Consumir porno alimenta y normaliza la prostitución

Un 32% de los hombres en España considera que forzar a la pareja no es violencia
photo_camera Un 32% de los hombres en España considera que forzar a la pareja no es violencia
El consumo masivo de pornografía influye directamente a la cultura y naturalización de la prostitución. Los ‹inputs› que transmite la pornografía son los que se aplican en las relaciones con prostitutas: conductas de riesgo, dominación del hombre y libertad para hacer lo que uno quiera.

«El consumo de pornografía entre jóvenes y adolescentes condiciona, y así hay estudios que lo demuestran, las actitudes sexuales de dichos consumidores». Así empezaba Lluís Ballester, doctor en Sociología y en Filosofía, su conferencia en el III Foro de ciudades abolicionistas, celebrado el pasado fin de semana en Barcelona. Ballester, durante su intervención, justificó las relaciones que existen entre el consumo de pornografía entre los adolescentes y la cultura y el consumo de prostitución. 

El doctor en sociología expuso en su conferencia que el consumo de pornografía transmite unos inputs que tienen que ver con la falta de seducción, la falta de diálogo entre el hombre y la mujer, la libertad de poder hacer lo que uno quiera sin contradicciones y, por supuesto, con la dominación de la figura masculina, que se relacionan estrechamente con las «relaciones» que mantienen aquellos que «naturalizan la prostitución».

Es decir, Ballester quería demostrar la influencia negativa de la cultura de la pornografía con relación a la prostitución y a actitudes machistas y totalmente depredadoras como las que adoptan las «manadas», durante violaciones en grupo. 

Consecuencias del consumo masivo de porno 

El hecho de consumir y, en cierto modo, normalizar una relación sin consentimiento, con dominación del hombre por encima de la mujer y con la idea de que uno puede hacer lo que le venga en gana, conlleva que se pueda adquirir una percepción distorsionada de las relaciones sexuales sanas, justificando una violación grupal como un acto consentido y de no violencia. 

De hecho, un 32% de los hombres en España considera que forzar a la pareja para mantener relaciones sexuales no es violencia. Esta percepción, asegura Ballester, viene influenciada por el consumo masivo de pornografía que, con el acceso masivo y democratizado a Internet, ha aumentado considerablemente durante los últimos años. Este porno ofrece, sin filtros ni medidas, todo tipo de prácticas sexuales, incluso de riesgo e ilegales.  

¿Quién consume este porno?

Según un estudio realizado por la Universidad de las Islas Baleares en 2018, en el que se encuestó a 2.457 jóvenes de 16 a 29 años de distintas comunidades autónomas, el 70,7% de los preguntados consume porno de forma habitual, siendo los hombres el colectivo predominante con un 86,9%. El acceso a la pornografía se ha puesto al alcance de todos —incluidos los más pequeños— si tienen un dispositivo con acceso a Internet. Mientras que los hombres, de forma general, reconocen haber empezado a mirar porno con 14 años, en el caso de las mujeres, la edad se retrasa hasta los 16. Además, curiosamente, mientras que la mayoría de las mujeres reconoce verlo por curiosidad (34,7%), los hombres lo consumirían para masturbarse (62,4% de los casos). Son también los hombres, quienes tienen más tendencia a mirarlo con amigos. 

Por otro lado, un 43% de los jóvenes preguntados considera que el ver porno puede influenciar en las prácticas sexuales de riesgo o alto riesgo, como sería la falta de preservativo, las relaciones grupales o con desconocidos. 

El videojuego de la violación 

Durante la exposición de Ballester también se hizo mención a un polémico videojuego, titulado «Rape Day» (El día de la violación), en el que para sobrevivir debes ir violando a mujeres. Este contenido, accesible para todos, incluso para niños y menores, normaliza el delito de la violación, relacionándolo con la supervivencia del hombre, del macho. Este juego ha generado y genera mucha polémica, pues asociaciones e instituciones de todo tipo han denunciado públicamente la aberración que transmite este juego con más de 90 millones de usuarios activos al mes. 

Finalmente, el videojuego fue retirado. Pero, pese a que por el momento «Rape Day» no verá la luz, su creador sigue buscando otras plataformas que apuesten por él.

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