) es el perfecto poli que ama la Ley y nunca la rompería, ni para condenar a un culpable, ni para salvar a un compañero. Bud White (brutal Russell Crowe, y eso que todavía no se había hecho gladiador) es pura fuerza física y ejecutora de lo que mande el superior, contrapunto absoluto de Exley, con quien tendrá más que miradas. Y luego está Jack Vincennes (siempre sibilino y retorcido Kevin Spacey) que trabaja como asesor de una serie de televisión y le encanta salir en la foto, incluso de revistillas baratas.

Este trío se ve envuelto en la Navidad Sangrienta (Bloody Christmas), suceso real ocurrido en la Navidad de 1951, en el que unos policías dieron una paliza a varios mexicanos detenidos. Ya podemos imaginar que Exley delatará a los responsables, ganándose las “simpatías” del Departamento. Sin embargo, una matanza en un bar, con uno de los policías de la Navidad Sangrienta entre los muertos, hará que todos trabajen para dar con los culpables y acabar con ellos… cuando llevamos una hora de película. El espectador sabe que esto no es todo y que solo acabamos de empezar a conocernos.

Para ver y releer

Tras una “pausa” descubrimos que el caso se ha cerrado en falso y Exley y White, enemigos íntimos, empiezan a rascar donde no deben. Por si fuera poco, Vincennes también tira de un turbio hilo que le lleva al Hollywood sórdido: prostitutas que se parecen a actrices y se operan para ello, actores que seducen a concejales para conseguir un papel o cualquier otra perversión imaginable (y en el libro son peores).

Y, naturalmente, Kim Basinger. Llevaba tres años sin hacer cine y su Lynn Bracken le reportó su única nominación y su único Óscar. Desde que aparece casi mágicamente cubierta con una capucha y mira a White (mira a cámara, nos mira), el espectador se pregunta si será el mito erótico de los 80 o será una prostituta operada para parecerse a ella. Sí, se mezcla el hechizo del cine con la realidad y nos metemos de lleno en la piel de White, quien se enamorará sin que le importe ni su pasado, ni su presente. Justo como cualquier cinéfilo mitómano (de hecho, van al cine y ella ríe mirando a la pantalla, mientras él sonríe, mirándola a ella). “Eres el primer hombre en cinco años que no me dice que me parezco a Veronica Lake al minuto de conocerme” “Eres mucho más guapa que Veronica Lake”.

L A CONFIDENTIAL

Pero como es de esperar en Ellroy, la corrupción termina por emponzoñarlo todo y Exley acabará ascendiendo, pero a costa de sus ideales; White se convertirá, aunque solo sea por un instante, en lo que siempre ha odiado; y Vincennes, ay, Vincennes, buscará su redención y encontrará lo que no esperaba y no contaremos: “Rollo Tomasi”. No hace falta añadir más. Hay que verlo.

Música metálica, entre sensual y violenta, de Jerry Goldsmith, fotografía luminosa de Dante Spinotti y un guion genial e impresionante, por cómo resume y adapta la novela, de Curtis Hanson y Brian Helgeland, completan una película extraordinaria llena de escenas y personajes para el recuerdo: la aparición de Lynn; la madre de Susan Lefferts; Danny DeVito como “periodista” metomentodo; el interrogatorio de Exley a los adolescentes negros con el juego de cristales y micros; el interrogatorio de White al Fiscal, colgándolo por los pies por la ventana; el tiroteo final…

Para ver y releer

Si no la recuerdan bien, les garantizo que este neonoir maraviloso les volverá a enganchar como hace 25 años. Si no la han visto, agárrense para disfrutar de un cine con mayúsculas con crimen, tiros, policías, corrupción y prostitutas que parecen actrices famosas. Y los Óscar que sigan a lo suyo: pirotecnia sentimental, corrección política y normas de “inclusión”. Nosotros, a lo nuestro: el buen cine.

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