Ante el auge de redes de trata de blancas presentes en Catalunya, los Mossos d’Esquadra han decidido intensificar su lucha contra estas mafias que trafican con personas, normalmente muy vulnerables, que captan en países en vías de desarrollo, prometiendo una nueva vida en occidente.
Estos grupos se aprovechan de la desesperación de las víctimas, que anhelan un futuro mejor, engañándolas con la promesa de un trabajo digno. Sin embargo, cuando llegan al destino estas personas son explotadas sexual o laboralmente, bajo amenazas, coacciones, violencia y agresiones.
El objetivo de los Mossos, pues, es perseguir a estas redes, pero sobre todo, asistir y acompañar a las víctimas.
Una decena de investigaciones anuales
El auge de estas redes, algunos de ellas relacionadas con el cultivo de marihuana – que como sabemos, Catalunya se ha convertido en la huerta de Europa - ha hecho saltar las alarmas a la policía catalana que se ha percatado del crecimiento de estas mafias y del aumento de víctimas en esta región. En 2021, se realizaron 10 investigaciones en relación con posibles redes de trata y explotación, que conllevaron la detención de 9 personas.
En este 2022, informa la policía catalana en un comunicado, se están llevando a cabo nueve investigaciones en esta misma línea: cuatro de ellas están relacionadas con la explotación sexual, tres con finalidades de explotación laboral y dos más en relación con la comisión de otras actividades delictivas.
Desde 2016, los Mossos han atendido a un total de 51 víctimas de trata de blancas. Cifra a la que se le deben añadir todas aquellas personas, también víctimas, que hayan sido contempladas como testigos protegidos en los distintos procedimientos.
Colectivo especialmente vulnerable: los refugiados ucranianos
En el marco de esta lucha contra las redes de explotación sexual y laboral, los Mossos d’Esquadra, el 28 de marzo de 2022, pusieron en marcha el dispositivo ‘Makosh’, con el objetivo de atender a las personas que llegaban de la guerra de Rusia y Ucrania. Ya en ese momento fueron varias las informaciones que alertaban del auge de mafias que, ante la desesperación de este colectivo, había empezado a hacer negocio con el tráfico de refugiados.
Por eso, la policía catalana puso el foco en las personas que llegaban de la zona del conflicto bélico para evitar su captación en estas redes de trata. Para ello, trabajaron de forma conjunta con otros departamentos y entidades, como la Consellería de Igualdad y Feminismo, el ayuntamiento de Barcelona o la organización SICAR.cat – Adoratrius con el objetivo de proteger a estas personas refugiadas.
Con todo, cuando una persona es declarada víctima de una red de trata, automáticamente se le asignan unos derechos especiales de protección. Regulados por la Constitución, la Ley de Enjuiciamiento Criminal y el Estatuto de la Víctima, estas personas podrán contactar con organizaciones o entidades, como la Cruz Roja, para recibir la asistencia y el acompañamiento pertinente.
El perfil de las víctimas
Existen muchos perfiles de víctimas, aseguran los investigadores de los Mossos. Según la finalidad de la explotación se busca o requiere de un perfil u otro. Por ejemplo, en los casos de explotación sexual, las víctimas suelen ser mujeres o niñas de países africanos. Las engañan y una vez llegan a Europa les comunican que han contraído una deuda con la organización, por los costes del viaje, que deberán saldar ejerciendo la prostitución.
Paralelamente, las víctimas de trata con fines de explotación laboral o para cometer, bajo presión, otra actividad delictiva, no tienen un perfil establecido, pues se captan tanto hombres, como mujeres, de diferentes edades y nacionalidades.