El plató de ‘Merlí’ se libra de los georgianos

Imagen de los Mossos en uno de los desaljos del colegio Menéndez Pidal
photo_camera Imagen de los Mossos en uno de los desaljos del colegio Menéndez Pidal
Mossos d’Esquadra y Policía Nacional desarticularon a finales de mayo una de las bandas criminales más activas en robos con violencia a domicilios y comercios

Tras un primer intento fallido, los Mossos d’Esquadra y el Cuerpo Nacional de Policía volvieron a la carga. El pasado 29 de mayo, ambos cuerpos policiales se personaron por segunda vez ante las puertas del colegio abandonado, Menéndez Pidal, en el barrio de Sant Genís dels Agudells (Barcelona), con el objetivo de desalojar, de una vez por todas, a un grupo de delincuentes georgianos.

La banda de origen georgiano se alojaba en el que había sido el plató de la serie ‘Merlí’.

Este grupo criminal, como destapó en exclusiva eltaquigrafo.com a finales de febrero, llevaba cerca de un año protagonizando robos con violencia a domicilios y comercios de Barcelona y el área Metropolitana.

Llegaron en abril de 2018

La mafia de georgianos llegó al barrio limítrofe con la Vall de Hebrón a mediados de abril de 2018, momento en que el colegio Menéndez Pidal – el que fue el primer colegio concertado de la capital catalana – dejó de acoger a los actores de la popular y exitosa serie de televisión ‘Merlí’.

El centro cerró sus puertas en el 2012 por problemas económicos, más tarde se convirtió en paltó de televisión y ahora en refugio para ladrones y toxicómanos georgianos.

Desde su llegada, se empezaron a producir robos con violencia a domicilios del barrio, además de otros delitos contra el patrimonio. Los vecinos y comerciantes alertaron entonces a las autoridades de la situación de inseguridad que se había generado en el barrio como consecuencia de la llegada y la posterior ola de delincuencia protagonizada por esta mafia.

Extensa red de delincuencia

Tras varios seguimientos e identificaciones, la policía catalana estableció una operación conjunta con el CNP para desalojar del edificio y del barrio a dicha banda de delincuentes.

Cabe tener en cuenta que, desde su llegada, incrementaron los robos tanto en el barrio, como en la zona alta de Barcelona y en el área Metropolitana. Y al comprobar que el modus operandi era similar en todos estos casos, los agentes entendieron que este grupo de criminales estaba detrás de todos estos casos de violencia.

Con todo, durante el tiempo que ha durado la investigación los agentes de la División de Investigación Criminal de los Mossos, así como los agentes del CNP, han encontrado indicios de participación delictiva en más de 70 robos con fuerza a domicilios. El principal foco de atención era Barcelona, pero también otros municipios como Martorell, Cerdanyola del Vallès, Terrassa, Berga, Sitges, Mataró o Montcada i Reixac, entre otras.

Incluso, según los últimos informes policiales, la banda también habría actuado en Madrid.

El colegio vivió dos desalojos

Finalmente, el 5 de abril los Mossos d’Esquadra activaron una operación policial, que acabó con el arresto de una decena de hombres implicados en un centenar de robos con fuerza en domicilios. Durante el registro identificaron a más de 40 ciudadanos procedentes de Georgia, la mitad de ellos sin antecedentes policiales, que fueron detenidos por el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y expulsados del Estado en cumplimiento de la ley de extranjería. Horas después de aquel dispositivo, el colegio volvía a estar lleno.

A los dos días de este primer desalojo, el edificio situado en la calle Sinaí, volvía a estar ocupado por delincuentes de la misma banda.

No fue hasta el pasado 29 de mayo que la policía catalana, junto con la Policía Nacional y la Guardia Urbana de Barcelona, regresaron al Menéndez Pidal con una orden del juzgado de instrucción número 11 de Barcelona para desalojar el centro, por segunda vez. Esta segunda operación se saldó con 87 detenidos: 26 por cometer delitos contra el patrimonio y 61 por infringir la Ley de Extranjería. Aunque entre los dos desalojos se identificaron a más de un centenar de georgianos, según fuentes policiales.

Hasta el momento, se les imputan más de 70 robos con fuerza a domicilios, principalmente en la zona alta de Barcelona.

Un grupo muy metódico

En grupos de tres o cuatro escogían los inmuebles, durante la madrugada del viernes al sábado, los miembros de la organización se desplazaban hacia la zona elegida y en el primer registro, forzaban la entrada principal del inmueble con la técnica de la radiografía.

Una vez en el interior de la escalera colocaban entre el marco y la puerta de los pisos tiras de cola a unos 20 centímetros del suelo, en sustitución del típico marcador de plástico transparente. Una vez marcados los objetivos, los investigados abandonaban el lugar.

La madrugada del sábado al domingo volvían a los inmuebles marcados y se repartían las fincas para comprobar qué marcadores estaban intactos. Esto era un indicador de que los habitantes no estaban y que podrían haber ido de fin de semana. Una vez hechas estas comprobaciones marchaban para elegir el piso que querían violentar.

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