Catalunya no solo se ha convertido en el principal exportador de marihuana de Europa, sino que parece ser el ‘ring’ en el que las distintas organizaciones criminales se pelean por el control de todo este mercado criminal. Según la última comparecencia pública de los Mossos d’Esquadra, en relación con las mafias de la marihuana en Catalunya, esta región se ha posicionado en el pódium del crimen organizado transnacional, siendo, en la actualidad, el territorio europeo que más organizaciones criminales recibe anualmente. Todas ellas, ansiosas por apoderarse del control del tráfico de marihuana.
Este choque de poderes y anhelos ha conllevado a un indudable auge, según los últimos informes de los Mossos, de los ajustes de cuentas, los “vuelcos” y los crímenes de sangre entre clanes rivales. Aunque todavía no se ha llegado a una situación realmente preocupante, como la que se vivió en la Costa del Sol a finales de 2019 (con la ejecución pública de nueve homicidios relacionados con el tráfico de estupefaciente en menos de cuatro meses), dicho informe de la policía catalana ya apunta a una media de tres homicidios anuales por cuestiones relacionadas con la marihuana. En 2018, es cuando se registró la cifra más alta con 7 muertos en un año y durante el pasado 2020, fueron 5.
La “narcoguerra” en Catalunya registra 102 incidentes
Estos crímenes de sangre son una consecuencia directa de la “narcoguerra” silenciosa que protagonizan las organizaciones criminales presentes en Catalunya. La sobreabundancia de clanes dedicados a esta actividad ha conducido a un aumento de los “vuelcos” y la “narcoviolencia” entre ellos. Estas acciones se devuelven con más violencia y así empieza a girar sin freno la rueda de vendettas entre grupos rivales. En este sentido, a pesar de las restricciones por la pandemia del coronavirus, en 2020 se registraron 102 incidentes violentos relacionados con la marihuana en Catalunya; 96 del total fueron ‘narcoasaltos’ y en 66 de estos “vuelcos” se constató el uso de armas de fuego.
Para defenderse de estos ataques, tras la imposibilidad, por razones obvias, de poder denunciar ante la policía que se ha sido víctima de un ‘narcoasalto’, estas organizaciones criminales han recurrido a la compra de armas en el mercado negro, “un comportamiento que hasta ahora no se estilaba en el mundo de la marihuana”, explican fuentes de los Mossos. Esta nueva forma de defenderse no solo ha provocado un notorio incremento de la violencia, sino también del tráfico de armas en España. Y es que en el 11% de las plantaciones desarticuladas el pasado año se hallaron armas de fuego.
Violencia en auge desde 2018
Esta dinámica ha ido in crescendo en los últimos años, desde que en 2018 los Mossos d’Esquadra alertaron sobre la constante llegada de delincuentes internaciones a Catalunya para dirigir desde aquí sus “narconegocios”. El primer informe que elaboró la policía catalana en este sentido fue el “Plan de Acción Marihuana”. Sin embargo, a pesar de que dicho documento asentó las bases de cómo debía tratarse la expansión de esta actividad delictiva, lo cierto es que, dadas las necesidades actuales, los Mossos están reescribiendo dicho plan de actuación, ante las nuevas situaciones de riesgo registradas.
Estas situaciones de riesgo no solo tienen que ver con el auge tangible de violencia entre organizaciones, sino con el peligro de que las organizaciones criminales con más peso (la mafia italiana o los grupos albaneses) pueden llegar a pervertir los estamentos más bajos de la administración pública, infiltrándose en el día a día del status quo.