La uniformidad de las declaraciones de todos los testigos que presenciaron la caía de Julen por el pozo de Totalán demuestra la veracidad de los hechos ocurridos.
Todos coinciden en haber visto al pequeño caer de pie por el agujero, que no estaba tapado.
Además, éstos, entre los que se encuentran otros familiares a parte de los progenitores, también afirman haber escuchado el llanto de Julen durante aproximadamente 30 segundos.
“Entre dos cantillos quedaba el agujero”
El padre de Julen, José Roselló, y su esposa relatan que llegaron a la finca sobre las 13h. Mientras José y el dueño de la parcela hacían la comida, su prima y su mujer se quedaron a cargo de los pequeños.
"Pasado un tiempo, mi mujer llamó por teléfono al encargado del trabajo para decirle que no iba porque se encontraba mal; en ese momento, yo estaba echando unas ramas al fuego y vi cómo mi hijo corría por la zanja hacia la esquina donde había un pozo […], por lo que salí corriendo para cogerlo, no llegando, y vi cómo se cayó por el pozo", explicaRoselló.
Su prima también lo presenció. Todos corrieron al pozo y escucharon al pequeño. El pozo quedaba abierto entremedio de dos cantillos de hormigón.
El pocero, el dueño y el maquinista
Pero en cuanto al estado del pozo antes de la caía de Julen ya no existe tanta coincidencia en las declaraciones.
Mientras David, dueño de la finca y primo político del padre de Julen, asegura que el pozo estaba tapado, el pocero asegura que “David me dijo que tenía la documentación para el pozo, pero no me la enseñó".
"La obra consistía en hacer unas perforaciones con una máquina de rotopercusión con martillo y aire a presión, con un diámetro de 22 centímetros.
Hice una primera perforación el día 17 de diciembre de 150 metros”, explica el encargado de la ejecución del pozo.
Cuenta que al sacar el tubo metálico que se inserta al inicio del pozo, la propia tierra que han sacado cae, rodea al mismo y tapa el agujero. El pocero asegura que le puso una piedra de 15 kilos, "quedando como responsable de dicho pozo el propietario de la parcela".
Por otro lado, el maquinista de la obra que ejecutó la obertura de la zanja en la finca de Totalán afirma que “David me pidió el favor, por amistad, de que le abriera la zanja para hacer los cimientos de un muro en su parcela".
Cuenta que en un punto de la parcela había una montonera de arena de color gris con una especie de cráter en el centro, donde había un agujero descubierto de un pozo.
"Desplacé la montonera con la pala a unos cuatro metros del pozo, en la misma parcela, ya que David me dijo que la quería para hacer cemento. Tras quitar la arena, se veía el agujero del pozo a ras del terreno", explica.