El agente de la Guardia Urbana, Albert López, encarcelado por el asesinato de Pedro Rodríguez se declara inocente de toda acusación y asegura que vivió todo este caso en un estado de continuo shock y bajo el control de quien fuera su amante, la también agente e imputada, Rosa Peral.
Las versiones de ambos son radicalmente opuestas. Antagónicas, no sólo en el fondo sino en las formas: desde que fuera detenida, Peral, siempre ha mantenido la misma versión, auto exculpatoria, mientras que en el escrito de defensa presentado hace unas horas por López ante la juez, éste aporta nuevos datos y versiones parcialmente diferentes a las que ya expresó durante estos dos años en sede judicial.
De un tiro
Dice que Rosa Peral mató a su novio,Pedro Rodríguez. Que lo hizo antes de las 10 de la noche del día 1 de mayo de 2017. Afirma que, según le explicó ella:“con ademanes” le mató de un tiro. López explica que aquella noche, a requerimiento de ella, cuando llegó a la vivienda que Peral y Rodríguez compartían con las hijas de ésta en Cubellas, saltó la valla exterior para introducirse en la finca, cuando en su inicial declaración dijo que entró por la puerta con total normalidad.
López explica que, una vez dentro, una desconsolada Rosa Peral le indicó que el cadáver de Pedro estaba en el maletero del coche, propiedad de Rodríguez que estaba estacionado en el jardín. Efectivamente, López dice que abrió el capo y allí había un cuerpo sanguinolento. Ahora no dice que fuera el cadáver de Pedro, cuando en su primera declaración lo aseguró.
Poli duro, en Shock
Llama la atención que este aguerrido agente de la Guardia Urbana, conocido por sus compañeros por su entrega y visceralidad (López es campeón de boxeo de pesos pesados), afirme en el escrito de defensa que aquella situación le dejó inmerso en un continuo estado de shock y que fue ella (y no al revés) quien le tenía amenazado y controlado.
López viene a decir que ayudó a quemar el coche en el que estaba el cadáver de Pedro por amor (Albert compró la gasolina), aunque quien prendió la llama fue ella y no él, asegura. En el escrito pide quedar en libertad por ausencia total de delito aunque si se da por bueno el propio relato del López, es evidente que como mínimo habría incurrido en un delito de encubrimiento,de manual.
López y Rubén
López explica que en reiteradas ocasiones le pidió a Rosa que fuese a la policía a confesar lo ocurrido y que cuando éste, finalmente,decidió dar el paso--15 días después del asesinato-- y explicarlo todo, ella se le adelantó.
López pide que el exmarido de Peral, Rubén Carbó, declare en defensa de él y en contra de su exmujer.
Llama la atención, por último, como de forma explícita y con un claro objetivo de desprestigiar a su examante, López insiste en que mantuvo relaciones con ella incluso cuando Peral estaba casada con Carbó.