Las agresiones a funcionarios de prisiones sigue siendo una realidad cada vez más pesada para este colectivo que lleva años reclamando el reconocimiento como agentes de la autoridad. El pasado 22 de noviembre, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), uno de los sindicatos más representativos en las administraciones públicas, denunciaba la brutal agresión a varios compañeros en la cárcel de Brians 2, con graves consecuencias físicas y psicológicas que todavía perduran a día de hoy. Solo un día más tarde, el CSIF anunciaba otra agresión a un funcionario de prisiones que perdió la falange de un dedo después de que un interno se lo arrancara de un mordisco.
El último incidente que se ha registrado se produjo la tarde de ayer cuando Julián, funcionario de la prisión de Brians 2, cayó al suelo, golpeándose en la cabeza y quedando inconsciente durante unos minutos después de que un interno lo empujara con fuerza. En un comunicado publicado por el CSIF describen al preso como “cobarde, salvaje, inadaptado y violento agresor” al que se le había intervenido un artículo no autorizado y le constaban varios antecedentes de alteraciones regimentales.
Abandonados e indefensos
La situación que se vive en prisiones evidencia que los funcionarios son un colectivo agredido y desprotegido y ante tal situación, que afecta a la seguridad e integridad de los trabajadores, CSIF ha emitido un comunicado que señala directamente a algunos de los responsables de dicha situación.
“Queremos señalar como culpables a todas las instituciones que durante estos años no han movido un dedo por nosotros, que no ha mostrado ninguna empatía hacia nuestra labor y nuestra profesionalidad”, con estas palabras denuncian el abandono institucional que padecen desde hace años y al que también hacen responsable al Síndic de Greuges.
Proliferación del buenísmo político
En el manifiesto también enumeran un listado de 26 asociaciones que se posicionaron en contra de que se les considerase agentes de la autoridad y que no se modificara la LOGP, por lo que desde el CSIF exigen que “se acabe con asociaciones macabras, perniciosas y tendenciosas que manejan los hilos del buenísimo político” y que “alientan la violencia intrainstitucional contra nuestro colectivo, que demuestran que su único interés es lucrarse de subvenciones públicas”.
El listado de organizaciones que aparecen en el comunicado son:
- Asamblea de la Marcha contra la Macrocárcel de Zuera
- Asociación Pro Derechs Huamnos de Andalucía (APDHA)
- Asociación Libre de Abogadas y Abogados de Madrid – ALA
- Asociación Libre de Abogadas y Abogados de Zaragoza – ALAZ
- Asociación de Derecho Penitenciario Rebeca Santamalia (ASDEPRES)
- Asociación Salhaketa – Araba
- Asociación Salhaketa – Nafarroa
- Associació Catalana per la Denfensa dels Drets Humans
- C.A.M.P.A. (Colectivo de Apoyo a Mujeres Presas en Aragón)
- Ceivar, Organismo Popular Anti-represivo
- Colexio de Avogacia de Ourense
- Comisión Legal Sol
- CNT-AIT Tarragona
- Observatorio del sistema penal y los derechos humanos de la Universidad de Barcelona
- EsCulCa
- Famílies de Presos a Catalunya
- Federación Andaluza Enlace
- Federación Provincial de Drogodependencias Liberación
- GrupoDerechosCiviles12mZaragoza
- IACTA Cooperativa d’Advocades
- Institut de Drets Humans de Catalunya
- Iridia – Centre per a la defensa dels drets humans
- La Corda – Grup anticarcerari de Reus
- OTEANDO. Observatorio para la defensa de los derechos y libertades
- SODePAZ Balamil
- Zambra Málaga
Desde el sindicato recuerdan que “no somos los responsables de esta situación, somos los afectados, somos los débiles, somos los agredidos, somos los que tenemos que aceptar que no seamos considerados autoridad cuando nuestro trabajo lleva implícito el riesgo de ser agredidos”. El reconocimiento como agentes de la autoridad es el debate eterno que cuando parece culminar, cae nuevamente en saco roto.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios ha convocado una nueva manifestación el próximo jueves 9 de diciembre a las puertas de Brians 2 para condenar las agresiones que sufre el colectivo.