El “Reial Cercle Artístic” de Barcelona cumple 140 años desde su nacimiento en 1881. Esta institución, estrechamente vinculada a la capital catalana, es reconocida internacionalmente por su compromiso con la difusión del arte, el conocimiento y la cultura. En la actualidad, dos antiguos palacios de la ciudad condal, escondidos entre las callejuelas del barrio Gótico y a las puertas de la catedral, acogen sus reliquias, obras, actividades y encuentros. Son el palacio Pignatelli y la Casa Bessols, ambos del siglo XVI. Un palacio, que más tarde fue convento y ahora un emblema de la cultura artística de nuestro país.
Un lugar de acogida, reconocimiento y difusión
Unas escaleras de piedra maciza dan la bienvenida a los curiosos que se cuelan en el patio del edificio, abierto a todos los públicos. En la planta baja las exposiciones se van rotando, pero el arte nunca falla. El sol se cuela por la claraboya abierta que preside el palacete y las paredes gruesas separan este trocito de cielo del mundanal ruido y el bullicio acelerado de la ciudad de Barcelona.
Pocos saben, sin embargo, que este edificio histórico acoge ahora, y desde hace décadas, una institución donde confluyen arte, cultura, tecnología y gastronomía; y que se ha convertido, con el trabajo de los años, en una pieza clave de la historia del arte de nuestro país. Siempre ha contado con el férreo soporte de la realeza española, la burguesía y la aristocracia, pues el Cercle Artístic ha sido y es, desde sus orígenes, un lugar de acogida, reconocimiento y difusión de algunos de los artistas con más renombre del panorama nacional desde finales del siglo XIX.
Los cuatro pilares de su filosofía de proyección
Desde que Josep Félix Bentz, aterrizó como presidente del Cercle, esta institución se ha consolidado no solo como un referente nacional, sino que ha expandido sus fronteras al extranjero. Llegó en un momento difícil para la cultura y las artes, en general, con la crisis económica de 2008 arrasando con todo; pero eso no fue un impedimento para soñar a lo grande. Es por eso, que, desde entonces, el Cercle se ha marcado cuatro pilares de trabajo con el objetivo de crecer, expandirse, prosperar y llevar la cultura y el arte nacional a todos los rincones del mundo:
En primer lugar, su intención es promover la cultura y el arte de “aquí”. Es decir, ayudar y acompañar a artistas nacionales. Cabe tener en cuenta que el Cercle no es una academia y que sus ciclos formativos van al margen de lo que representa esta institución de cara a su proyección nacional e internacional. De esto modo, los socios ya son, en sí, artistas condimentados. En segundo lugar, desde que Bentz dirige la presidencia de la entidad, se ha puesto el foco en abrir nuevos mercados y expandir el arte de “aquí” al extranjero: exposiciones en Nueva York, Miami, etc. bajo el sello del “Cercle Artístic de Barcelona”.
A continuación, la vertiente más solidaria. Colaboran con muchas entidades, sobre todo locales, para crear sinergias y, al mismo tiempo, ayudar a los más vulnerables. Y, por último, motivar y cuidar a los socios con premios, concursos y actividades exclusivas para ellos.
Entre 150 y 160 actividades anuales
Cuando Josep Félix aterrizó en la presidencia, muchas de las salas de las que ahora disponen estaban alquiladas a terceros. Poco a poco y con mucho esfuerzo está situación cambió y actualmente celebran entre 150 y 160 actividades anuales. Desde actividades relacionadas con la pintura, escultura, música, cine, literatura, fotografía, danza y gastronomía, el Reial Cercle Artistic tiene una densa agenda de actos, exposiciones y celebraciones para sus socios y para los curiosos que se adentran atraídos por el patio del palacio.
Es una entidad que ama el arte, ama la cultura y no entiende de limitaciones. Sus espacios rebosan historia y, en sí, el edificio entero es una monumental obra de arte que acoge a otras. La Sala Pepa Poch, el teatro, la biblioteca o la azotea son algunos de los espacio de ensueño de esta perla del Gótico barcelonés, que, además, conserva algunos de los muebles centenarios que vestían las primeras sedes donde se ubicó el Cercle.
Siempre abierta al público barcelonés, la entidad se ha hecho eco de todas las corrientes y tendencias artísticas internacionales desde finales del siglo XIX, involucrándose con sensibilidad y diplomacia en todo tipo de manifestaciones culturales relacionadas con la humanística o la ciencia. Tras varios periodos intercalados de más penuria, en la actualidad el Cercle goza de un momento de crecimiento con muchos proyectos en mente y con el objetivo inicial de asentarse como un referente cultural para Barcelona, Catalunya y España.
De Portal del Ángel al mundo
Poco a poco el Cercle ha ido perdiendo el falso hermetismo que le rodeaba y ahora sus actividades forman parte de la agenda social y artística más codiciada de la capital catalana. Mirando al prestigioso y mundialmente reconocido Portal del Ángel, el Reial Cercle Artístic ha sabido explotar el potencial de su patrimonio y de sus artistas, dejando pequeñas huellas por allá donde han solicitado su participación. Parte del éxito del hoy, tiene que ver, sin duda, con el cariño, la pasión y la entrega con la que Josep Félix y Daniel Olazar (responsable de actividades del Cercle)¸ entre otros, llegan cada mañana al palacete de la calle Arcs de Barcelona; dispuestos a llevar el nombre y la reputación del Cercle, así como a sus artistas, del Portal del Ángel al mundo entero.