También hay cloacas en Estocolmo. A veces, cuando comienzas a leer un libro que viene precedido de gran éxito tanto por parte de la crítica como del público, sientes cierta presión y es difícil liberarse de unas altas expectativas para acometer su lectura sin ninguna, con la mente abierta a la propuesta de su autor. Así pues, cuando abrí ‘1793’ de Niklas Natt Och Dag (Estocolmo, 1979) de Editorial Salamandra, intenté no pensar en los numerosos premios que había conseguido y las opiniones positivas que había leído.
Pero no me hizo falta realizar ningún esfuerzo extra, porque Niklas ha logrado desde la primera palabra que me metiera de lleno en su historia, en ese Estocolmo que apesta a inmundicia y a desechos orgánicos, gracias a una trama bien cimentada y a una prosa exquisita.
Un tándem clásico que funciona
Otoño de 1793. A Mickel Cardell, veterano lisiado de la guerra contra Rusia y que apenas gana unas míseras monedas que no le dan ni para pagar todo lo que bebe ejerciendo como guardia, le avisan de que ha aparecido un cuerpo flotando en el lago. El cadáver está terriblemente mutilado, le faltan las cuatro extremidades, los ojos, los dientes y la lengua. Su visión es tan repugnante que, a pesar de todo lo que vio durante su paso por el frente, no puede evitar vomitar.
Por otro lado, Cecil Winge, abogado tísico, en las últimas a causa de su enfermedad, colabora extraoficialmente con el jefe de policía para investigar casos de asesinato. Por ello, se dirige a casa del enterrador a echar un vistazo al cuerpo. Allí coincide con Cardell, quien no puede apartar de su mente esos restos humanos.
Winge y Cardell se convierten así en un binomio al más puro estilo Holmes/Watson, funcionando a las mil maravillas. Inteligencia y deducción frente a fuerza y coraje.
Con el tándem protagonista ya en marcha, Niklas procede a guiarnos por la reconstrucción de este vil asesinato de una forma tan original como acertada. Y es que en una época donde todo está inventado encontrarte ideas novedosas siempre es de agradecer.
Libertad, igualdad, fraternidad
Aunque no hay que olvidar que ‘1793’ es un thriller histórico y la parte dedicada a la documentación está cuidada hasta el más mínimo detalle.
Estocolmo, así como toda Europa, se ve influida por los vientos de cambio que trae consigo la Revolución francesa. La lucha de poderes está en juego y los nobles no quieren ceder ni un ápice del que ostentan.
El autor critica esta revolución, que nació para defender los derechos del pueblo francés y acabó convirtiéndose en un baño de muerte, odio y dolor.
Natt Och Dag tampoco deja en muy buen lugar al monarca Gustavo III, a quien se nos presenta como caprichoso y bastante insensible con sus súbditos. Cuando da inicio la historia, el rey acaba de ser asesinado en un baile de disfraces, por lo que la sucesión se encuentra en el aire y los favores y amiguismos están en plena ebullición entre la aristocracia. Una aristocracia que el autor lleva en la sangre, pues pertenece a una de las familias más antiguas de la nobleza sueca como nos muestra su apellido Natt Och Dag, cuya traducción literal es "Noche y día". Una dinastía que se remonta a la era vikinga.
La policía es una herramienta más para proteger los privilegios de la clase alta y su único cometido es luchar porque estos los conserven intactos, el resto de delitos les da exactamente igual. Por lo tanto, un asesinato si no pone en peligro su actual estatus es un hecho al que no merece la pena dedicar un riksdaler. En el momento en que se sitúa la acción, el actual jefe de policía, un hombre íntegro, no está de acuerdo con las directrices que le marcan sus superiores. Por ello pide a Winge su colaboración para resolver casos que sí considera competencia del departamento.
Prosa de calidad
Sin embargo, lo que más sorprende de esta novela es la calidad de sus descripciones. Niklas recrea a la perfección el ambiente de insalubridad presente en el Estocolmo del siglo XVIII. Una ciudad mal construida, cuyos gobernantes no dan prioridad al bienestar de las clases más desfavorecidas que tienen que caminar entre el lodo y sus propios excrementos. Con obras a medio hacer, donde la basura se arroja directamente al agua y las familias viven hacinadas en barracas ruinosas.
La forma de recrear los escenarios me recuerda al Süskind de ‘El perfume’. Me he visto una y otra vez conteniendo la respiración mientras el protagonista pasaba al lado de las letrinas, llegando a soltar, incluso, alguna exclamación de asco al leer alguna escena.
El autor sueco dice haberse inspirado para la recreación de la época en el poeta y trovador Carl Michael Bellman, quien vivió en aquella época y basó la mayor parte de su obra en criticar las condiciones sociales de la Suecia del siglo XVIII.
Por todo esto y mucho más puedo decir que sí, que ‘1793’ es la gran novela que me habían asegurado que era, que no defrauda, que entretiene y fascina y que crea la adicción suficiente para que los meses que tardemos en recibir su continuación ‘1794’ se nos hagan largos y duros. Natt Och Dag, un gran escritor de sangre azul.