La detención de Miquel Ricart aflora las miserias de El Raval

Mossos y Guardia Urbana en uno de los macrooperativos contra los 'narcopisos' de El Raval  / CME-GUB
photo_camera Mossos y Guardia Urbana en uno de los macrooperativos contra los 'narcopisos' de El Raval / CME-GUB

La detención de Miquel Ricart aflora las miseria de El Raval. A pesar de los dispositivos policiales, los ‘narcopisos’ siguen presentes y muy activos, cada vez duerme más gente en la calle y la prostitución comparte estancia con el tráfico de drogas

Mossos d’Esquadra, Guardia Urbana y Policía Nacional reunieron a más de mil agentes en cada uno de los tres macrooperativos contra los ‘narcopisos’ de El Raval de los años 2018, 2019 y 2020. Dichos dispositivos, ‘Bacar’, ‘Suricat’ i ‘Coliseum’, pretendían acabar con la lacra de los ‘narcopisos’: inmuebles okupados por distintas organizaciones criminales donde, además de proporcionar todo un abanico de sustancias estupefacientes, también se podía consumir in situ.

Los tres operativos permitieron localizar y cerrar más de un centenar de ‘narcopisos’, deteniendo a un centenar de implicados. Sin embargo, la realidad es que nunca llegaron a desaparecer. “Cuando la policía cerraba un piso y detenía a los responsables, al cabo de pocas horas, ya no te hablo ni de días, se abría uno nuevo”, explica Iván, vecino de la calle Robadors.

Ahora, echarlos es mucho más difícil, asegura, “ya no se instalan de forma irregular y consiguen alquileres legales donde asentar sus negocios”.

Miquel Ricart, de asesino a narcotraficante

En este sentido, Miquel Ricart llegó hace unos cuantos meses a la ciudad de Barcelona y no tardó en instalarse en el piso de la calle Aurora. Desde su cobijo vendía cocaína y heroína, como hacen muchos otros, en muchos otros ‘narcopisos’ del centro de la Ciudad Condal. A merced de una organización criminal dominicana, el procesado por ‘el crimen de Alcàsser’ se ganaba la vida trapicheando con drogas a pequeña a escala. “Nunca lo llegué a ver en persona, pero vecinos me han comentado que su piso era un nido de problemas”, asegura el vecino de la calle Robadors.

Ricart fue detenido este martes por agentes de la Guardia Urbana y la recién inaugurada Unidad especializada en la lucha contra el tráfico de drogas en locales y pisos de Barcelona de los Mossos. Hacía semanas que los vecinos del bloque número 9 de la calle Aurora se quejaban de los problemas de convivencia que estaba generando el “vecino molesto y maleducado” del 1º2ª. Todo apuntaba a que era un ‘narcopiso’.

Los vecinos suelen dar la voz de alarma

Gente entrando y saliendo a todas horas. Ruidos. “No es normal que en un piso haya tanta ajetreo. En los ‘narcopisos’ de El Raval pueden entrar entre 15 y 20 personas cada tres o cuatro horas. Eso es una barbaridad y los vecinos nos damos cuenta”, asegura Iván. Él mismo comenta que los vecinos están en constante comunicación con los cuerpos policiales, pues son precisamente ellos los primeros que suelen dar la voz de alarma.

La policía hace lo que puede. Hemos notado algo de mejor desde verano. Vemos más presencia policial, más implicación. Pero el problema no es de la policía… el problema es político y parece que se nota que llegan elecciones”, lamenta el mismo vecino.

Aunque precisamente desde verano, los Mossos d’Esquadra pusieron en marcha esta nueva unidad para combatir el tráfico de drogas en locales y pisos de Barcelona. Desde entonces, en estos cinco meses, la policía catalana ha logrado desmantelar 34 ‘narcopisos’, lo que supone un promedio de 7 intervenciones mensuales. Uno de ellos, el regentado por Miquel Ricart.

Las miserias de El Raval

De este modo, la detención de Miquel Ricart aflora la realidad de los ‘narcopisos’. A pesar de las tres grandes macrooperaciones, estos inmuebles dedicados a la venta de sustancias estupefacientes siguen presentes, y siguen muy activos. “Los ‘narcopisos’ no han desaparecido nunca. Ha habido épocas en los que había menos, pero llevan años activos. Aquí cuando queda un piso vacío, tranquila, que en poco tiempo ya está debidamente alquilado, pero para vender drogas”.

El problema, insiste Iván, no es sólo la convivencia con estos ‘narcopisos’, sino con una realidad hostil, abandonada por la Administración. “Los problemas de El Raval no se reducen a los ‘narcopisos’. Cada vez hay más gente durmiendo en la calle y, de nuevo, vuelve a haber muchas jeringuillas. Somos el único barrio con dos salas de venopunción o de ‘Reducción de Daños’ como se las conoce y eso hace que la calle este llena de gente con problemas, con dependencia a la heroína y nadie hace nada. Nuestro niños no pueden ir al parquedenuncia.

Los problemas de El Raval no se reducen a los ‘narcopisos’. Cada vez hay más gente durmiendo en la calle y, de nuevo, vuelve a haber muchas jeringuillas

Drogas y prostitución

Por eso, lo único que les queda a los vecinos es el derecho a poder quejarse. A lamentar la situación que vive el barrio. “Vivir en El Raval no es fácil. Yo entiendo que se debe ayudar a las personas con problemas, pero siento que el Ayuntamiento se ha olvidado de nosotros. De los vecinos que no nos dedicamos ni al tráfico de drogas, ni a la prostitución…”. De hecho, muchos de los ‘narcospisos’ donde se vende droga, comparten estancias con chicas prostituidas. “En la calle Robadors está lleno”, asegura.

Así, los problemas de El Raval siguen siendo una realidad. Una realidad que sufren los vecinos, con la esperanza de que se encuentre una solución más pronto que tarde. Y es que, cabe recordar, que el 50% de todos los ‘narcopisos’ que se desmantelan en Barcelona, siguen estando en este barrio de calles estrechas y rincones sucios.

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