La guerra por el control de la marihuana se combate en silencio. A pesar de las múltiples informaciones diarias sobre el desmantelamiento de decenas de plantaciones, las mafias trabajan a la sombra e intentando camuflar su violencia para que no transcienda a los focos de la opinión pública.
Mientras, en el otro lado de este campo de batalla, los Mossos d’Esquadra llevan mucho tiempo alertando sobre el riesgo real de que Catalunya se convierta en otro Campo de Gibraltar. En una región sometida a las mafias de la marihuana, con afectación del sistema social y financiero autonómico por la presencia de estas organizaciones criminales en la administración pública.
“Plan de Acción Marihuana”
El primer aviso lo dieron en 2018, con la constatación de la llegada masiva de delincuentes internacionales a Catalunya, para dirigir desde aquí sus “narconegocios”. Fue entonces, que la policía catalana elaboró el primer informe en este sentido: el “Plan de Acción Marihuana”. En este documento, los grupos de investigación de los Mossos trataron de plasmar cómo combatir la presencia de estos clanes dedicados al cultivo y tráfico de la marihuana en Catalunya que, poco a poco, se ha ido consolidando como la huerta de toda Europa.
Sin embargo, a pesar de que dicho documento asentó las bases de cómo debía tratarse la expansión de esta actividad delictiva, lo cierto es que, dadas las necesidades actuales, los Mossos están reescribiendo dicho plan de actuación, ante las nuevas situaciones de riesgo registradas. Estas situaciones de riesgo, como veníamos comentando, no solo tienen que ver con el auge tangible de violencia entre organizaciones, sino con el peligro de que las organizaciones criminales con más peso (la mafia italiana o los grupos albaneses, en especial) pueden llegar a pervertir los estamentos más bajos de la administración pública, infiltrándose en el día a día del status quo.
Últimos operativos conflictivos
Alguno de losúltimos operativos policiales más llamativos, aunque no se han implicado, por ahora a las instituciones públicas, fueron: por un lado, el que sucedió en un edificio del barrio de Sant Roc de Badalona, en el que los narcotraficantes echaron a todas las familias de sus domicilios, mediante amenazas, chantajes y extorsiones, para ampliar el espacio en el que cultivaban sus plantas. Y, por otro, el hallazgo de una trampa mortal en una plantación exterior de marihuana en Alcoletge (Lleida) para defenderse de los “narcoasaltos”. Cacharro que hirió a un agente de los Mossos d’Esquadra.
Una realidad multimillonaria
Esta es la realidad en Catalunya. Las facilidades climáticas que presenta esta región, junto con la flexibilidad legislativa y la rapidez en la que estas organizaciones pueden ganar los primeros beneficios son los tres pilares a los que se acogen las decenas de organizaciones criminales presentes en este territorio. En ese sentido, cabe tener en cuenta que, según los datos que manejan los Mossos, el cultivo de marihuana ofrece hasta cuatro cosechas al año: cada una de estas relectas reporta un beneficio medio de más de 260.000 euros. Si tenemos presente que el promedio habitual de inversión suele ser de unos 70.000 euros, solo con la primera cosecha se obtienen unos beneficios de 190.000 euros.