Garzón: “Assange le plantó cara a USA y eso le está costando la vida”

Julian Assange y su abogado, Baltasar Garzón en el documental "Garzón"
photo_camera Julian Assange y su abogado, Baltasar Garzón en el documental "Garzón"
Baltasar Garzón, a las puertas de que termine el plazo para que EUA recurra la decisión de la jueza británica de no extraditar a Julian Assange, ha explicado a este medio el daño que este proceso ha hecho en la persona de Assange y a un derecho tan fundamental como es la libertad de prensa.

El Reino Unido ha sido hábil. Lo ha sido porque de una forma educada, sutil y sin confrontación ha sabido frenar los pies a sus amigos los estadounidenses, alegando motivos sanitarios para no ordenar la extradición de Julian Assange. La defensa del fundador de WikiLeaks, encabezada por el exmagistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, celebra dicha decisión. Pero también sabía (o al menos lo imaginaba), y así lo ha expresado el propio Garzón a preguntas de este medio, que la jueza no les daría la razón de forma explícita.

"No me sorprenden ni la decisión, ni los motivos. Lo que me hubiese sorprendido habría sido que la jueza hubiese entrado en conflicto con Estados Unidos, aceptando los argumentos que nosotros, desde la defensa, le sugeríamos". Y es que lo que ellos, los abogados, le sugerían ("un trasfondo político, de persecución y de ataque a los medios de comunicación ante informaciones de calado político importantísimo y de gran contundencia frente al sistema norteamericano") hubiese conllevado un enfrentamiento abierto entre ambos países. Situación que el Reino Unido (y así ha quedado constatado) ha querido evitar como fuese.

Así pues, Garzón y el resto de la defensa consideran que la jueza Vanessa Baraitser encontró, en el estado de salud de Assange, un buen (o más bien cobarde) subterfugio para no empezar una guerra fría con Estados Unidos, evadiendo el tener que cuestionar los criterios de extradición. "Somos conscientes de que, si la orden de extradición la hubiese dictado otro país, al Reino Unido no le hubiese costado tanto esfuerzo revocarla", remataba el jurista. Y así, con una voz es tranquila y serena, pero a la vez muy determinante, Baltasar Garzón ha explicado (y lamentado) a preguntas de eltaquigrafo.com el daño que este proceso ha hecho en la persona de Assange y, mucho más allá que eso, a un derecho tan fundamental como es la libertad de prensa.

¿En que lugar queda la libertad de prensa?

En los últimos años y con casos como el de Snowden, Chelsea Manning o Julian Assange ha quedado demostrado que revelar secretos relacionados con las vísceras de los Estados Unidos puede costarte la vida. Y llegados a este punto, dando la anterior premisa por confirmada, es cuando la defensa de Assange se plantea la precaria situación en la que se margina a la libertad de prensa y, peor que eso, la sensación de impunidad con la que EUA actúa y camina por el mundo.

"Lo que queda en muy precaria situación, al menos entre EUA y Gran Bretaña, es la protección al periodismo de investigación, a las libertades de expresión y prensa. Estas filtraciones ponen en evidencia hechos gravísimos que cuando han salido a la luz por filtraciones y la prensa lo ha dado, en lugar de hacer un balance y una investigación interna, se ha atacado al mensajero, intentando acabar con él".

En este sentido, Garzón escribía recientemente: "matar al mensajero ha sido siempre el recurso de los malvados, de los delincuentes, de aquellos que no saben cómo ocultar el mal que detentan. El silencio es la medicina que aplican de forma contundente en la creencia de que así sus pecados no verán la luz. A veces lo consiguen, pero en este caso la jugada no les ha salido bien. Assange no estaba solo, eran cientos de miles las voces que han clamado pidiendo libertad para el periodista en todo el mundo".

¿Y cómo invocan a ese silencio?

Con la Ley de Espionaje de 1917. "Se trata de una ley anacrónica, de obsolescencia absoluta. No contempla ninguno de los avances de la globalización, ni tampoco ninguno de los derechos que han sido consolidados con posterioridad y se acude a ella para ir en contra de Assange, Snowden, Chelsea Manning y todos aquellos que, según el monstruo americano, perturban la tranquilidad y la opacidad de las operaciones especiales que vemos en las series de televisión pero que son muy reales".

¿Y ahora, qué?

Con todo, este lunes 18 de enero es el último día para que la justicia estadounidense presente el recurso contra la sentencia británica. "No sabemos qué pasará, somos conscientes de que hay opiniones contrapuestas, pero nosotros iremos a por todas. Evidentemente deseamos, en especial por la salud de Julian, que EUA no recorra y que se haga efectiva la sentencia de la jueza, quedando así en libertad de forma automática".

A priori, no se plantean el indulto, como hizo Obama con Chelsea Manning. "En 2016 WikiLeaks publicó mucho contenido en contra de los demócratas y de Hilary Clinton, y no creemos que Biden esté muy contento con Julian, por lo que no somos muy optimistas con esta vía. Tenemos nuestras esperanzas puestas en la justicia británica", reconocía.

Cuestionar el estatus quo

Julian Assange, como han hecho tantos otros, se puso ante el monstruo y le chilló. Desafió al estatus quo y al hacerlo puso, literalmente, su vida en peligro. Este caso, la reflexión que hace su defensa, invita a cuestionarse, como lo hizo él, el sistema preestablecido. Invita a dar un paso al frente y poner en duda los valores de la democracia moderna más antigua que existe. Invita a los periodistas de todo el mundo a coger coraje, a pesar de las graves consecuencias. Invita a denunciar la oscuridad e hipocresía de un Estado que se viste de progre, pero que tapa con parches de plomo mal cosidos las barbaridades que hace por la puerta de atrás.

Todavía no se sabe el destino final de Julian Assange. Su defensa, dirigida por el jurista español, Baltasar Garzón, luchará hasta al final por la libertad del periodista y por lo que él representa en todo este proceso: la libertad de prensa, de expresión y opinión.

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