Los restos biológicos hallados en la ropa de Helena Jubany — la joven asesinada en Sabadell en diciembre de 2001 — no corresponden al eterno sospechoso: Santi Laiglesia. El pasado mes de marzo ya se supo que las muestras recuperadas del cuerpo de la joven víctima tampoco pertenecían a Laiglesia, quedando pendiente de analizar los restos hallados en el jersey que vestía Helena cuando desapareció. Ahora, sin embargo, las esperanzas de la familia se desmoronan, pues los análisis de la Policía Nacional concluyen que ni las muestras recuperadas del cuerpo, ni las de la ropa, corresponden a este sospechoso.
De hecho, la identidad de la persona a la que pertenecen (y que podría ser la autora material del crimen) sigue siendo un misterio, ya que el mismo cotejo se hizo con muestras de ADN de Xavi Jiménez, imputado en 2021, dando también un resultado negativo. Así, aunque la repetición de la pericial caligráfica demuestra que Jiménez participó en la escritura y el envío de las dos cartas anónimas que la joven Jubany recibió antes de morir, el cotejo del ADN no ha podido despejar dudas sobre quién se enconde tras los restos hallados en el cuerpo y en la ropa de la víctima.
La imputación de Xavi Jiménez ‘in extremis’
De hecho, la imputación de Xavi Jiménez – horas antes de que prescribiera el caso – se formalizó después de que el informático forense Bruno Pérez Junca, contratado por la familia Jubany, descubriera, del disco duro de la fallecida, que Jiménez envió varios correos electrónicos a la joven con mensajes clavados a los manuscritos anónimos que recibió antes de su muerte.
Esta coincidencia entre el contenido de los correos electrónicos y el de los anónimos motivó la apertura de unas nuevas diligencias para comprobar si el investigado había tenido algo que ver. La pericial caligráfica concluyó que su letra coincidía con la de las cartas que recibió la joven Helena.
El eterno sospechoso
Por su parte, Laiglesia, abogado y
El crimen sin resolver
Con todo, cabe recordar, la joven bibliotecaria, de 27 años, fue asesinada el 2 de diciembre de 2001 en Sabadell (Barcelona). Encontraron su cadáver tirado en un patio interior. Estaba desnuda y con el cuello lleno de quemaduras.
A partir de entonces, se inició una investigación policial para esclarecer las circunstancias de la muerte. Después de realizar las pruebas caligráficas (las que se han repetido ahora) y de conocer que la víctima fue hallada en el patio interior del bloque donde vivía de una de las sospechosas, Montserrat Careta (pareja de Santi); ésta y Ana Echaguivel, dos compañeras del Unión Excursionista de Sabadell, quedaron detenidas por su presunta vinculación con el crimen.
Las dos ingresaron en cárcel de manera provisional. Careta se suicidó en prisión. Echaguivel salió en libertad en 2005 por falta de pruebas. El caso quedó archivado entonces hasta que se reabrió por primera vez en 2020.
Compañeros en la Unión Excursionista de Sabadell
Una de las pistas para señalar a Careta fueron las benzodiacepinas con las que fue drogada Jubany y que, curiosamente, también estaban en el piso de Montse y en la botella de zumo de melocotón que recibió Jubany junto a uno de los anónimos.
Todos ellos, Santi, Xavi, Montse y Ana, eran miembros de la Unión Excursionista de Sabadell (UES), asociación a la que se había unido Helena Jubany. Su familia insiste en un plan premeditado orquestado por todos y liderado por Laiglesia.