Sevilla es conocida por tener un color especial, por su belleza, por su magnífico ambiente, su feria y su Semana Santa, entre otras cosas. Pero dentro de sus calles hay otra versión menos fotogénica, menos agradable a la vista y cuya realidad, para muchos, es mejor que permanezca oculta. Esta otra cara de la ciudad se halla en el barrio conocido como Las Tres Mil Viviendas. Juan Ramón Biedma (Sevilla, 1962), en El sonido de tu cabello publicada por Alianza Editorial, nos adentra en sus calles y nos hace ver lo que se esconde en ellas.
Protagonistas tocando fondo
Tres personajes principales conforman el eje central de la novela; tres personas cuya vida está sumida en un caos: Set Santiago, un abogado que no le hace ascos a ningún tipo de trabajo y colabora asiduamente con un prestamista; Perpetua Carrizo, inspectora de policía, con una vida personal más que complicada, y Luisa Orujo, una mujer que acaba de salir de la cárcel donde ha cumplido una pena por un crimen que no cometió y que solo piensa en vengarse de aquellos que la metieron en chirona.
Un asesinato que tiene lugar a las puertas de una iglesia evangélica que se encuentra en el barrio les unirá, por distintos motivos, en la búsqueda de una misma persona.
Las Tres Mil Viviendas, ¿hay esperanza?
Juan Ramón Biedma nos guía por este barrio que tiene su propia ley. Según avanzamos por las calles que conforman Las Tres Mil Viviendas, vemos cómo la droga, la pobreza y la desesperanza lo llenan todo. Familias hacinadas en pisos; niños que desde bien pequeños trapichean con lo que pillan; mujeres que son explotadas en fábricas clandestinas, que no ganan ni un euro la hora y que luchan por conservar ese puesto de “trabajo”…
Pero Biedma también nos acerca a esas asociaciones que luchan por que esta realidad cambie, por dar una oportunidad y una educación a todos sus habitantes sin importar su etnia, ni su religión, ni si su situación es legal o no. Todos tienen cabida en estas corporaciones que pelean contra la administración por arañar unos míseros euros que les permitan sufragar los gastos mínimos. Gitanos, marroquíes, payos…, todos se unen en estos grupos para luchar por salir de esa miseria que les absorbe.
Hacernos partícipes de esta realidad, la desalentadora y la esperanzadora, es el mayor acierto de Biedma. Esta crítica social no excluye que la trama policíaca nos resulte atractiva e interesante. A pesar de contar con capítulos muy extensos, el constante cambio de perspectiva de un personaje a otro consigue dotar a la novela de agilidad y mantener la atención del lector. Una novela negra de manual no exenta de violencia y momentos de acción.