Resulta cuanto menos curioso que uno de los más reputados suministradores de atún a restaurantes de lujo y a afamados cocineros mediáticos de este país, sea en realidad uno de los 80 imputados en la llamada “operación Tarantelo”.
Una trama que, en opinión de la Guardia Civil, fue urdida por una mafia dedicada a la captura, distribución y venta fraudulenta de atún no sometido a los preceptivos controles sanitarios ni impositivos.
¿Un atún de lujo?
Se trata de Josep C. Arrom, dueño de la empresa Arrom, una de las distribuidoras más famosas del país, sobretodo porque pasa por ser el gran abastecedor de este producto a renombrados restauradores que venden sus platos a precio de oro.
Alguna partida del atún que servía Arrom, según la Guardia Civil, era atún de contrabando. Se trata de piezas capturadas de forma irregular, no sometidas a control sanitario y distribuidas a través de documentación falsa o perteneciente a otras partidas de atún legal.
Así se desprende de las intervenciones telefónicas ejecutadas por la Guardia Civil y que obran en el sumario de la operación “Tarantelo”, sumario que se instruye en la Audiencia Nacional y al que ha tenido acceso eltaquigrafo.com.
En una de estas llamadas interceptadas por la policía judicial bajo las órdenes del juez de Valencia que entonces, junio de 2018, instruía la causa, se recoge una conversación muy reveladora entre Josep C. Arrom y “Paco” empleado y hombre de confianza del “Grupo Fuentes", grupo al que la guardia civil vincula con decenas de casos de capturas ilegales y de falsificación documental de las piezas distribuidas.
Eran las 7h35 del día 14 de junio del 2018. Así lo trascribe la Guardia Civil: “Paco habla con Josep y le dice que le llega pescado a las 11 y que dará tiempo a que le lleguen 20 piezas. Paco le dice que no tiene nada de documentación pero nada de nada. Entonces Josep le dice que le mande la mitad hoy y la mitad mañana para no hacer nada de ruido”.
La policía judicial, considera inequívocas la relaciones entre ambos grupos distribuidores de atún. En opinión de los investigadores resulta evidente que ambos saben que están manejando productos que no están sometidos a la legalidad ni sanitaria ni impositiva.
Compra y vende
En el mismo atestado, la guardia civil transcribe otra conversación entre el tal “Paco” y Josep C. Arrom, este no sólo se evidencia como comprador de género sin papeles, sino que también, en otras operaciones, hace las veces de vendedor.
Le comunica a Paco que está en disposición de traer una partida de pescado de Sicilia a 4 o 4,5 euros –precio por kilo que supone menos de la mitad del precio del atún en los circuitos legales-. Paco muy interesado en la oferta le dice “a ver si lo puedes conseguir cuanto antes”. Paco añade…-“por supuesto, eso sin datos - sin documentación-, a lo que Josep le dice, si, si claro”.
Efectivamente Josep C. Arrom y los empleados del “Grupo Fuentes” sabían que manejaban productos ilegales y que su conducta era igualmente impropia. Eso queda demostrado en otra intervención telefónica.
Con la poli en los talones
Conversación interceptada el día 12 de junio de 2018 a las 7h14. Relata la Guardia Civil…: “Paco le pregunta si han vuelto los inspectores por ahí. Josep le responde que no, pero que fueron dos días muy a saco y con los Mossos d’Esquadra. Paco le dice que ellos tienen también la mosca detrás de la oreja y que van detrás de nosotros también”.
Esta conversación evidencia, según la Guardia Civil, que ambos extreman las medidas de seguridad.
La empresa Arrom factura más de 20 millones de euros año y abastece buena parte de los restaurantes con estrella Michelin.