Caso Sallent: “el Instituto no ha sabido reconocer el bullying que sufrían las gemelas”

Imagen de la manifestación de este lunes tomada por el fotoperiodista Álex Guerrero Maestre para El Periódico
photo_camera Imagen de la manifestación de este lunes tomada por el fotoperiodista Álex Guerrero Maestre para El Periódico

Una treintena de vecinos han vuelto a protestar a las puertas del Instituto Llobregat de Sallent (Barcelona), a sabiendas de que en el interior del centro se encontraba el inspector de Educación que está investigando el caso de forma interna

De nuevo, varios vecinos, conocidos y familiares de Leila y Alana (o Iván como había manifestado la menor que quería que la llamasen) se han manifestado a las puertas del Instituto Llobregat de Sallent (Barcelona). Como ya lo pidieron el pasado viernes, los presentes han exigido la dimisión del director del centro, que no activó el protocolo antibullying a pesar de que la madre de las niñas se habría quejado en varias ocasiones del acoso que recibían sus hijas.

Esta vez, les ha respondido en persona Josep Roca, el inspector de Educación que está investigando de forma interna, paralelamente a la investigación de los Mossos d’Esquadra, qué falló en el instituto para que no se activase el preceptivo protocolo. Y es que, según los familiares y los amigos más allegados: los episodios de acoso eran prácticamente diarios y se habían tornado más violentos desde que Alana manifestó su voluntad de ser un chico.

El colegio no supo detectar el caso a tiempo

Familiares, amigos y profesores parecían ser conocedores del caso, incluso los Mossos han recogido en su atestado los posibles casos de acoso como desencadenantes de la decisión de las gemelas. Sin embargo, según Roca, “el instituto no ha sabido reconocer el bullying que sufrían las gemelas” ha reconocido ante la treintena de manifestantes, entre los que se encontraban Aitana, la mejor amiga de Alana, y algunos exalumnos víctimas de anteriores casos de acoso escolar.

Así, esta protesta, que se ha organizado de forma improvisada por parte de algunos alumnos y familias del centro, se suma a las protestas que la familia tiene pensadas hacer a lo largo de esta semana y ha servido para conocer más detalles de la gestión del conflicto.

Afloran nuevos casos: no eran las únicas víctimas

Según ha podido saber El Periódico, y como ya verbalizaron varios testigos durante la manifestación del pasado viernes a ELTAQUIGRAFO.COM, algunos padres han expresado ante Roca los casos de acoso que sufren o han sufrido sus hijos. Al parecer, Leila y Alana no eran las únicas víctimas del acoso de un grupo de niños de su clase.

“Nosotras no íbamos a clase con Leila y Alana, pero las conocíamos del patio y lo del bullying es cierto… bueno, a nosotras, los mismos niños también nos han acosado y nos acosan… pero lo de ellas era peor” confesaron unas niñas a las puertas de su instituto, donde han vivido situaciones, aseguran, similares a las de las gemelas. 

En la misma línea, los padres se han quejado del modelo de intervención: “la manera de poner fin al problema era expulsar a Leila y Alana del colegio cuando plantaban casa a sus acosadores”.

Prohibido hablar del suicidio

Además, las mismas niñas y la que era la mejor amiga de Alana añadían a preguntas de esta redacción que “no se puede hablar del suicidio de Alana y del intento de Leila”. Al parecer, y siempre según su versión de los hechos, el colegio les impartió una pequeña charla sobre el suicidio y zanjó el tema, insinuando que se iba a amonestar a aquellas personas que hablaran del suicidio de las gemelas y de las posibles causas.

La trataban de agresora

Según ha manifestado el inspector: las menores recibían asesoramiento psicológico en la escuela, la orientadora del instituto había trabajado con las dos. Sin embargo, fuentes cercanas a las niñas aseguran que no se había tratado el tema del bullying. Más bien todo lo contrario, ya que en muchas ocasiones, se trataba a Alana, o a Iván, como si fuera el agresor. "No podía más y se defendía contra estos niños, les pegaba... y entonces le trataban como si fuera la mala de la película", explicaba la mejor amiga de Alana.

Según ElPeriódico, otras de las medidas que el centro había tomado para abordar el problema con Leila y Alana era cambiarlas de patio o enviarlas a clases de segundo de la ESO en asignaturas como plástica o educación física. "Decían que lo hacían para evitar conflictos, pero a los niños que se metían con él no le decían nada, seguían igual", se quejan sus amigas.

Con todo, este medio sigue refiriéndose a la víctima en femenino por voluntad de la familia, que desconocía el deseo de la joven de iniciar la transformación de género.

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