Ocurrió a mediados de diciembre del año pasado. Las cámaras de seguridad del Gran Casino de Barcelona detectaban algo extraño alrededor de una de las mesas de la ruleta.
Unos tipos que habían entrado en la sala por separado, aparentemente sin tener entre ellos relación alguna, de repente, se habían desplegado alrededor de una de las mesas de ruleta, una de esas que funcionan de forma automática envuelta en una especie de cámara de metacrilato y sin la presencia fija de croupier.
En un momento dado, uno de los tipos sacó un taladro de pequeñas dimisiones con el que horadó la burbuja plástica. Otro, introdujo por el orificio recién hecho un alambre y, con gesto certero, colocó la bolita en el casillero que les convenía, a cuyo número habían apostado. Fueron escasos 5 segundos. El botín: 3.000 euros.
La banda actuó de forma sincronizada y lo hicieron justo en el momento en que estaban ellos solos alrededor de aquella mesa de ruleta automática.
Cobraron el premio y, en su huida, por pocos segundos, no pudieron ser interceptados por el personal del Casino.
Cazados por el casino que iban a robar
Sin embargo, la dirección de seguridad de la sala les había cazado. Tenían sus imágenes. Inequívocas. El Casino de Barcelona no dudó en presentar ante los Mossos todos los indicios y pruebas contra los sospechosos, pruebas registradas en los dispositivos de video vigilancia. Fueron unas imágenes reveladoras porque, además de para su identificación, sirvieron para conocer su modus operandi y la estrategia que ponen en liza cada vez que actúan.
Gracias, pues, a esos datos, la policía ha podido seguir la pista a estos estafadores, todos de nacionalidad georgina y que tienen múltiples antecedentes en el robo de pisos. En los últimos seis meses, los Mossos y la Policía han detenido a los miembros de esta banda en diversas ocasiones.
En los últimos seis meses, casinos, bingos o salas de juego de Martorell y, al menos, 5 salas de la ciudad de Barcelona, han denunciado actuaciones como la descrita. Los miembros de esta organización han sido detenidos en varias ocasiones y en todas ellas han quedado en libertad por el juzgado de guardia. Los jueces entienden que, al no haber violencia y tratarse “sólo de una estafa”, no son merecedores de prisión provisional.
La cara de la estafa
Gracias a aquellas imágenes obtenidas por el Casino de Barcelona, el grueso de las salas de juego de la ciudad han tomado buena nota del nombre, apellidos y la cara de estos estafadores profesionales.
Aunque probablemente no demasiado bien coordinada, tal ha sido la presión policial que, según fuentes de los Mossos y del CNP consultadas por este medio, la banda ha emigrado de Catalunya y ha empezado a actuar con el mismo modus operandi, en Madrid, Logroño y en el País Vasco. Sólo en Barcelona, han podido obtener un botín de más de 100.000 euros.
Salvo en el caso del Casino de Barcelona, en la mayoría del resto de robos, los estafadores han podido actuar porque, aunque había sistemas de videovigilancia, nadie miraba las cámaras. ¿Lo sabían, los delincuentes?