8M: Mujeres que desafían los roles establecidos

Victoria López, Oficial de la Unidad de Intervención Policial en Barcelona   /    CNP
photo_camera Victoria López, Oficial de la Unidad de Intervención Policial en Barcelona / CNP
8M, historia de 8 Mujeres. El Taquígrafo se ha puesto en contacto con 8 mujeres totalmente diferentes entre sí para tratar de conocer los retos, ilusiones, proyectos y obstáculos que las acompañan en todos los ámbitos de sus vidas. La séptima protagonista es Victoria, ex militar, actualmente Oficial de la Policía Nacional

Desde la ventana de su casa veía a los soldados volar. Como si de una película de acción se tratase, había visto esa escena decenas de veces. Embobada, esperaba a que los aviones militares sobrevolaran la Base de Alcantarilla, en Murcia, para ver a esos hombres saltar en paracaídas. Era tal su admiración por lo que hacían, que a sus soldados de juguete los vestía con bolsas de plástico para simular a los paracaidistas. Victoria López, actualmente Oficial de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional en Barcelona, siempre lo tuvo claro: primero militar, para luego ser policía. Ya se dibujaba así en el colegio, con uniforme, dispuesta a servir. 

Victoria recuerda su paso por el Ejército con cariño. A pesar de hablar en la distancia y con una pantalla como intermediaria, sus palabras transmiten mucho calor. “Fueron los mejores años de mi vida”, asegura. Se le nota en la voz el respeto que siente por la institución y explica que la carrera militar siempre le despertó mucho interés desde bien pequeña: “el Ejército siempre estuvo muy presente en mi casa. Observábamos a los paracaidistas de la Base de la Alcantarilla desde la ventana y yo soñaba con estar ahí con ellos algún día. También veía el desfile del 12 de Octubre con mi padre y me imaginaba desfilando en él… ”. Y así fue como, pasados los años, tras aprobar la selectividad y mientras todos sus compañeros elegían a qué carrera apuntarse, ella decidió alistarse en el Ejército. Y no solo eso, sino que Victoria optó por estar en la BRIPAC, la Brigada Paracaidista. Su sueño desde que vio, asombrada, por primera vez, a un soldado descender por el aire como un pájaro que vuela con alas de plástico. 

Cumplió en el Ejército sus sueños de niña

Ella y una compañera fueron las dos primeras mujeres de la historia en entrar en la unidad donde las asignaron y, tras un breve periodo de adaptación e incertidumbre (al fin y al cabo todo lo que rodeaba a su figura era un auténtica novedad para todos), les brindaron la oportunidad de desempeñar su trabajo como cualquier otro soldado. Nunca se sintió cuestionada. Era una más y tanto los compañeros, como sus superiores valoraron bien pronto su valía. Sin embargo, no fue fácil para sus padres asimilar que su hija de 18 años se había alistado al Ejército. Rápidamente entendieron que era su lugar, lo que ella ansiaba desde pequeña; desde que pasaba horas observando a los aviones sobrevolar la pedanía murciana de El Palmar, donde ella creció.

Ahí estuvo de 2002 a 2007, cumpliendo con una misión internacional en Afganistán en 2004. Otra de sus ilusiones. Victoria tuvo la suerte (a base de mucho esfuerzo) de ver cómo todos sus sueños de niña se iban cumpliendo uno tras otro. La cima de esta etapa la culminó desfilando el 12 de Octubre por las calles de Madrid. Lo más emocionante: “pude ver a mi familia de reojo. Todos se desplazaron de Murcia a Madrid para verme y aunque es muy difícil reconocer a nadie yo los vi”, explica visiblemente orgullosa de ella, de los suyos y de su experiencia. “Repetiría con los ojos cerrados”, dice. Pero como todo en la vida, esta etapa llegó a su fin. 

Ahora su lugar está en la UIP 

En el Ejército creció, maduró y se formó, pero siempre supo que su paso sería temporal. Por eso, cuando notó que sus metas ya habían sido alcanzadas dio el paso para opositar a Policía Nacional. Victoria es una mujer empoderada, decidida. Tímida, pero segura de sus decisiones. Llegó al CNP dispuesta a seguir formándose y así lo ha hecho. Marcándose nuevos objetivos constantemente e intentando no perder nunca la ilusión que un día, hace ya años, la condujeron a aterrizar en la Academia de Policía. 

Al salir de dicha Academia estuvo con los zetas, los patrulleros en jerga policial. Tras un periodo de tiempo se pasó a Unidad de Prevención y Reacción (UPR). En la UPR se aproximó al orden público, especialidad que siempre le había despertado mucha inquietud. Fue en ella donde, motivada por varios compañeros, decidió prepararse para las pruebas de acceso a la Unidad de Intervención Policial (UIP) donde ahora desempeña sus labores como oficial. Esta decisión supuso un cambio radical en su vida: abandonar Murcia para irse a Madrid a hacer las pruebas, pasar una temporada en Linares (Jaén) para luego ir destinada a Barcelona, donde se encuentra actualmente. 

Victoria con el uniforme de gala

Policía, mujer y dueña de su vida 

¿Si se arrepiente de la decisión? Para nada. Es consciente de los momentos que se ha perdido con su familia y amigos, pero siempre tuvo claro cuáles eran sus objetivos. Para su familia fue un shock verla volar lejos de casa, pero ahora son los primeros que se enorgullecen de ella. Pasó las pruebas de la UIP, las mismas para hombres y mujeres, y se ganó la confianza de un equipo, tradicionalmente masculino, que siempre la ha tratado como una igual. “Quizás por el factor de género creemos que las mujeres no somos aptas para estar en una unidad como la UIP, pero no es cierto. Si yo puedo, cualquier mujer puede” sentenciaba la agente.

Para Victoria todo es cuestión de esfuerzo y el deporte siempre la ha ayudado a entender que si una quiere, puede con todo. De hecho, ella es amante del deporte, su vía de escape cuando no está trabajando. Además, anhela poder salir a cenar con sus amigos, porque al margen de la imagen que se puede tener de una agente antidisturbios, la realidad es que le gusta hacer lo que a todos: salir con los amigos, viajar, pasear, ir al cine… ¿A medio plazo? Ser madre. Lo tiene claro. Y no cree que haya impedimento alguno por el hecho de ser mujer policía. Conoce a muchas mujeres policías, madres y dueñas de su vida.

Todas somos importantes 

Terminamos de hablar y pide hacer una última reflexión. Por supuesto, le damos paso. “Quiero que quede clara una cosa… creo que todas las mujeres policías desempeñamos un papel crucial en el cuerpo. Quizás por mi trabajo, mi caso llama más la atención, porque somos menos, pero quiero que quede claro que todas cumplimos con nuestro deber estemos en la calle o en la oficina”. Al terminar sonríe. Dice que le cuesta expresar mucho lo que siente, pero sus palabras transmiten mucho más de lo que ella cree. Victoria se levantará mañana y, como cuando era pequeña y se dibujaba con uniforme, se vestirá y volverá a la calle a servir. 

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