Los vecinos de la calle Aurora siguen en shock. Nunca relacionaron a “ese vecino molesto” con el macabro crimen de ‘las niñas de Alcàsser’. Maleducado y muy demacrado, Ricart llevaba tiempo regentando este ‘narcopiso’ del El Raval
Los vecinos siguen sin podérselo creer. Aquel hombre molesto, que nunca saludaba y que hacía meses que perturbaba la convivencia del bloque número 9 de la calle Aurora de El Raval, ha resultado ser, ni más, ni menos, que Miquel Ricart, el único detenido y procesado por el triple crimen de las ‘niñas de Alcàsser’. Precisamente, fueron los vecinos quienes alertaron a la Guardia Urbana de que el 1º, 2ª de aquel bloque podría estar actuando como ‘narcopiso’, a cargo de ese “vecino molesto” que, ni siquiera, se había presentado a sus vecinos.
Ahora todo cobra sentido. ¿Cómo iba a presentarse, verdad? Los vecinos de El Raval de Barcelona llevan años conviviendo con criminales de todo tipo. Sin embargo, nunca se imaginaron que estaba relacionado con el macabro crimen de Alcàsser. Viejo y demacrado por las drogas, el aspecto actual de Ricart nada tiene que ver con la imagen del joven rubio que saltó a los medios en 1997 durante el juicio por el crimen.
La condena y el beneficio tras la anulación de la doctrina Parot
Entonces, Miquel Ricart fue condenado a 170 años de prisión por participar en la violación, tortura y asesinato de Miriam, Toñi y Desireé, el 13 de noviembre de 1992, junto con su amigo Antonio Anglès, a quien nunca se pudo llegar a detener. Dicha sentencia fue ratificada por el Supremo en 1999.
Miquel Ricart ingresó en la prisión Herrera de la Mancha hasta el 29 de noviembre de 2013, cuando con 44 años, quedó en libertad, habiendo cumplido tan solo 21 años de prisión. Logró beneficiarse de la derogación de la doctrina Parot, por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que concluyó que esta fórmula de calcular los años de prisión perjudicaba gravemente los derechos de los internos.
De este modo, el asesino pudo salir antes de prisión. Si la doctrina Parot no hubiese sido anulada, su puesta en libertad estaba marcada para el 19 de enero de este próximo 2023, cuando hubiese cumplido las tres décadas en prisión marcadas como límite máximo por el Código Penal.
El periplo hasta desaparecer
Tras abandonar la cárcel de Herrera de la Mancha, Ricart se fue directo a Linares (Jaén) donde ofreció las primeras declaraciones en libertad, según aseguró entonces el diario Las Provincias. Dos agentes de la Policía Nacional le siguieron durante unos días para conocer cuál iba a ser el paradero final del expresidiario. De Jaén, viajó a Madrid y, posteriormente, se le detectó en Córdoba, Valencia y Girona, donde intentó renovarse el DNI, pero no pudo al no disponer de toda la documentación necesaria. Lo último que se supo de él es que el 12 de diciembre de ese mismo 2013, apenas 15 días después de haber salido de la cárcel, el exconvicto se subió a un autobús en dirección a Francia. Desde entonces nada. Ni rastro del que fue la cara más mediática de los 90.
Su próxima aparición, según informa El Confidencial, fue ya en 2021 cuando las autoridades le encontraron por casualidad en el barrio madrileño de Carabanchel, cuando fue identificado por estar okupando un local vacío. Como no tenía deudas con la justicia, no se le detuvo. Un año después, ha sido arrestado en Barcelona como presunto autor de un delito contra la salud pública, por vender drogas en este piso de la calle Aurora de El Raval.
A merced de un entramado de mafiosos dominicanos
A merced de una organización criminal dominicana, como las que se hicieron con el negocio de los 'narcopisos' antes de la primera gran operación Bacar de 2018, Ricart gestionaba este negocio de menudeo de drogas en el centro de Barcelona.
En este sentido, fueron agentes de la lucha contra el narcotráfico de Ciutat Vella de los Mossos y de la Guardia Urbana, que trabajan codo con codo para combatir estos pisos y los problemas de salud, seguridad y convivencia asociados, quienes le detuvieron tras constatar que en ese piso se vendían sustancias estupefacientes a pequeña escala.
Los vecinos lo daban por hecho: uno, porque no sería la primera vez que ese inmueble funciona como ‘narcopiso’; y dos, por el constante movimiento de gente que entraba y salía.
A la espera de pasar a disposición judicial
Durante el registro, los investigadores de ambos cuerpos policiales encontraron cocaína y heroína y junto con Miquel Ricart había dos personas que también quedaron detenidas. En estos momentos, el procesado por el crimen de ‘las niñas de Alcàsser’ sigue detenido en la comisaría de los Mossos de Travessera de las Corts y está previsto que en las próximas horas pase a disposición judicial.
Se da la circunstancia de que la detención de Miguel Ricart se produce un mes después de que el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira, que dirige la investigación de la pieza separada del caso Alcàsser que permanece abierta por la desaparición del principal acusado (Antonio Anglés), haya ordenado o autorizado varias pruebas de restos hallados en la fosa donde fueron enterradas las tres menores tras ser asesinadas.
Se retoman varias pruebas que pueden ser claves
Las peticiones han partido de la Asociación Laxshmi para la lucha contra el crimen —que ejerce la acción popular—, que ha solicitado al juzgado que dé un impulso procesal al caso. En especial, desde que en 2019 una pareja que hacía necroturismo encontrara en la misma fosa cuatro falanges de Míriam García, una de las víctimas. En el informe forense, sin embargo, nunca se contempló que a la menor le faltaban dichos huesos, lo que ha terminado motivando la reanudación de algunas pruebas.
Con todo, Ricart fue el único procesado, mientras que Antonio Anglés todavía es buscado por los asesinatos de Toñi, Miriam y Desirée, cuyos cuerpos fueron hallados semienterrados en enero de 1993 —hará pronto 30 años— en un paraje montañoso de la localidad de Tous. Las esperanzas de encontrar a Antonio Anglés son pocas o nulas, pero ni Policía Nacional, ni Guardia Civil se han rendido nunca en su propósito de averiguar dónde fue el principal sospechoso del crimen después de huir durante un permiso penitenciario.