Barcelona no es ciudad para niños

Núria González candidata de ACTÚA para las elecciones municipales de Barcelona y una imagen del barrio del Raval
photo_camera Núria González candidata de ACTÚA para las elecciones municipales de Barcelona y una imagen del barrio del Raval

Soy Núria González y podría ser la próxima alcadesa de Barcelona en las próximas horas. Así es. Y para ello cuento con ACTÚA, esta nueva formación política que represento muy emocionada y por la que competimos en las elecciones municipales en Barcelona el próximo domingo.

Es posible que no hayan oído hablar de nosotros porque, aunque somos un partido extremadamente rico en talento, como el de alguno de nuestros fundadores como Baltasar Garzón o Llamazares, también somos extremadamente desconocido debido al bloqueo informativo al que nos tiene sometidos la gran mayoría de medios de comunicación, de izquierda y derecha, porque a nadie le interesa que estemos aquí. Es sorprendente como algo aún tan pequeño como ACTÚA, pueda incomodar tanto a progres y a fachas por igual.

Para sortear ese obstáculo hercúleo nos hemos entregado en este periodo electoral a la tarea de darnos a conocer personalmente a los vecinos y vecinas de esta ciudad nuestra que amamos, que es Barcelona.

Panfleto en mano y subidos en una furgoneta con megáfono en estos días de campaña tan “vintage”, hemos cumplido con nuestro objetivo de darnos a conocer, pero sobre todo, de descubrir de primerísima mano que Barcelona ya no es ciudad para mucha gente.

Es sorprendente como algo aún tan pequeño como ACTÚA, pueda incomodar tanto a progres y a fachas por igual

“Una ciudad que es buena para los niños es buena para todos. Y mis hijos ahora ya no pueden ni jugar en el parque de nuestra calle porque está lleno de jeringuillas de los yonkis, ni ir solos al colegio porque casi ni yo voy sola ya por la calle de la inseguridad que hay. Esta ciudad ya no es buena para todos, al menos en mi barrio.”

Esto me decía una joven madre de dos hijos, autónoma arquitecta, que había comprado hace 12 años un piso de protección oficial en la Illa de Robadors de El Raval, y que ni se planteaba cambiar de residencia básicamente porque no le llegaba. Una superwoman de las que van por la calle cada día, que se lamentaba ahora de que su proyecto de vida iniciado hace más de una década había dado al traste porque, sencillamente, su barrio se había vuelto invivible.

Pero podemos seguir con la retahíla de grupos de personas y colectivos para los que Barcelona se ha vuelto hostil. Barcelona no es ciudad para niños, pero tampoco es ciudad para las mujeres. A no ser, claro, que seas una mujer prostituida y entonces el Ayuntamiento con su alcaldesa a la cabeza, se va a encargar sin duda de proteger los derechos de los puteros y los proveedores, para que no les falte de nada a los consumidores de mujeres.

Barcelona no es ciudad ni para niños, ni para mujeres, ni para trabajadores de atención domiciliaria municipal, ni para los usuarios dependientes

Hace un par de semanas el propio ayuntamiento apoyó una campaña de marketing llamada “Barcelona ciutat pro-drets”, pero no se altere nadie porque no se refería a los derechos de los vecinos y vecinas de vivir bien, sino de los derechos de los que vienen a consumir mujeres cada día a nuestra casa. “Pro-drets” de los puteros era.

Curioso porque nunca vi a esta administración local sacar una campaña pública “pro-drets” de las trabajadoras y trabajadores del servicio municipal de atención domiciliaria, que son subcontratados una y otra vez por empresas millonarias, concretamente ahora por las de Florentino Pérez -Ferrovial y demás-, que es quien tiene la concesión de los servicios de dependencia y cuidado de las personas del Ayuntamiento de Barcelona. Sí, sí, los antisistema con el millonario más “sistemático” de España. Máximo beneficio y mínimo gasto pagado con nuestros impuestos y a costa de las personas más necesitadas, las dependientes.

En otra ocasión de esta campaña tan directa que estamos haciendo desde ACTÚA, una representante de estas trabajadoras nos explicaba que en ocasiones llegan a los domicilios de los usuarios y no pueden hacer más de 10 minutos de tratamiento porque no pueden estar ni un segundo más de lo estipulado en el contrato porque deben irse corriendo a otra casa, obligados de nuevo a hacer otra vez el mismo papelón. Muy a su pesar. Pero la empresa privada ya se sabe que no perdona ni un céntimo malgastado en personas dependientes, ¡hasta ahí podíamos llegar!

Entonces ya estamos en que Barcelona no es ciudad ni para niños, ni para mujeres, ni para trabajadores de atención domiciliaria municipal, ni para los usuarios dependientes. Pero la lista no acaba ahí.

Barcelona tampoco es ciudad para tener un bar con una terraza. Sepan ustedes que esas personas que llevan toda la vida partiéndose el lomo para mantener a flote su negocio de restauración, principalmente para la clientela de su barrio y además han tenido la osadía de poner una terraza de cuatro o tres mesas, cumpliendo estrictamente la normativa municipal y aún así, contribuyendo a generar empleo, han sido brutalmente asediados por la administración Colau, hasta que la mayoría se ha visto abocada o a despedir a trabajadores y trabajadoras, o directamente a cerrar el negocio.

Ilustro esto con otro encuentro con un señor dueño de un bar en la calle Roig desde hacía más de 20 años. Un bar minúsculo, pero con solera. De los de toda la vida. Al hombre se le había ocurrido la terrible y criminal idea de poner una mesita en la calle con un cenicero para que la gente no tirara las colillas al suelo. Ni una silla, ni un servicio, nada. Un triste cenicero.

Apareció la brigada anti “todo lo que no le guste a la señora Alcaldesa” de Colau y le pusieron una multa por la nada despreciable cantidad de 5.000 euros. El propietario no sabe a día de hoy si sobrevivirá su negocio a tal multa, que por cierto, ya pagó. Pero no sufran los turistas low cost, que a los vendedores nocturnos de latas de cerveza y otros menesteres esto no le pasa. Colau con ellos no se mete. Y para qué hablar del bazar mantero…

ACTÚA está aquí para acabar con estos cuatro años de oscurantismo, sectarismo y populismo rancio que hemos padecido en Barcelona

Podría seguir con la lista porque la realidad es que en estos últimos cuatro años de gobierno de los “comuns”, lo único común es la degradación de Barcelona y la tristeza de la gente de ver destruido tanto, en tan poco tiempo. Y todo esto ante la mirada impávida de la oposición en bloque, cuya labor estos cuatro años se puede describir con una única palabra: INEXISTENTE.

Y por eso estamos aquí. Un grupo de personas irreductibles, ilusionadas, osadas y un pelín arrogantes, pero dispuestas a darle la vuelta a Barcelona. Porque creemos en la Barcelona buena; la de la gente buena, la de las oportunidades de negocio, la de las calles bonitas y seguras donde pasear, comprar, tomarse una caña en una terraza y hasta enamorarse a la luz de este Mediterráneo nuestro.

Desde ACTÚA vamos a darle la vuelta a Barcelona para acabar con estos cuatro años de oscurantismo, sectarismo y populismo rancio que hemos padecido. Queremos y creemos todavía en la buena Barcelona, que existe y está ahí, a pesar del empeño de algunas y algunos en destrozarla. Le vamos a dar la vuelta el próximo domingo en las urnas. Y tú, ¿también crees todavía?

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