ENTREVISTA

Así fue cómo los héroes de la estación del Carmen de Murcia evitaron una masacre

Héctor López (izq.) y Jesús Marín (derecha), los agentes de la UPR que detuvieron a Roger L.S. (imagen central) /     eltaquigrafo.com - TEM
photo_camera Héctor López (izq.) y Jesús Marín (derecha), los agentes de la UPR que detuvieron a Roger L.S. (imagen central) / eltaquigrafo.com - TEM

Roger L.S., el homicida del Club de Tiro, ya está en prisión preventiva tras declarar ante el juez de guardia de Murcia. Héctor y Jesús lo detuvieron en la estación del Carmen antes de que cogiese un tren con el que pretendía continuar su huida

Dos agentes bajaron a los andenes. Otros dos se quedaron vigilando el perímetro exterior, y Jesús Marín y Héctor López entraron al hall de la estación del Carmen de Murcia. Pasaban pocos minutos de las 8.00 horas de la mañana y su turno acababa de empezar. Ese día, su equipo – integrado por seis agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional -- tenía prevista la cobertura de las procesiones de domingo de resurrección; sin embargo, una llamada lo cambió todo.

Dos chicas de no más de 20 años llamaron a primera hora del domingo a la centralita del 091 para alertar que habían sido secuestradas en Barcelona y que, durante más de doce horas, fueron obligadas a conducir, con una pistola apuntando sus nucas, por un joven (Roger L.S.) que les aseguró haber matado a un trabajador del Club de Tiro de Granollers. Las jóvenes, que pronto se dieron cuenta que intentar huir no era una opción, condujeron sin rumbo toda la noche hasta que lograron librarse de su raptor.

La clave fue una mochila estilo militar

Consiguieron librarse de él en Murcia, después de no delatar al homicida fugado ante una agente de la Policía Local que les dio el alto por circular por un carril prohibido. Una vez a salvo alertaron a los servicios de emergencias. Esa llamada cambió por completo el rumbo de los agentes que, en lugar de acudir al centro de la capital murciana para dar cobertura a las procesiones, se dirigieron hasta la estación del Carmen, donde las jóvenes aseguraron que encontrarían a Roger L.S.

En el hall había unas cuarenta personas, un número considerable dada la hora y la festividad del día. Jesús y Héctor, en pocos segundos, repasaron las caras fugaces de las personas que les rodeaban y, sentado en un banco en el ala oeste, le vieron a él. Al homicida fugado. Llevaba una mochila estilo militar, tal y como habían descrito las jóvenes secuestradas; y su perfil coincidía a la perfección tanto con la alerta difundida por los Mossos d’Esquadra, como con la descripción que ofrecieron las chicas.

Se abalanzaron sobre él ‘in extremis’

No teníamos dudas de que era él. Las chicas ofrecieron una descripción muy pormenorizada del joven. Aún así quisimos acercarnos para estar seguros”. Fue entonces que Jesús y Héctor se posicionaron de forma estratégica, para cubrir más ángulo de visión, y empezaron a avanzar, uno por la derecha, el otro por la izquierda, en dirección directa al sospechoso.

Jesús enseguida vio la mochila. “Alerté a mi compañero de que coincidía con la descripción, que estuviésemos alerta porque sabíamos que iba armado”. Pronto, Roger L.S. también se dio cuenta de su presencia. Ambos agentes iban uniformados y andaban con sigilo, pero sin titubear, hasta su posición. Cuando cruzaron miradas empezaron a correr. “Entendimos que nos había visto y que se había percatado de nuestra intención de detenerle. Corrimos entre 8 y 10 segundos, justo el tiempo necesario para evitar que introdujera su mano derecha por debajo de la camiseta donde escondía el arma”. Arma que había sustraído del Club de Tiro de Granollers tras matar a sangre fría a Jordi, el armero.

Evitaron una masacre

El fuego cruzado hubiese podido provocar una auténtica masacre, pues había mucha gente en la estación, y en constante movimiento. Por eso, fue elemental su rápida actuación, abalanzándose sobre el sospechoso segundos antes de que les apuntara con su arma. Uno le agarro de la mano derecha y el otro de la izquierda. "Le sujetamos los brazos, la pistola cayó al suelo, él trató de cogerla pero pudimos alejarla y después de un forcejeo conseguimos colocarle los grilletes”, describen.

Los pasajeros que esperaban salieron corriendo espavoridos al ver un arma de fuego en el suelo. Tras el forcejeo, Roger L.S. quedó en silencio, no dijo ni una palabra hasta que salieron de la estación del Carmen. La gente, en estado de shock, les observaba, pues fueron andando hasta comisaría, enmanillado y bajo el sol. Fue en ese trayecto que el homicida les preguntó que "¿Por qué no me habéis matado?".

Roger L.S. les reconoció, tal y como explican ambos agentes a eltaquigrafo.com, que él, si hubiese tenido unos segundos más, no hubiese dudado en dispararles. La rápida actuación de Héctor y Jesús no sólo les salvó la vida a ellos mimos, sino que pusieron a salvo a la cuarentena de personas que estaba aquella mañana en la estación. Descartamos abrir fuego porque sabíamos que los tiros cruzados podrían haber provocado una masacre”Sólo había una única oportunidad antes de que empezaron los disparos y eso, Jesús y Héctor, lo captaron desde el primer segundo tras identificarlo en un banco a la espera de un tren con el que seguir su huida. 

Prisión preventiva

Con todo, y tras pasar dos noches en los calabozos de la comisaría de la Policía Nacional, Roger L.S. ha pasado a disposición del Juzgado de Instrucción 5 de Murcia, en funciones de guardia, que ha decretado su ingreso en prisión preventiva. Se le acusa de los delitos de homicidio o asesinato – en función de cómo avance la investigación --, dos detenciones ilegales – por los coches que secuestró, con conductoras incluidas, para llegar hasta Murcia – tenencia ilícita de armas y resistencia o atentado en conexión con delitos leves de lesiones.

Todos estos delitos, remarca el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, se sucedieron entre la tarde del sábado 8 de abril y la mañana del domingo 9. Ahora, el juez de Murcia se inhibirá en favor de su homólogo de Granollers, que es la partida judicial correspondiente a donde sucedió el homicidio.

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