Según datos recopilados por la periodista de El Mundo, Ana Sharife, a lo largo del pasado 2021, 17 menores fueron asesinados a manos de sus progenitores en nuestro país. Sin embargo, como han confirmado portavoces de Save The Children a eltaquigrafo.com, no existe en España ningún registro oficial, ni estadística, que recoja de forma unificada y detallada este tipo de violencia, conocida bajo el término de “filicidio”.
Aunque es cierto, como denunciaba la exdiputada Ángeles Álvarez en su perfil de Twitter, que existe información pública sobre este tipo de delitos, Cristina Sanjuan, experta en prevención de la violencia en Save The Children, matizaba que es incompleta y que, en ningún caso, permite hacer una radiografía de este tipo de violencia en nuestro país.
Sólo computan los filicidios cometidos por el padre
Desde la ONG denuncian que ni el Instituto Nacional de Estadística (INE), ni el Ministerio de Interior o Igualdad, no incluyen la relación de la víctima con el homicida, ni tampoco su sexo. “Existe un registro de homicidios por franja de edad, pero no permite ver la relación de la víctima con su homicida y la información que vamos recogiendo es la que aparece en los medios de comunicación”, lamenta Sanjuan.
Sin embargo, sólo existe un registro en España que sí relaciona el número de filicidios con estas dos variables de género y autor: y es el que publica la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. Por lo tanto, sólo se registran los menores que mueren a manos del padre en el marco de la violencia de género. El resto quedan en un absoluto limbo, resultando imposible saber cuántos menores murieron a manos de las madres, pues no hay ni una sola cifra oficial.
Lo mismo pasa con la violencia vicaria de los padres contra las madres
En la misma línea, Save The Children denuncia que tan sólo se incluyen en este único registro oficial los menores que mueren como consecuencia de la violencia vicaria que ejerce el padre para perjudicar a la madre y, en ningún caso, al revés. De este modo, Ana y Olivia que fueron asesinadas por tu padre en Tenerife han entrado a formar parte de esta estadística detallada; pero Yaiza, de cuatro años, muerta a manos de su progenitora en Sant Joan Despí (Barcelona), no.
“La violencia es siempre la misma y en nuestro Código Penal no se diferencia la pena si el delito lo comete el padre o la madre. El único que sale perjudicado es el menor asesinado por uno de sus progenitores y, por lo tanto, no debemos hacer ningún tipo de diferenciación desde el punto de visto criminológico” sentencia la criminóloga y jurista Paz Velasco de la Fuente. “Parece que en este país se está encubriendo la violencia femenina y siento que nos están engañando al manipular estadísticas” lamenta la reputada criminóloga a preguntas de este medio.
¿Vale más la vida de un menor muerto a manos del padre?
Ambas entrevistadas, Velasco de la Fuente y Sanjuan, coinciden en afirmar que el único perjudicado en estos casos es el menor que muere y que no debería hacerse ninguna diferenciación. “Ante esta realidad, - se pregunta la criminóloga – me planteo si para nuestro Gobierno vale más la vida de un menor que muere a manos del padre que otro que muere a manos de la madre, porque es lo que nos dan a entender”.
La nueva ley de protección a la infancia prevé poner fin a este apagón informativo, algo que los especialistas, como Cristina Sanjuan, reclaman para poder tener una radiografía real de la situación y diseñar políticas destinadas a protegerlos mejor dentro de su familia, ámbito en el que se producen los filicidios. Además, de facilitar las tareas de análisis y prevención.
Los padres y madres afectados
La madre de Ana y Olivia, Beatriz Zimmermann, ya pidió más protección para los menores. “Espero que las leyes se pongan más duras, protegiendo a los niños. Ellos no tienen por qué cargar con esa mochila, y si el amor se acaba, lo más importante es el bienestar de los hijos”, dijo en una carta abierta.
En el caso de la niña Yaiza, su padre lamentó en una carta que las instituciones no hubiesen “condenado unánimemente el crimen”. “Que ninguna otra niña sufra a manos de su padre o de su madre. Y que ninguna otra víctima caiga en el olvido”, escribió. “Me gustaría que se recordara que la víctima es ella. Se llamaba Yaiza y tenía cuatro años”, sentenció el progenitor. Y es que la pequeña ha quedado en un limbo administrativo a falta de la creación del informe unificado y detallado que Save The Children lleva años pidiendo.
La previsión de la nueva ley de protección
Con todo, la nueva ley de protección a la infancia y la adolescencia, aprobada el pasado mes de mayo de 2021, prevé la creación de un registro unificado, que permitirá por un lado realizar un seguimiento de los casos y, por otro, hacer una recopilación estadística. Ahí se deberá especificar la edad, el sexo y la relación del agresor con la víctima de todos los menores que mueran de forma violenta. El foco debe ponerse en la atención a la víctima. “Los datos son muy necesarios para poder realizar políticas adecuadas, cuantos más y de mayor calidad, mejor”, sentencia Sanjuán.