El empresario, filántropo y mecenas, Pedro Mir, creó en 2003 la Fundación Cellex tras vender la empresa que le había hecho inmensamente rico: Derivados Forestales.
Desde entonces, y hasta el fallecimiento de Mir en 2017, Cellex donó más de 120 millones de euros a instituciones médicas, hospitales y laboratorios. El grueso de los donativos otorgados por Cellex, bajo la batuta de Pedro Mir, tuvieron como objeto la lucha contra el cáncer. Pues bien, poco antes de fallecer, y en circunstancias poco claras, Mir cambió su testamento y nombró albacea y gestor de su patrimonio a Jordi Segarra, un hombre próximo a él. Desde entonces, Cellex ha dejado de ser lo que fue, para ser algo muy distinto.
Los herederos, anulados
Los herederos del patrimonio de Pedro Mir han quedado postergados por el mandato de Segarra, que les ha hecho firmar determinados documentos en los que esos herederos se comprometen a alejarse del control patrimonial de la Fundación si quieren seguir recibiendo su asignación mensual.
Sin embargo, quienes sí parece que se han beneficiado de la nueva coyuntura son los actuales gestores. Sus sueldos han pasado de 25.000 euro al año a 103.000, según los datos que dispone eltaquigrafo.com.
Amiguismo y dinero fácil
La filosofía que envolvía a la Fundación creada por Mir se ha desvanecido. La Fundación parece haberse transformado en una especie de sociedad de inversiones de valores mobiliarios, que algunas fuentes consultadas valoran en más de 22 millones de euros. Según fuentes próximas, conocedoras a la sociedad, los actuales gestores están vendiendo inmuebles y propiedades de la Fundación, mientras los patronos reciben donaciones. A modo de ejemplo, y según los datos registrales, un alto directivo del servicio de oncología y responsable de la Unidad de Terapia Molecular contra el cáncer del Hospital Vall d’Hebron recibió, tras el fallecimiento de Mir, y a título de donación, la vivienda del mecenas en Baqueira Beret, una casa valorada en 1 millón de euros.
Algunos de los bufetes de abogados más potentes del país están analizando este caso para la eventual presentación de reclamaciones legales contra aquellos que hubieran subvertido los fines para los que Mir creo su Fundación.