El objetivo es comparar el ADN del eterno sospechoso de la muerte de Jubany con los restos hallados en su cuerpo y ropa, después de que el resultado diese negativo en relación Xavi Jiménez, el hasta ahora único imputado
Nuevo giro inesperado en la investigación del crimen de Helena Jubany. El juez de Instrucción y Primera Instancia 2 de Sabadell, Juan Díaz Villar, ha ordenado la reapertura de la investigación contra Santi Laiglesia, el primero de los sospechosos, cuya causa se archivó en 2005 por falta de pruebas. El objetivo de esta reapertura de las actuaciones tiene como finalidad comparar el ADN y perfil genético del eterno sospechoso con los restos hallados en el cuerpo y en la ropa de Jubany, después de que apareciese muerta y desnuda en un patio de luces de un bloque de Sabadell (Barcelona) el 2 de diciembre de 2001.
De este modo, en un escrito judicial difundido este martes, el responsable del juzgado de Sabadell que instruye la causa para para esclarecer el homicidio de la bibliotecaria, ordena de forma inminente que se le extraiga una muestra de ADN a Santi Laiglesia, para que el Instituto Nacional de Toxicología pueda determinar si hay coincidencias.
Sin coincidencias con Xavi Jiménez
Este giro de la investigación ha llegado después de que los análisis practicados por parte del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses hayan concluido que las muestras de ADN no coinciden con el hasta ahora única investigado, Xavi Jiménez. Ya el pasado mes de noviembre, los resultados de la comparativa de ADN entre los restos hallados en el cuerpo y la ropa de la víctima y las muestras aportadas por el único investigado arrojaron “un resultado negativo”.
Por eso, el juez solicitó la práctica de un análisis más completo, que incluyese, además del ADN, el perfil genético. Estos resultados son los que se han conocido hoy y que también ha dado un resultado negativo. Por todo ello, y con el fin de esclarecer a quién pertenecen esos restos hallados en el cuerpo de la víctima, el magistrado ha ordenado la nueva práctica, ahora, contra Sant Laiglesia, que, de nuevo, se encuentra en el centro de la diana.
La causa no se archiva para Jiménez, que seguirá imputado
A pesar de que las muestras de ADN no coinciden con el perfil genético de Xavi Jiménez, para el juez Díaz prevalecen las sospechas de que participó en el homicidio de Jubany. "Existen indicios suficientes que permiten afirmar que Xavi Jiménez participó de forma activa en la comisión del delito de asesinato de Helena Jubany", se expresó el togado Díaz después de tomar declaración a Jiménez.
Por ello, la causa contra Jiménez no se archiva y mucho menos después de que las pruebas caligráficas demostraran que fue él quien escribió las cartas anónimas que recibió Helena poco antes de morir. De hecho, su imputación – horas antes de que prescribiera el caso – se formalizó después de que el informático forense Bruno Pérez Junca, contratado por la familia Jubany, descubriera, del disco duro de la fallecida, que Jiménez envió varios correos electrónicos a la joven con mensajes clavados a los manuscritos anónimos que recibió antes de su muerte.
Los anónimos le hacen partícipe del crimen
De este modo, esta coincidencia entre el contenido de los correos electrónicos y el de los anónimos motivó la apertura de unas nuevas diligencias para comprobar si el investigado había tenido algo que ver.
Fue entonces que el juez ordenó a la Policía Científica una pericial caligráfica para comparar la letra del acusado con la de las cartas enviada; llegando a la conclusión de que, efectivamente, Jiménez participó en la escritura de dichos anónimos. Uno de ellos, cabe recordar, incluida una horchata – la bebida favorita de Helena – y el otro un zumo de naranja aliñado con benzodiacepinas. La misma sustancia que hallaron en cantidades desproporcionadas, pero no mortales, en el cuerpo de Jubany tras encontrar su cadáver.
El eterno sospechoso
Por su parte, Laiglesia, abogado y criminólogo fue, desde el principio, el principal sospechoso del asesinato de Helena Jubany. Sin embargo, el primer juez que instruyó el caso archivó su causa por falta de pruebas. Años más tarde, con la reapertura de la causa a las puertas de su prescripción, el juez Juan Díaz Villar matizó que el caso prescribía para todos aquellos que no habían sido investigados, por lo que Santi Laiglesia podría volver a ser investigado si así lo consideraban las pruebas practicadas. Y así es como ha sucedido.
Con todo, cabe recordar, la joven bibliotecaria, de 27 años, fue asesinada el 2 de diciembre de 2001 en Sabadell. Encontraron el cadáver tirado en un patio interior. Estaba desnuda y con el cuello lleno de quemaduras.
A partir de entonces, se inició una investigación policial para esclarecer las circunstancias de la muerte. Después de las pruebas caligráficas (las que se han repetido ahora) y de conocer que la víctima fue hallada en el patio interior del bloque donde vivía de una de las sospechosas, Montserrat Careta (pareja de Santi); ésta y Ana Echaguivel, dos compañeras del centro excursionista de Sabadell, quedaron detenidas por su presunta vinculación con el crimen. Las dos ingresaron en cárcel de manera provisional. Careta se suicidó en prisión. Echaguivel salió en libertad en 2005 por falta de pruebas. El caso quedó archivado entonces hasta que se reabrió por primera vez en 2020.
Compañeros en la Unión Excursionista de Sabadell
Una de estas pistas para señalar a Careta fueron las benzodiacepinas con las que fue drogada Jubany y que, curiosamente también estaban en el piso de Montse y en la botella de zumo de melocotón que recibió Jubany junto a uno de los anónimos.
Todos ellos, Santi, Xavi, Montse y Ana, eran miembros de la Unión Excursionista de Sabadell (UES), asociación a la que se había unido Helena Jubany. Su familia insiste en un plan premeditado orquestado por todos y liderado por Laiglesia.