Mocro Maffia: vendettas indiscriminadas en un mundo global

Libro de Wouter Laumans sobre las Mocro Maffias   /   Archivo
photo_camera Libro de Wouter Laumans sobre las Mocro Maffias / Archivo
Los ajustes de cuentas entre los clanes de la mafia marroquí-holandesa se extendieron por algunos destinos de lujo como Marbella y Dubái ya hará unos años. La situación de tensión es constante y los esfuerzos policiales se centran en recordarles a estos criminales que su ansia de poder descontrolada tiene consecuencias

Corría en marzo de 2016. Las húmedas calles de Ámsterdam amanecieron ese miércoles manchadas de sangre. Sobre el frío asfalto de la capital holandesa se tendía, inerte, el cuerpo decapitado de una nueva víctima de las mafias del narcotráfico. Fue un asesinato bárbaro, sin precedentes, con el sello despiadado de la mafia marroquí asentada en los Países Bajos. La Mocro Maffia.

La guerra entre los clanes rivales de esta mafia marroquí había empezado y se había focalizado en Ámsterdam. Los tiroteos en plena calle, los asesinatos a sangre fría y los secuestros hacía tres años que se producían de forma casi ininterrumpida, dando la sensación de estar deambulando en medio de una ciudad sin ley.

Sin embargo, pronto las vendettas traspasarían fronteras y, aquellos narcos que se habían hecho de oro con el tráfico de cocaína en los puertos de Holanda y Bélgica – dos de los puntos de entrada de droga, junto con España, más importantes de Europa –, no tardarían en desplazarse, huyendo de la presión policial y rival que en su ciudad de origen les perseguía.

Nuevo destino: la Costa del Sol

Marbella, la capital del dinero en España, lugar donde se entremezclan las grandes fortunas de ricos empresarios o de miembros de casas reales, con otras de dudosa procedencia, fue el lugar idóneo para estos clanes marroquí-holandeses que huían de los Países Bajos. La variedad de personalidades y nacionalidades asentadas en la Costa del Sol malagueña les haría pasar desapercibidos.

El problema se dio, apuntan fuentes de la Policía Nacional a eltaquigrafo.com, cuando buena parte de estas disgregaciones de la Mocro Maffia se reencontraron en la Costa del Sol. El conflicto pasó entonces de Ámsterdam al triángulo Marbella – Estepona – Fuengirola y núcleos limítrofes. Así que, desde 2018, aproximadamente, los ajustes de cuentas entre los clanes de esta mafia cambiaron la húmeda neblina de Ámsterdam, por el cálido clima malagueño. Viviéndose desde entonces, según apuntan las mismas fuentes policiales, un ambiente de tensión más o menos controlado, pero constante.

"Evitar convertirnos en un narco-estado"

Para combatirlo, afirmaba a este medio el Comisario de la Brigada Central de Estupefacientes del CNP, Antonio Martínez Duarte, se han reforzado los dispositivos policiales enviados a la zona afectada. "Ante la latente peligrosidad que se vive en la costa malagueña, se ha reforzado la presencia policial en la zona. Derivando parte de los efectivos enviados al Estrecho de Gibraltar (para combatir la entrada de hachís y cocaína), a la Costa del Sol para velar por el control de los ajustes de cuentas entre clanes internacionales".

Por el momento, a pesar de las cifras de miedo que acarrean algunos delincuentes a sus espaldas, el CNP no lo ve, a día de hoy, un problema fuera de control. Según el comisario Martínez Duarte, los cuerpos policiales son conscientes de la actividad y la peligrosidad de estos clanes y "están prevenidos y en alerta". De hecho, la presión policial y los dispositivos conjuntos con la Fiscalía holandesa obligaron a dos de los capos más sangrientos de la Mocro Maffia a abandonar la Costa del Sol, buscando refugio en el Próximo Oriente.

Autores de más de una veintena de crímenes

Amir Faten Mekky, líder de un grupo de sicarios, Hamza Ziani, narco experto en la fabricación de explosivos, o Ridouan Taghi, conocido como ‘El ángel de la muerte’, son algunos de los nombres que han sacudido la Costa del Sol durante los últimos años. Mekky y Taghi detenidos en Oriente Próximo, Ziani asesinado en Torremolinos, son (o eran) delincuentes de la Mocro Maffia, extremadamente violentos y fichados por la policía española por sus decenas de crímenes en territorio nacional.

