Quílez: “Durante el procés, los más fuertes jugaron más sucio”

"El contragolpe" (Ed. Península) de Carlos Quílez
photo_camera "El contragolpe" (Ed. Península) de Carlos Quílez
El director del eltaquigrafo.com publica su 11º libro, El Contragolpe, una investigación periodística sobre la corrupción oculta bajo la alfombra del 'procés'

“En la sala de máquinas del independentismo y del españolismo más hiperventilado se urdieron estrategias y se maquinaron manipulaciones encaminadas a destruir al contrincante por la vía del atajo. Claro, se lleva la palma aquel que dispone de más poder, más medios y más oficio a la hora de jugar sucio. Sí, lo Villarejo da para mucho. Pero en el otro bando no todo fueron “revoltes dels somriures”.

Así, de esta forma se expresa el periodista y escritor, Carlos Quílez que acaba de publicar su último libro El contragolpe (Ed Península), un compendio de investigaciones periodísticas sobre  la cara “B” del procés, es decir, sobre lo que se esconde en planes más perversos de ambos bandos en litigio.

“Naturalmente se jugó sucio. Ambos mandos trataron de manipular y de influir de acuerdo con sus intereses. Es verdad que desde el españolismo más rancio, y probablemente más peligroso, se pusieron en marcha actuaciones y líneas de manipulación de una crueldad y con un grado de manipulación casi abrumador aunque no por ello, menos burdo. Lo de la policía patriótica es una vergüenza nacional. La España que esa policía representa se cargó un banco para recabar trapos sucios de los líderes del independentismo. En concreto y de forma especial sobre la familia Pujol. Se pagó a confidentes con fondos reservados, a colaboradores, a chivatos, a mentirosos con los que nutrir de munición al Estado en su lucha contra una porción del mismo que se le había subido a las barbas. El Estado desenfundó el puñal, pero mantuvo impoluta la armería. A España le quedan en la reserva un montón de comodines por si la cosa se torcía”.

Desde el independentismo, se puso a la Generalitat al servicio de la causa emancipadora. También se movió una ingente cantidad de dinero público  camuflado por contratos, operaciones varias para despistar al controlador así como una machacona manipulación mediática para mantener la pulsión del 50 por ciento de la sociedad catalana, la auténtica gasolina del procés.

Quílez se ha entrevistado con destacados líderes y prohombres de lo que se ha dado en llamar la estructura del Estado en el ámbito policial. “Todos hablan de la ley como estandarte pero no todos reconocen que hay quien retorció la ley cuanto pudo para sofocar el fuego catalán”.

Carlos Quílez también ha hablado con factótums del independentismo incluido Carles Puigdemont “que me reconoció un cierto grado de vergüenza por la actuación de los suyos en Rusia y asumió un porcentaje de ingenuidad respecto a los vaticinios que los gurús independentistas apuntaba respecto a la estrategia a seguir antes, durante y después del 1-O”.

El autor de El Contragolpe añade: “Desvelo la maniobra de la policía patriótica en el marco lar marco de la operación Catalunya sobre jueces y fiscales de Catalunya. También apunto las explícitas maniobras del aparato de CDC para llenarse el bolsillo sin dejar rastro”. Otro de los aspectos destacados del libro tiene que ver con  Andorra. “En el país de los pirineos se libró una batalla fundamental para entender el alcance y la intensidad la lucha entre independentistas y españolistas”, dice el autor y concluye...: “En definitiva, El Contragolpe trata de incomodar de forma razonable a quienes quieren que la verdad no se sepa. Si lo consigo, misión cumplida”.

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