“Tan anormal es el santo como el criminal”, explica la abogada y criminóloga Beatriz de Vicente parafraseando a Kurt Schneider, un famoso psiquiatra alemán, al otro lado de la línea telefónica. De Vicente está especializada en criminalidad violenta y sexual y, desde bien pequeña, siempre ha sentido atracción por el estudio de los comportamientos aberrantes cometidos por aquellos que se apartan de la naturaleza humana por las anomalías que presentan con respecto a los demás de su especie.
No fue casualidad que el primer libro que se leyó, cuando tenía tan solo 7 años, fuera la biografía de Landrú, un famoso asesino en serio parisino. Su declarada fascinación por el análisis de los rincones más oscuros del alma humana la llevó, ya de niña, a esconder crónicas criminales. Cuando su madre descubrió todos los recortes que guardaba, explica con gracia, pensó que tenía una hija psicópata.
Su vocación innata por la criminología la llevó a plantearse estudiar neurocirugía para cambiar el cerebro de “los malos”. También barajó la posibilidad de estudiar psiquiatría pero, finalmente, su gen guerrero la hizo decantarse por la abogacía. Así es como Beatriz de Vicente, abogada penalista en ejercicio y letrada del turno de oficio, Máster en Investigación y Análisis Criminal, criminóloga, Vicedecana del Colegio de Criminología de la Comunidad de Madrid y, actualmente, doctoranda en criminología, descubrió su verdadera vocación.
En 2005 comenzó a impartir clase en la Universidad Camilo José Cela aunque su labor docente se remonta años atrás cuando de Vicente daba cursos y ponencias en la Complutense, la universidad en la que se formó como criminóloga. Con una dilatada experiencia como profesora de fundamentos básicos de la criminología, perfilación, teorías explicativas del comportamiento criminal o clases de fenomenología criminal, entre otras muchas, la letrada se embarca ahora en un nuevo reto de la mano de la escritora Jimena Tierra. A partir del mes de septiembre, Beatriz de Vicente impartirá la asignatura de Principios Básicos de la Criminología en el Máster de Periodismo de Investigación y Crónica Negra de la UDIMA. Esta especialidad ofrecerá una introducción a la criminología para que, periodistas y personas interesadas en los sucesos, aprendan a diseccionar de forma rigurosa y científica, basándose en las evidencias, la crónica negra.
La crónica negra o de sucesos, defiende de Vicente, lejos del morbo, es una especialidad más dentro del periodismo que responde al derecho constitucional a la información y que puede convertirse en una vía perfecta de divulgación y educación para la sociedad. Pero, para poder ilustrar de forma rigurosa sobre aspectos de la criminalística, la investigación, el derecho, y la psicología criminal, los periodistas necesitan una base criminológica que les permita realizar un análisis en profundidad y abordar la noticia desde una perspectiva científica sin caer en valoraciones ni en el amarillismo.
Este máster pretende formar a los periodistas para que puedan convertirse en especialistas en crónica negra y sucesos desde una perspectiva rigurosa, divulgadora y científica. Uno de los objetivos que persigue con este máster es que los profesionales de la información no entorpezcan las investigaciones judiciales, explica la jurista. La asignatura que impartirá Beatriz de Vicente se centrará en el análisis de los principios básicos de la criminología, de modo que cuando termine el año escolar cualquier alumno sepa descifrar las figuras delictivas, los principales perfiles de los autores, la victimología y las herramientas de control social en relación a las conductas delictivas. Además, en sus clases se estudiarán conductas como el filicidio o el canibalismo, que suelen resultar aberrantes e incomprensibles.
Es precisamente esta mezcla entre criminología y comunicación la que hace de este máster una ciencia única en el mundo y que responde a la demanda, por parte del lector, de información de calidad que escape a los sesgos en estos tiempos tan convulsos de postverdad. En esta época tan distópica, explica Beatriz de Vicente, es importante formar a periodistas para que sean capaces de contar crímenes, catástrofes y sucesos desde una perspectiva formativa y rigurosa. Este máster ofrece esta oportunidad de forma absolutamente inaudita en nuestro país.
“Soy como un médico de urgencias”
Además de su dilatada carrera como docente, Beatriz de Vicente cuenta con una amplia experiencia como criminóloga. Precisamente, su trayectoria profesional la ha llevado a colaborar en programas de televisión analizando algunos de los casos más mediáticos de España. Aunque ella ha conseguido hacerse un hueco en este campo, de Vicente explica que a diferencia de los países anglosajones o de Latinoamérica, la criminología en España ha sido denostada hasta hace muy poco. Aquí nació como una ciencia meramente teórica y muy vinculada a la jurisprudencia, al derecho, pero no se le consideraba una ciencia autónoma. No obstante, explica, en los últimos años se han producido varios avances en este sentido. “Nos hemos dado cuenta de que la criminología está más vinculada a lo social que a lo jurídico. Somos una ciencia autónoma, independiente, con objetivos propios y que, además, es fundamental en la pacificación social”.
Su labor como criminóloga la compagina con su trabajo como abogada penalista en ejercicio y letrada de oficio. A pesar de haber trabajado en casos de un elevadísimo nivel de sadismo, Beatriz de Vicente confiesa que los que realmente la han marcado son aquellos en los que se comete una grave injusticia. Sobre la dificultad de defender a alguien que ha cometido un delito atroz, como abogada de oficio, de Vicente argumenta que su labor es, precisamente, lo que hace justo al derecho penal. Cada uno tiene derecho a mostrar sus alegatos, dice, y solo después de ese procedimiento, uno recibe una condena. “En el turno de oficio soy como un médico de urgencias. ¿Puede negarse un médico a atender a un agresor? Tiene que atender igual a víctima y a agresor.”
Un mundo más seguro
A pesar de encontrarnos en el momento más pacífico de la historia, la criminóloga explica que las nuevas tecnologías han cambiado el panorama criminal como se conocía hasta el momento. Hay pasiones básicas del ser humano que se mantienen intactas a lo largo del tiempo pero es cierto que han aparecido nuevos escenarios tecnológicos criminales, sobre todo, a raíz de la pandemia. Las redes sociales y la hiperconexión a la que estamos sometidos hacen que tengamos la percepción de que ocurren cada vez más comportamientos delictivos. Esta sensación está alimentada por el “efecto lupa” generado por los medios de comunicación que, mediante la sobreinformación, generan en la población una sensación constante de catastrofismo. Sin embargo, los datos corroboran que nos encontramos en un mundo más seguro que nunca y este logro es, en parte, gracias a la labor de los criminólogos como Beatriz de Vicente.