El 5 de mayo de 2023 agentes de los Mossos d’Esquadra detuvieron, por tercera vez en menos de un año, a D.P., un joven de 29 años, exentrenador del Unificación Club de Fútbol (UCF) de Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona). La detención llegaba después de que seis adolescentes, todas ellas menores de 16 años, denunciaran ante la policía catalana haber sido víctimas de agresión sexual cuando este individuo era su entrenador en el UCF Santa Perpètua.
Sin embargo, no era la primera denuncia que recibía por hechos similares. Tampoco, la primera vez que lo detenían. D.P. fue detenido por primera vez el 11 de enero de este año, después de que una joven denunciara ante los Mossos d’Esquadra que había sido víctima de una agresión sexual nueve años antes, en el 2014, siendo ella menor de edad. La segunda vez fue el 17 de abril, cuando los padres de otra menor, de 14 años, lo denunciaron por, presuntamente, haber agredido sexualmente a su hija en diciembre de 2022.
Ocho denuncias en Sabadell, una novena en Mollet
Fue a raíz de la denuncia interpuesta por esta última menor que las otras seis familias pudieron descubrir que sus hijas también habían sido víctimas del entrenador de futbol. Esta joven, tras meses de repentinos y sospechosos cambios de actitud, finalmente se sinceró con sus padres, confesándoles los hechos acaecidos en diciembre de 2022. En la misma confesión verbalizó, entre sollozos, los nombres de otras compañeras que creía que también habían sido agredidas.
Esta alerta fue le mecha que propició que las otras seis chicas reconocieran los hechos: primero a sus padres, luego ante la policía y, finalmente, en sede judicial. Todas ellas, menores de edad cuando sucedieron las distintas agresiones, estimaban al acusado como si fuese su hermano mayor. Con los meses, este septiembre, se sumó una séptima menor a la causa.
Aprovechó el clima de máxima confianza
De este modo, por ahora, existen ocho denuncias que se instruyen en el Juzgado de Instrucción 3 de Sabadell y una novena, la que motivó la primera detención en enero, que se instruye en Instrucción 4 de Mollet.
Las agresiones, explican las familias, se cometieron aprovechando la confianza que el acusado tenía con las menores y la amistad que había entablado con algunos de los padres. “Después de los partidos se iban a comer todos juntos o iban a casa de compañeros del equipo a ver una película. Cuando él se quedaba a solas con la víctima aprovechaba para tocarlas y abusar de ellas. También lo hizo en las instalaciones del club, como en la sala de fisio cuando las niñas se lesionaban”.
Quebrantó la orden de alejamiento
Tras la última detención, D.P. quedó en libertad provisional, entre otras medidas, con una orden de alejamiento de 1 kilómetro respecto a las niñas. Medida que quebrantó poco después de quedar en libertad y por lo que volvió a ser denunciado. La juez, sin embargo, no endureció las medidas cautelares y le impuso una multa de 3.600 euros. Esta realidad está provocando una auténtica inestabilidad emocional para las menores, que no quieren salir solas a la calle por miedo a encontrárselo.
Es más, algunas de ellas reciben tratamiento psicológico ya que, a raíz de la agresión, han tenido varios episodios de ansiedad. “Son solo niñas” lamenta una madre, visiblemente afectada, ante eltaquigrafo.com. Otras de las víctimas, aseguran sus familiares, se sienten culpables por no haber denunciado antes, “como su caso sucedió en 2020 mi hija cree que lo podría haber frenado…”.
Las niñas se sientes desamparadas y las familias, también
La abogada de tres de las ocho familias, la letrada penalista Marina Folch, asegura que las niñas se sienten desprotegidas. “No entienden cómo una persona que ha cometido estos delitos puede estar en libertad… tienen la sensación de que atreverse a dar el paso de denunciar no ha servido de nada”, asevera a preguntas de esta redacción.
Por su parte, la jueza instructora justifica la negativa de ingresarlo en prisión porque, a su parecer, no existe riesgo de fuga ya que D.P. “tiene domicilio fijo y conocido, trabajo estable y convive con su familia”. Extremo al que Folch se opone tajantemente al entender que sí que existe ese riesgo “cuando se enfrenta a penas de prisión muy elevadas”.
Que ingrese en prisión para poder pasar página
Paralelamente, la instructora de Sabadell también argumenta que no existe riesgo de reiteración delictiva porque el acusado no tiene antecedentes penales. Sin embargo, la abogada de estas tres familias hace especial hincapié en matizar que “aunque no tenga antecedentes penales, eso no significa que no exista riesgo de reiteración delictiva, más aún cuando ya existen otras víctimas y en la presenta causa hay ocho denuncias”.
Muchas de las familias siguen superadas por los hechos. Algunas madres lo consideraban un hermano pequeño, otras creían que era extraño que con su edad no tuviese amigos y dedicase todo su tiempo libre a estar con las niñas. No obstante, sea como fuere, D.P. logró ganarse la confianza de los padres y, lo más importante, el silencio de sus víctimas.
Ahora, sin embargo, las familias se han unido para pedir de forma inmediata su ingreso en prisión preventiva. “Solo así nuestras hijas podrán empezar a pasar página…”. Sin embargo, la jueza se mantiene con su decisión y, por ahora, D.P. seguirá en libertad.