Caso Helena Jubany: la pericial caligráfica apunta directamente a Xavi Jiménez

Un mes antes del crimen, Helena recibió dos cartas anónimas. Luego la hallaron muerta en un patio interior lejos de su domicilio habitual / Archivo
photo_camera Un mes antes del crimen, Helena recibió dos cartas anónimas. Luego la hallaron muerta en un patio interior lejos de su domicilio habitual / Archivo
La Policía vincula al último de los imputados por el crimen de Helena Jubany, Xavi Jiménez, con los anónimos que recibió la joven antes de ser asesinada. El juez de Instrucción 2 de Sabadell ya lo ha citado para declarar el próximo viernes 1 de abril

El juez de Instrucción 2 de Sabadell (Barcelona) ha citado a declarar a Xavi Jiménez, el último de los imputados por el crimen de Helena Jubany, el próximo viernes 1 de abril. La imputación de Jiménez llegó pocas horas antes de que prescribiera el caso, pasados 20 años del crimen, acaecido el 2 de diciembre de 2001. En este sentido, cabe recordar que su nombre apareció por primera vez después de la última revisión del disco duro del ordenador personal de la joven bibliotecaria.

El perito informático Bruno Pérez Junca fue el encargado de este análisis, a petición de la familia, hallando una información que, finalmente, fue clave para imputar a Jiménez: el ahora investigado había intercambiado varios correos electrónicos con Helena los meses antes de su muerte, cuyo contenido era idéntico al que se podía leer en los anónimos que recibió poco antes de su asesinato.

La pericial caligráfica lo vincula con los anónimos

Las evidencias halladas por el perito fueron esenciales para la imputación de Xavi Jiménez solicitada por la acusación, ejercida por el letrado Benet Salellas, en defensa de los derechos de la familia Jubany. Es más, la relación entre los correos electrónicos y el contenido de los anónimos motivó la apertura de unas nuevas diligencias para comprobar si el investigado había tenido algo que ver.

El juez ordenó entonces a la Policía Científica una pericial caligráfica para comparar la letra del acusado con la de las cartas enviada; llegando a la conclusión de que, efectivamente, Jiménez participó en la escritura de dichos anónimos. Uno de ellos, cabe recordar, incluida una horchata – la bebida favorita de Helena – y el otro un zumo de naranja aliñado con benzodiacepinas. La misma sustancia que hallaron en cantidades desproporcionadas, pero no mortales, en el cuerpo de Jubany tras encontrar su cadáver.

Los puntos en común entre los correos y las cartas

En relación con el contenido de los correos, Bruno Pérez explicó a eltaquigrafo.com, ya el pasado mes de diciembre, que existían varios elementos delatadores que vinculaban dichos mensajes con los anónimos manuscritos.

El informático apuntó un par de ejemplos a esta redacción: por un lado, se hacía referencia a un examen de inglés. “Me coincidieron unas cuantas situaciones malas: negativa en una entrevista de trabajo, examen de inglés hasta las 21h”, se podía leer en los extractos digitales, extraídos por el perito. Y, por otro lado, se refería a una excursión en la que ambos coincidieron con la Unión Excursionista de Sabadell. “La última salida de los Ports fue todo un éxito. Espero que vengas a alguna de las próximas que hay en el calendario” le envió el acusado a Helena.

Pues bien, ambos apuntes también aparecen en las cartas que Helena recibió antes de morir: en ellas se podía leer el deseo del autor de “volver a coincidir en una excursión” y de “encontrar un sitio bueno, bonito y barato para perfeccionar el inglés”.

Los hechos y los otros sospechosos

Con todo, cabe recordar, la joven bibliotecaria, de 27 años, fue asesinada el 2 de diciembre de 2001 en Sabadell. Encontraron el cadáver tirado en un patio interior. Estaba desnuda y con el cuello lleno de quemaduras.

A partir de entonces, abrieron una investigación policial para esclarecer las circunstancias de la muerte. Después de las pruebas caligráficas (las que se han repetido ahora) y de conocer que la víctima fue hallada en el patio interior del bloque donde vivía de una de las sospechosas, Montserrat Careta; ésta y Ana Echaguivel, dos compañeras del centro excursionista de Sabadell, quedaron detenidas por su presunta vinculación con el crimen. Las dos ingresaron en cárcel de manera provisional. Careta se suicidó en prisión. Echaguivel salió en libertad en 2005 por falta de pruebas. El caso quedó archivado entonces hasta que se reabrió por primera vez en 2020.

No obstante, el principal sospechoso para la familia siempre ha sido Santi Laiglesia, miembro de la Unión de Excursionistas, pareja de Montse Careta entonces y su letrado.

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