Jim Martínez Roldán, este bien conectado hombre de negocios catalán afincado en Sitges (Barcelona), donde declara que ha pasado el confinamiento, ha sido el concesionario de un contrato público del gobierno de Andorra para la compra de test de detección de la COVID19, con los que el ejecutivo pirenaico está revisando el estado de salud de toda su población.
El contrato del que se ha beneficiado el empresario catalán asciende a poco más de 1,5 millones de euros, y no ha estado exento de polémica, por el precio, por las relaciones comerciales y por la forma en la que se ha realizado dicha compra.
El precio
La primera controversia en la compra de los test andorranos aparece en el precio. El gobierno de Andorra ha pagado 9,5 euros por cada prueba adquirida a los laboratorios LIVZON, unas pruebas que han resultado ser las mismas que ha comprado la comunidad autónoma de Castilla y León, por las que tan sólo se han pagado 6,4 euros.
Si bien es cierto que los responsables autonómicos compraron sus pruebas casi dos semanas antes que los andorranos, y que el precio hubiera podido subir motivado por la fuerte demanda de este producto, también es cierto que la diferencia del 50% entre ambos precios ha obligado a los responsables de la sanidad de Andorra a dar muchas explicaciones.
Las relaciones comerciales
Otro aspecto, no menor, que está levantando suspicacias, es la forma en la que el empresario declara que se ha conseguido acceder a este material de una forma preferente.
En los distintos medios de comunicación en los que Martínez Roldán ha participado para explicar, con todo lujo de detalles, como ha conseguido los test, asegura que ha sido gracias a sus relaciones y contactos con empresarios y mandatarios públicos del gobierno chino, concretamente de la ciudad de Guangzhou.
Expertos en comercio internacional con los países asiáticos han comentado a este medio que este tipo de relaciones son muy delicadas, ya que la frontera entre el interés comercial y el puramente económico suele ser muy delgada y los riesgos de incurrir en algún delito muy elevados.
“Imaginemos que un comprador extranjero, está interesado en determinados componentes eléctricos del sector de la automoción que se fabrican, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid. ¿Cómo se interpretaría una reunión, o una comida con los responsables políticos de la Comunidad y eventualmente con Díaz Ayuso, para conseguir una asignación preferente de esa mercancía?" Ha comentado un experto a eltaquigrafo.com
Un millón de euros en efectivo
Martínez Roldán también ha declarado en diversos medios de comunicación (el Periòdic d’Andorra, La Vanguadia, el programa FAQS de TV3) que dada la complejidad y las dificultades para cerrar esta operación, tuvo que realizar el pago de un millón de euros en efectivo, en cash. Un dinero que debió entregarle a una persona china que no conocía de nada, según ha declarado repetidamente en los medios el empresario en catalán.
Para justificar la utilización de dinero en efectivo en transacciones comerciales de esta magnitud, Joan Ignasi Martínez Roldán argumenta que la crisis del coronavirus ha arrasado completamente el sistema financiero chino, que los bancos no funcionan y que los pagos deben realizarse en efectivo. Expertos en comercio internacional consultados por este medio han mostrado su sorpresa ante estas declaraciones que consideran totalmente inverosímiles.
Andorra un país seguro
Las dudas van en aumento y lo que parece estar cada vez más claro es que con sus declaraciones públicas, Martínez Roldan, no le está haciendo ningún favor al gobierno andorrano, liderado por el demócrata Xavier Espot, que está gestionando la crisis sanitaria y social de una manera ejemplar.
Hoy en día, el fin no puede justificar los medios, y menos al tratarse de dinero público. Sería una lástima que el gobierno de Andorra se viera salpicado por el proceder extraño de un intermediario que se vanagloria por los medios de comunicación de una hazaña comercial que tiene más sombras que claros.
En todo caso, Andorra está siendo referente internacional en la gestión de la crisis del coronavirus. Sin necesidad de decretar un estado de alarma ni de recortar por ley los derechos fundamentales de la población, los andorranos han mostrado una disciplina modélica ante el confinamiento, reduciendo los efectos de esta pandemia y permitiendo un retorno a la normalidad con las mejores garantías posibles.
La economía andorrana depende, principalmente, del turismo, se están haciendo las cosas bien, y sin lugar a dudas el pequeño país pirenaico se convertirá de nuevo en un destino seguro para miles de visitantes.