El pasado 6 de julio, agentes de los Mossos d’Esquadra de la región policial de les Terres de l’Ebre (Tarragona) interceptaron en el puerto pesquero de las Casas de Alcanar una embarcación con 1.380kg de hachís. “Se trataba de una embarcación registrada en la cofradía del puerto, no levantaba sospechas de tratarse de un navío dedicado al tráfico de sustancias estupefacientes. Sin embargo, con total impunidad se colaba en el puerto, como un pesquero más, y en lugar de descargar pescado, descargaba hachís” aseguran en exclusiva fuentes de la investigación a eltaquigrafo.com.
Tras el hallazgo, los agentes del Área de Investigación Policial (AIC) de les Terres de l’Ebre iniciaron una investigación con el objetivo de esclareces los hechos y averiguar quién se escondía tras el frustrado desembarco.
Ciertos paralelismos con La Línea de la Concepción
Dos días después detuvieron a un hombre. Tenía antecedentes por delitos menores, pero ni de lejos por dirigir una embarcación con el alijo incautado. “Nos sorprendió el perfil. Son españoles, sin antecedentes, eso nos hizo constatar lo que hace meses que temíamos… Un nuevo paradigma se está empezando a imponer en la zona del Delta del Ebro. Antiguos pescadores, gente del pueblo, están empezando a colaborar con redes del narcotráfico internacional. Ya tienen la logística resuelta, eso quiere decir que llevan tiempo traficando. Además, se ha creado una especia de ley del silencio en muchos pueblos de la zona, similar a lo que sucedía en La Línea de la Concepción, en Cádiz, al inicio de la simbiosis de estas organizaciones con algunos sectores de la sociedad”.
De este modo, lo que parecía un mero desembarco frustrado ha ayudado a destapar un nuevo escenario. Un nuevo fenómeno criminal mucho más transversal, que está empezando a “infectar” a poblaciones enteras al sur de Catalunya. “Hay muchos vecinos que se huelen que algo está sucediendo. Gente que no trabaja, pero que se puede permitir un elevado nivel de vida. Algunos prefieren ver, oír y callar. Otros, incluso, colaborar de forma indirecta prestando o alquilando embarcaciones o locales sin preguntar por qué”, anuncian las mismas voces de la investigación.
Recogían la droga en alta mar
La investigación, sin embargo, siguió. Los primeros indicios permitieron constatar que se trataba de un caso mucho más complejo y por ello se siguió investigando la falsa embarcación pesquera que había llegado a las Casas d’Alcanar cargada con 42 cajas de hachís, procedente de Marruecos.
No obstante, la embarcación no procedía de Marruecos. Según han explicado las voces de la AIC a este medio, el falso pesquero navegaba hasta alta mar donde, previsiblemente, “una embarcación nodriza” le entregaba la droga deseada. Luego los investigados volvían al puerto, donde almacenaban el hachís en “guarderías” (locales empleados para el almacenamiento de sustancias estupefacientes) hasta que se transportaba hasta el destino final, que podía ser fuera del territorio nacional. “Los kilos que intervenimos podían llegar a suponer un ingreso de cerca de dos millones y medios de euros en el mercado negro internacional”, han asegurado las mismas voces policiales.
Asesores de otras organizaciones criminales
Con el avance de las diligencias y tras varios meses de escuchas telefónicas y seguimientos, los Mossos pudieron identificar a otras dos personas presuntamente relacionadas con los hechos. Constataron que los investigados habían creado una organización criminal bajo la tapadera del barco pesquero, dedicada a recibir la droga, almacenarla y distribuirla a posteriori. Además, ofrecían un servicio a las bandas de narcotráfico, aprovechando que se conocían el terreno, que tenían contactos por la zona y que disponían de otras embarcaciones pesqueras, que podían llegar a pasar desapercibidas por la policía.
Sobre estas otras embarcaciones, las fuentes policiales consultadas destacan “narcolanchas” con una apariencia 100% recreativa, mucho más pequeñas que las que se han visto hasta ahora cruzando el Estrecho. Estas embarcaciones suelen dar apoyo a los barcos pesqueros, quedándose mucho más cerca de la costa, teniendo que ejecutar con un trayecto mucho más corto.
Las organizaciones criminales se empiezan a infiltrar
“Tantos kilómetros de costa, un delta y muchas poblaciones en crisis económica han derivado en que les Terres del Ebre empiecen a adoptar ciertas prácticas similares a lo que ya pasó hace años en La Línea de la Concepción, que comparte unas características similares a nivel social y geográfico”. Es decir, las organizaciones criminales empiezan a infiltrarse en algunos sectores de la sociedad, pervirtiendo la población local, aseguran.
Se trata, vaticinan, de un fenómeno complejo y transversal que implica distintos sectores de la sociedad de la zona. “Tememos que parte de la población está optando por delinquir, porque se ganan mucho mejor la vida. Pero hay que intentar que estas organizaciones no consigan aposentarse y dominar el territorio, como ha pasado en el Campo de Gibraltar”.
La presión policial en el sur obliga a los narcos a moverse
De hecho, otro de los motivos que enumeran las fuentes sobre el por qué de este nuevo paradigma en la zona del Delta del Ebro, tiene que ver con la presión policial que desde 2018 las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado están aplicando en la provincia de Cádiz. “Seguramente parte de las organizaciones criminales que antes operaban en el sur de la península, ahora se han trasladado aquí. Sin embargo, es solo un factor más…”
Con todo, la investigación explotó a principios de este mes de octubre cuando fueron detenidas las otras dos personas implicadas en los hechos. En el registro en casa de uno de ellos, en los Muntells (Tarragona), se intervinieron, entre otros efectos, 42.500 euros en efectivo y documentación de barcos de pesca relacionados con la investigación. El detenido en el mes de julio y uno de los dos detenidos este octubre han ingresado a prisión por los delitos contra la salud pública, en su variante de tráfico de drogas, y grupo criminal.