El detenido llegó a rociarle la cara y el cuello con alcohol para después prenderle la zona con un mechero. Además de sufrir frecuentes abusos sexuales, también era castigada a dormir en el suelo, maniatada de manos y pies.
Encerrada en una habitación bajo llave. Sin acceso a su teléfono móvil. Amenazada 24 horas, siete días a la semanas. Agredida física y sexualmente y sin libertad de movimiento, incluso, para ir al baño. Así han sido las últimas semanas de una joven de 18 años, vecina de Esplugues de Llobregat, que ha vivido un auténtico secuestro por parte de su pareja, un individuo que se apoderó violentamente de su vida y voluntad.
Una denuncia anónima a la Policía Nacional movilizó a los investigadores a mediados de abril. En la alerta se informaba que un individuo tenía a su novia encerrada bajo llave, manteniéndola así privada de libertad, mediante violencia e intimidación; y amenazándola tanto a ella como a su familia
Localizada en la calle con su agresor
Esta denuncia fue el detonante para iniciar una seria de diligencias de investigación para la averiguación de la ubicación exacta de la víctima, corroborar los hechos y poder así liberar a la joven lo antes posible. Una vez localizaron a la víctima, 24 horas después de tener conocimiento de la denuncia, se montó un dispositivo para liberarla, detener al agresor y poder darle “una rápida y adecuada asistencia”. Por ello, se procedió a pedir la preceptiva autorización judicial para practicar un registro en el domicilio donde se encontraba la chica retenida.
No obstante, fruto de un dispositivo de vigilancia en torno a domicilio investigado, el pasado miércoles 19 de abril, se localizó a la víctima saliendo de su residencia habitual, junto a su agresor, al que se detuvo inmediatamente.
Heridas y lesiones de carácter muy grave
Acto seguido, se trasladó a la mujer a un centro hospitalario para ser asistida de las lesiones y heridas, que incluso a simple vista se podían apreciar de muy graves. En el momento de la detención, el agresor tenía en su poder el teléfono móvil de la mujer, bloqueando así cualquier posibilidad de pedir ayuda por su parte.
Una vez puesta a salvo y asistida en el hospital, la víctima fue conducida a dependencias policiales para poder informarla de toda la asistencia que dispone tal y como se establecen tanto la legislación vigente, como en los protocolos de actuación de la Policía Nacional en relación a las víctimas de violencia machista.
Dormía en el suelo, maniatada
Conversando con la joven, los investigadores pudieron constatar que no disponía de llaves propias de su vivienda y se encontraba casi todo el tiempo encerrada en su habitación. Tenía que pedir permiso a su agresor incluso para salir de su habitación o ir al baño.
Además de las constantes amenazas sufridas, tanto a ella como a su familia, el detenido la agredía habitualmente llegando en una ocasión a rociarle la cara y el cuello con alcohol para después prenderle la zona con un mechero. Durante su cautiverio, además de sufrir frecuentes abusos sexuales, era castigada a dormir en el suelo, maniatada de manos y pies.
El agresor descansa en prisión
Con todo, el grupo investigador se puso en contacto con la Sala de Coordinación Interpolicial, la cual determinó el traslado de la víctima a la Comisaría de Mossos d’Esquadra de Hospitalet de Llobregat, para que fuese atendida por la unidad competente en esta materia, de cara a realizar la preceptiva valoración policial de riesgo, la solicitud de orden de protección, así como el resto de derechos que le asisten en virtud de la LO 1/2004 de violencia sobre la mujer y el resto de legislación relativa a la atención a las víctimas de delitos graves.
Finalmente, el pasado 21 de abril el detenido pasó a disposición del Juzgado de Violencia sobre la mujer en funciones de guardia de Esplugues de Llobregat, quien decretó su ingreso en prisión provisional sin fianza.