Flako atracaba bancos como quien hace pompas de jabón. Nació en Vallecas y aprendió el oficio de butronero (acceso por cloacas + boquete en tapia) de su padre, artista del gremio. Aquel hombre le mostró no solo la parte técnica del tema, sino el indispensable decálogo deontológico y ético que debe acompañar a toda carrera delictiva que se precie.
El butronero consiguió saquear un número asombroso de sucursales bancarias, pero, inevitablemente, al final le pillaron. Lo acusaron de siete atracos, cumplió condena por dos y actualmente disfruta del tercer grado penitenciario.
Ahora la vida le ha cambiado y las prioridades también. El Flako ha cambiado el martillo con el que reventaba las paredes de las sucursales por la pluma, con la que ha escrito uno de los libros del año.
Invitado en la ‘Semana Negra’ de Gijón
Cubriéndose el rostro con una máscara blanca, para ocultar su aspecto real y evitar, así, que su movido pasado pueda repercutir en su tranquilo presente, Flako era uno de los invitados a presentar su último libro en la carpa A Quemarropa de la ‘Semana Negra’ de Gijón.
El encargado de hacer los honores fue el director de este medio, el periodista y escritor, Carlos Quílez. “Esa maldita pared” relata las memorias del exbutronero. Y es que, en prisión, Flako comenzó una relación epistolar con el director de cine Elías León Siminiani.
De aquellas cartas nació una amistad que desembocaría en la película documental “Apuntes para una película de atracos”. Animado por Elías y por los libros que este le regalaba, Flako comenzó a escribir sus memorias en la celda de la prisión de Estremera.