Los cinco mossos de baja por ‘mobbing’ siguen esperando una respuesta de Interior

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Ha pasado más de un mes desde que se expuso públicamente ante la Comisión de Interior del Parlament el caso de cinco mossos presuntamente acosados por sus comandos en la ARRO de Tarragona y la Generalitat sigue sin dar respuesta alguna

Ha pasado más de un mes desde que se expuso públicamente ante la Comisión de Interior del Parlament de Catalunya el caso de cinco agentes presuntamente acosados por sus comandos en la ARRO de Tarragona. Cinco agentes que llevan años de baja por mobbing, inmersos en una odisea judicial contra sus superiores, en un proceso que lleva años instruyéndose y que, previsiblemente, se juzgará el próximo mes de junio en la Audiencia de Tarragona.

Durante este mes, desde que el diputado Sergio Macian (VOX) expuso el caso, los cinco agentes han esperado una respuesta del Departamento de Interior, al menos que justificase por qué la Generalitat decidió cubrir los gastos de los tres mandos acusados, pagando incluso una fianza de 85.000€, mientras que ha dejado a los cinco agentes afectados desamparados. De hecho, sus defensas corren a cargo del Sindicato de Policías de Catalunya (SPC), ante el silencio del Departamento, que solo se ha responsabilizado de la parte de los acusados.

La Generalitat solo ha respondido a favor de los comandos

Los agentes afectados, que denunciaron a sus superiores en 2012 tras años de idas y venidas, lamentan el abandono del Interior, que les ha dejado de lado. Recuerdan que la Dirección General de la Policía, que depende directamente de la Generalitat, está prestando servicio jurídico a los denunciados, apelando, incluso, por archivar este procedimiento.

Sin embargo, el juez instructor ha acordado llevar este caso a juicio, tras determinar que los trastornos psíquicos que sufren los cinco agentes son "compatibles con una reacción psíquica a la conflictividad laboral vivida"De hecho, los cinco agentes siguieron trabajando en sus puestos habituales. En varias ocasiones tuvieron que pedir la baja y en la actualidad todos han sido diagnosticados por psiquiatras forenses de trastornos ansioso-depresivos en distintos grados.

Los agentes denunciaron una mala planificación

Todo empezó en octubre de 2009, después de que una manifestación de la Unión de Payeses de Catalunya en Reus (Tarragona) se saldara con varios agentes de la Unidad Regional de Recursos Operativos (ARRO) heridos. Los mossos afectados llevaban un tiempo quejándose de la mala planificación de su unidad operativa y del trato de favor que recibían los policías afines a los dos sargentos que lideraban el grupo.

Aquella manifestación y la gravedad de algunas de las heridas sufridas fueron determinantes para que ocho de los agentes de orden público de la ARRO de Tarragona emitieran una primera nota informativa exponiendo, lo que a su parecer, no se podía tolerar en su puesto de trabajo.

Lo que no se imaginaban aquellos ocho agentes – ahora solo cinco mantienen el pulso contra la Administración – era que quejarse les traería todavía más problemas. La División de Asuntos Internos (DAI) de los Mossos les sancionó y después de varios recursos, los servicios jurídicos del Sindicato de Policías de Catalunya (SPC) lograron frenar los expedientes disciplinarios que les iban a caer por quejarse de lo que, según ellos, era una mala planificación y una distribución de horas totalmente arbitraria.

Luego llegó el mobbing

Sin embargo, la situación para estos agentes no mejoró. Más bien, todo lo contrario. Tras esa nota informativo y el primer intento de expediente disciplinario, pues ha habido otros más, los dos sargentos que lideraban la ARRO de Tarragona iniciaron una campaña de mobbing y ascoso laboral contra estos cinco agentes, implicando, incluso, a sus familias.

Desde entonces y durante cuatro años, hasta que en 2012 finalmente se decidieron a denunciarlos, los agentes estuvieron expuestos, casi a diario, a vejaciones, trabajos denigrantes o horarios intempestivos. A uno de ellos, lesionado de la rodilla, le obligaban a correr todos los días. A otro, lo apartaron de las salidas operativas y le destinaron a hacer tareas de mecánico, reparando furgoneta. Incluso, llegaron a burlarse de ellos en un foro policial de Internet, mencionando a sus familias.

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