Asesinato en Brians 2: «No se puede reducir el discurso a que falta personal»

Interior de Brians 2 | CCMA
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El Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos considera que existen otros condicionantes, como la falta de formación y la elevada ratio de internos, que dificultan la convivencia en las prisiones catalanas.

«Ciertamente, falta personal, pero este no es el problema principal que existe en las prisiones catalanas. Es uno de ellos, no el único», explicaba Alejandro Forero, investigador del Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos (OSPDH) de la Universidad de Barcelona. Tras el incidente ocurrido la semana pasada en la prisión de Brians 2 (Sant Esteve Sesrovires, Barcelona), donde un interno asestó hasta 30 puñaladas a otro reo, el sindicato profesional de prisiones de la UGT achacó «los graves y continuos incidentes» a la falta de personal. Sin embargo, el doctor en derecho y ciencias políticas ponía de manifiesto, a preguntas de este medio, que, acompañando a la escasez de personal, también existe una escasez en formación.

Es sabido, y precisamente el Observatorio se dedica a denunciar este tipo de comportamientos, que en las cárceles se viven situaciones de auténtica violencia por parte de los internos a los funcionarios, pero también en la dirección opuesta. Es por eso, por lo que Forero y el resto de los investigadores insisten en la formación y la supervisión constante de los trabajadores de prisiones, para no llegar a situaciones tan extremas. «Trabajar en prisión no es tarea fácil, es un entorno muy complejo y por eso se requiere de funcionarios con unas capacitaciones especiales a la hora de resolver conflictos y situaciones tensas, con mucho don para dialogar».

Por eso, desde el Observatorio, se considera inapropiado reducir el discurso a la falta de personal, cuando están convencidos de que más personal, pero poco preparado, no pondría fin a ciertas situaciones de tensión. Asumen y reconocen que existe una carencia de funcionarios de todo tipo —de vigilancia, educadores y psicólogos—, pero consideran que esta escasez es un factor más a añadir al problema de convivencia de las prisiones, y no el detonante. Denuncian, por otro lado, que muchas veces, estos funcionarios deben ejercer unas funciones que no les competen, evidenciando, aún más, la escasez de personal y formación que reciben.

Elevada ratio de internos

«Aunque es cierto que falta personal, también creemos que hay un exceso de internos. Ciertamente, las prisiones catalanas no superan el 100% de su capacidad, pero, sin embargo, las ratios siguen siendo muy elevados y podrían revisarse cientos de casos para que se cumplan más penas domiciliarias y liberar, de este modo, los centros penitenciarios». Esta liberación, comenta Forero, permitiría «trabajar con otras disciplinas, evitar momentos de estrés y violencia desencadenados por los índices de reos y estipular más garantías en los procesos sancionatorios».

Estos procesos y protocolos, aseguran las mismas fuentes del OSPDH, ya existen, «pero no siempre se aplica de la mejor manera y muchas veces es la palabra del interno contra la palabra de un grupo de siete u ocho funcionarios», denuncian a preguntas de esta redacción. Por ello, consideran que la mejor manera de solventar estas tensas situaciones, tanto para funcionarios como para internos, sería mejorar la formación de dichos trabajadores.

Ser considerados autoridad

Por otro lado, desde el Observatorio, se lamenta que un grupo de vigilantes de prisión estén exigiendo ser considerados agentes de autoridad como si fuesen un cuerpo policial. Esta distinción, para Forero, podría agravar las penas para los presos en situaciones de conflicto, así como reducir sus medios procesales de defensa. Su postura es clara: hacer un análisis más extenso, no reducir el problema a falta de personal y, sobre todo, centrar la atención en la formación y en las capacidades de los funcionarios, pues, como reconocen, «no es un trabajo fácil».

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