Preocupación internacional por los índices delincuenciales de Barcelona

La reactivación del turismo en Barcelona ha provocado un ligero repunte de robos y hurtos en la Ciudad Condal | EFE
photo_camera La reactivación del turismo en Barcelona ha provocado un ligero repunte de robos y hurtos en la Ciudad Condal | EFE
La delincuencia callejera ha experimentado un repunte en las zonas más turísticas de grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Pero este aumento ¿justifica las alertas de las autoridades francesas y suizas? Comerciantes y vecinos de la Ciudad Condal creen que dichas advertencias no se ajustan 100% a la realidad barcelonesa.

El fin del estado de alarma ha permitido una incipiente reactivación del turismo en todo el país. En concreto, en Barcelona se ha notado un significativo repunte en la llegada de turistas internacionales que han elegido la Ciudad Condal para disfrutar del periodo estival. Sin embargo, la reapertura de los chiringuitos a pie de playa, del ocio nocturno y, en general, de todos aquellos establecimientos y actividades que viven fundamentalmente del turismo, ha reactivado también a los ladrones. Tanto a los multirreincidentes, como a las organizaciones más especializadas. 

Ha sido a partir de este pequeño repunte que los gobiernos de Francia y Suiza han empezado a alertar a sus ciudadanos de la proliferación de robos violentos y hurtos en España, en concreto, de la “peligrosidad” que supone para los turistas visitar actualmente la ciudad de Barcelona. Si bien es cierto que las cifras han aumentado, y que la sensación de inseguridad se ha visto acentuada en este sentido; la realidad a pie de calle y la percepción de vecinos, comerciantes y turistas, como ha podido comprobar esta redacción, no se ajusta a la preocupante alarma lanzada por las autoridades francesas y suizas. 

En concreto, el gobierno galo hace especial hincapié en las zonas de aglomeraciones turísticas de Madrid, Barcelona y de la zona sur de Tenerife para disuadir a sus conciudadanos de elegir España como destino vacacional. Quizá porque recientemente la mujer del exprimer ministro francés Manuel Valls fue víctima de un robo o para evitar la fuga de franceses a otros países durante las vacaciones de verano, la realidad es que la web de su Ministerio de Interior alerta de “un aumento significativo de la delincuencia y de los robos acompañados de episodios de violencia”, sobre todo, en la Ciudad Condal. Sin embargo, el alarmismo generado no se ajusta a la realidad. 

Ya existen protocolos para minimizar estos delitos 

Si bien es cierto que la reactivación del turismo ha traído consigo un ligero aumento de los hurtos, como es lógico, los datos de robos y hurtos en Ciutat Vella, el punto caliente de este tipo de delitos en Barcelona, no se acercan a los alcanzados en 2019. Para evitar estas cifras, ya el verano pasado los Mossos d’Esquadra pusieron en marcha el conocido “Pla Tremall”, precisamente para luchar contra los delincuentes multirreincidentes, principales autores de este tipo de robos: tanto de hurtos silenciosos, como de robos con violencia a turistas. 

En el marco de este dispositivo contra la delincuencia en Barcelona se ha intensificado la presencia policial, sobre todo de paisano, en aquellas zonas de mayor afluencia turística de la ciudad. En los últimos fines de semana su presencia ha abortado decenas de hurtos, permitiendo la detención de decenas de delincuentes por estos delitos.

Así pues, para comprobar cómo viven este repunte vecinos, comerciantes y turistas, esta redacción se desplazó hasta el centro de Barcelona para preguntar, observar y percibir la realidad de todos ellos en primera persona. 

¿Hasta qué punto tienen razón Francia y Suiza?

Si bien los dependientes y comerciantes de Ciutat Vella se muestran preocupados por este repunte de robos, en la mayoría de los casos, explican, son hurtos sin violencia. Aprovechan que los locales cierran antes que de costumbre para saquear los negocios cuando están vacíos de clientes o para llevarse la mercancía con sigilo, pero rara vez atacan a los trabajadores. Conscientes de la situación, ya años antes a la pandemia del coronavirus que lo paralizó todo, tienen sus propios mecanismos de vigilancia: cámaras, bolardos, espejos, dependientes en todas las puertas, etc. Los trabajadores preguntados aseguran ser conocedores de la realidad que existe en la calle de una gran ciudad como Barcelona y, aunque deben estar alerta, valoran el aumento de la presencia policial y no trabajan con miedo. 

En la calle, el sentimiento es similar. Los vecinos tanto del barrio Gòtic, como del Raval, respiran aliviados ante la llegada de turistas porque la presión de carteristas y ladrones vuelve a poner el foco en los extranjeros. Algunos confiesan que les han robado el bolso o el móvil más de una vez este año, pero siempre con extrema discreción. “Vengo de Brasil y allí los robos son violentos. Aquí me robaron el bolso mientras cenaba en un restaurante con mi novio. Ninguno de los dos nos enteramos de nada. Son unos auténticos profesionales”, explica Djadja, una joven brasileña afincada en Barcelona. “No sentimos inseguridad en el centro. Nunca hemos vivido nada así, ni lo hemos visto. Tampoco en nuestro barrio. Se escucha en las noticias pero no lo hemos visto, vivimos tranquilas”, aseguraban unas vecinas de L'Hospitalet que se encontraban pasando el día en Las Ramblas. 

Una alarma un poco alarmista

En general, la decena de personas preguntadas coincidía en la idea de que recientemente los medios de comunicación se han hecho eco de un repunte de delincuencia callejera, pero no se tiene sensación de inseguridad. “A mi me han robado siempre por ser una despistada”, confesaba una joven. Como pasa en otras grandes ciudades, hay que estar alerta. Por lo que con la cartera y el móvil bien guardados y el bolso siempre a la vista, uno puede pasear por Barcelona tranquilamente y volver a su país o a su ciudad con todas su pertenencias, además de algún souvenir. 

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