“Lo extrañamos mucho y nuestros hijos están sufriendo un dolor inmenso”, arranca la desgarradora carta que la esposa de Jamal O. ha enviado a este medio cuando se cumplen ocho meses de la misteriosa desaparición de su marido y padre de sus cinco hijos.
Su esposa recuerda la última vez que lo vio. Fue el 22 de agosto de 2020. Aquella noche, a la salida de un restaurante de Puerto Banús, en Marbella, nada hacía presagiar a este matrimonio que sus vidas estaban a punto de truncarse para siempre. En las imágenes tomadas por algunos vecinos se puede ver el momento en el que dos coches equipados con luces de policía bloquean al Mercedes G-Wagon en el que viajaba la pareja.
En total, ocho secuestradores ataviados con uniformes de policía asaltaron a punta de pistola el vehículo de alta gama de la familia. Los pretendidos agentes golpearon repetidas veces a Jamal hasta que consiguieron arrancarlo del volante y llevárselo a la fuerza. Todo sucedió en cuestión de segundos. Eran unos auténticos profesionales.
Esa fue la última vez que su familia lo vio. A partir de ahí, la historia de este empresario holandés de ascendencia marroquí se diluye. “Jamal fue metido a la fuerza en un vehículo por una persona rubia de cabello mediano y llamativos ojos azules. Nunca olvidaré su mirada y lo reconocería si la policía española me diera la oportunidad de hacer un reconocimiento fotográfico, pero se niegan obstinadamente.”, se lamenta su esposa.
Lo que sucedió unos instantes después de este secuestro de película, en pleno corazón de Marbella, atormenta todavía hoy a la familia de Jamal. Cuando la Policía Nacional llegó al lugar de los hechos, tan solo diez minutos después, pese a las súplicas desesperadas de su mujer para que rastrearan el vehículo que acababa de perderse en el horizonte con su marido en su interior, los agentes comenzaron a especular acerca del móvil del secuestro. Con el paso de los minutos, las esperanzas de interceptar el vehículo se disiparon. “Les dije que Jamal es un padre de familia y que no tiene enemigos ni otros problemas.”, recuerda su esposa. Denuncia que, tanto las autoridades policiales españolas como las judiciales, desde el minuto uno de este trágico suceso, y hasta este preciso instante, no le han tendido la mano. “No hubo escucha. Lo único que me ofrecieron fue ir a la comisaría para presentar una denuncia.”.
Pero además de esta presunta pasividad a la hora de instruir diligencias, la familia se queja de no haber recibido noticias, durante ocho agónicos meses, sobre el estado en el que se encuentra la investigación. “Estamos desesperados. Es una tortura mental la que soportamos cada día.”. Según su cónyuge, los investigadores han basado sus pesquisas en una publicación de un bloguero en la que se afirma que se ha solicitado un rescate por la liberación de Jamal. Pero ella lo niega en rotundo y se refiere a este dato como “una mentira”. “Si eso fuera cierto lo habría denunciado a la policía de inmediato.”, asegura. La prensa tampoco los ha ayudado. Al contrario. Los pocos artículos que se han escrito sobre la misteriosa desaparición versan sobre suposiciones acerca de la dudosa reputación de Jamal que ponen en entredicho la versión de su familia y justifican de algún modo esta desaparición.
Tres escenarios posibles
Mientras tanto, se barajan tres escenarios posibles para este secuestro. La primera hipótesis es que pueda tratarse de un secuestro por dinero. Pero su mujer desmonta enseguida esta premisa. “Trabajaba duro y tenía éxito como agente inmobiliario. Era muy generoso. Si alguien necesitaba dinero, él se ocupaba sin pedir nada a cambio. Pero, si fue secuestrado por dinero, ¿No habrían exigido ya un rescate?”.
La segunda teoría que se baraja es el ajuste de cuentas. Sin embargo, este tipo de actuaciones suelen estar relacionadas con importantes organizaciones criminales que mueven sumas ingentes de dinero. Millones de euros. “Y mi marido no tenía ni uno”, apunta su mujer, que recuerda que Jamal tampoco tenía antecedentes penales de ningún tipo.
El tercer escenario pone en la picota al reino alauí de Marruecos con quien el tío del desaparecido, también empresario afincado en Holanda, mantiene una tensa relación. De hecho, Marruecos le pisa los talones desde hace años. El motivo no es otro que su intensa actividad política en el exilio. El tío de Jamal es un disidente, un contestatario. En definitiva, una figura molesta para el régimen que pugna con Holanda por su captura.
Sin embargo, los Países Bajos se han negado a su extradición por ausencia de indicios criminales en la petición del gobierno marroquí. ¿Se trataría entonces de una desaparición orquestada por un grupo criminal o la desaparición de Jamal va mucho más allá que un simple secuestro?
La familia lanza un S.O.S
Ahora, la familia del empresario solicita al Estado del Reino de los Países Bajos, de donde es nacional el desaparecido, que interceda en la investigación de la desaparición y que solicite al Cuerpo Nacional de Policía que se agilice su búsqueda para dar cuanto antes con el paradero de Jamal.
Su esposa dice sentirse desamparada por las autoridades españolas pero también por la diplomacia holandesa. "Jamal nació, se arraigó y creció en los Países Bajos”, recuerda. Por si este no fuese un motivo suficiente para recibir la atención del Estado holandés, la mujer recuerda que el consulado tiene la obligación de ofrecer asistencia a aquellos conciudadanos que la precisen mientras se encuentre en un país extranjero. “Esperamos que el canciller y la embajada en Madrid presionen a las autoridades españolas para que asuman seriamente el secuestro de Jamal. ¡Tiene que regresar a casa!”