Local libre de agresiones sexuales
“En mi local nunca hemos tenido ese problema. No ha habido agresiones sexuales”. Nos asegura Chus, una mujer reivindicativa y con amplia experiencia en el mundo del ocio nocturno. Casi especializada en fiestas temáticas para chicas, pero que dirige la sala como si de su casa se tratara.
Estamos en un local en la calle Villarroel, por encima de la Diagonal, donde el público oscila entre los 25 y los 40 años mayoritariamente, casi todos de la ciudad, aunque también acuden un buen número de estudiantes erasmus.
Adolescentes, mala clientela y mal negocio
Ante el larguísimo cierre al que han sido sometidos estos negocios durante el Covid, nos interesamos por los costes que tiene levantar la persiana de un local como este. “Mínimo son 1.500 euros de gastos fijos por sesión que abrimos”, nos comenta Chus.
Alguna vez han realizado sesiones exclusivamente para adolescentes entre 14 y 17 años, en horario hasta las doce de la noche y donde no se permitía el consumo de alcohol. “La verdad es que la última vez que lo hicimos, tras el Covid y la generalización de los botellones, fue un desastre. Los críos, cuanto más jóvenes menos caso hacen, y en un descuido, hasta intentaron asaltar la barra para coger las botellas”
Al no haber alcohol, alguna de esta gente más joven suele atrincherarse en los lavabos para consumir marihuana, lo cual genera auténticos problemas para la seguridad de los locales, ya que demás de que está prohibido fumar y más aún el consumo de drogas, se trata de menores, con lo que cualquier cosa que pudiera pasarles dentro de la discoteca sería responsabilidad de la dirección.
Si a ese plus de peligrosidad por lo que pudiera pasar se le añade el bajísimo nivel de gasto de los y las adolescentes, y que, además, chicos y chicas ya no quieren acudir a fiestas sin alcohol, las sesiones de tardeo son casi algo inexistente y muy poco rentable.
La cultura del reggaetón ha calado
Chus, además de una empresaria de éxito, es una conocida activista por los derechos de las mujeres dentro de la comunidad LGTB de Barcelona. “Soy una mujer que lucha constante y activamente por la igualdad entre hombre y mujeres. Por eso, no deja de sorprenderme por las actitudes totalmente sexualizadas y tóxicas de las chavalas y los chavales cada vez más jóvenes. Claramente ha calado lo que ven en YouTube, los mensajes de las canciones que escuchan y toda la cultura del reggaetón. Es muy alucinante y preocupante”.