Amir Faten Mekky un joven de 23 años, al que las autoridades vinculan con 19 asesinatos, fue detenido este verano en Dubái (Emiratos Árabes), tras dos años siguiéndole la pista. Había huido al país oriental para esconderse de los crímenes que le perseguían en España y Holanda y trataba de pasar desapercibido llevando una vida casi monacal. Entre otros, se le cree el autor de la muerte de el ‘Maradona’, un narco español, en las proximidades de la parroquia de la Virgen del Rocío de Marbella. Y del mismo Hamza Ziani.

Los 19 crímenes de Mekky, según fuentes policiales, tan solo han sido superados por los cometidos por el peligroso narcotraficante holandés Ridouan Taghi, conocido como 'El ángel de la muerte', al que achacan una veintena de muertes violentas. Taghi, sospechoso de ordenar el asesinato de varias personas, incluidos el abogado y el hermano de un testigo protegido en un caso judicial contra él, fue detenido en 2019 también en Dubái y trasladado a Holanda donde fue encerrado en la prisión de Vaught, un centro penitenciario de máxima seguridad para terroristas y asesinos que cumplen cadena perpetua.

Siguen activos, sádicos y en España

Aunque dos de los líderes huyeran, la Policía tiene constancia de que sus familiares siguen disfrutando del sol marbellí y de los lujos de Puerto Banús. Y aunque las principales vendettas se disputan entre clanes rivales de la misma mafia, dando lugar a lo que las autoridades holandesas han bautizado como la ‘Mocro-War', es inevitable, "por su naturaleza criminal" que de vez en cuando "haya ajustes más allá de los internos en las tripas de la Mocro Maffia"

Se sabe, pues, que siguen activos, sádicos, y – entre otros países -, también en España. De hecho, la Policía Nacional ha participado en más de un operativo con las autoridades holandesas para dar caza a estos criminales que van dejando rastros de sangre allá por donde pasan. La última de estas intervenciones conjuntas se desarrolló este pasado verano.

Según ha precisado la Policía Nacional, el pasado mes de abril se recibió una solicitud de colaboración en el marco de una Orden Europea de Investigación, dirigida por la fiscalía holandesa y por la Audiencia Nacional. Según las primeras pesquisas policiales, varios miembros de esta organización criminal holandesa mantenían contactos con un individuo desconocido, al parecer afincado en España y que estaba recibiendo dinero desde los Países Bajos para planificar secuestros y extorsiones, por lo que la Policía Nacional empezó a buscarle.

La operación culminó con la detención en Holanda de seis personas y varios registros en los que se han intervenido armas de fuego, siete contenedores de transporte de mercancías insonorizados y preparados para mantener a personas en su interior durante largos periodos de tiempo, incluso preparadas con váteres químicos y utensilios de tortura. Las seis personas detenidas en Holanda estarían vinculadas, además, con varios homicidios en la provincia de Málaga.

Eje Países Bajos – Costa del Sol – Marruecos

La ruta de la droga Países Bajos- Costa de Sol – Marruecos y viceversa existe. Los tentáculos del narcotráfico que se afianza desde hace años en los Países Bajos y que comunica directamente con Marruecos ha encontrado una buena parada en Marbella, donde las luchas territoriales entre bandas rivales ya se han cobrado varias vidas.

Wouter Laumans, experto neerlandés sobre estos grupos criminales, advertía ya en 2016 de que la guerra "no ha hecho más que empezar" e incluso señalaba (ya por entonces) las más que evidentes relaciones de la Mocro Maffia con organizaciones en el extranjero, como en España o en Marruecos, "de donde procede muchas de las drogas por las que pelean". No se equivocaba cuando predecía que los enfrentamientos armados cruzarían fronteras y que cada vez sus crímenes serían más violentos (los contenedores de tortura hallados este verano).

Para él, el hecho de que sus crímenes estén tan planificados significa que están decididos a luchar: "sabemos quién eres, no tenemos miedo a nadie. Vamos a por ti y a por todos los que estén contigo". Actualmente, la cocaína es una mera excusa. Luchan por el poder y por sentirse poderosos.

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