Violencia de género: el 40% de los agresores se suicida o intenta suicidarse

Expertos forenses relacionan estos casos con un perfil inmaduro del criminal

Según fuentes policiales a las que ha tenido acceso este medio, cuatro de cada diez hombres se suicida o intenta suicidarse después de matar a la víctima de la agresión por violencia de género y/o violencia domestica. En lo que va de año se han registrado 43 víctimas mortales en España y de estas, en 10 ocasiones, el asesino se ha suicidado o ha intentado suicidarse tras el crimen.

En base a estos datos y para conocer qué común denominador hay entre estos casos, el doctor en psiquiatría y forense judicial, Josep Tomás Villaltella , explica a eltaquigrafo.com que la propia frialdad que precede al momento de quitarle la vida, generalmente a la persona (supuestamente) amada, puede llevar al suicidio del asesino por varios factores entre los que destaca “la inmadurez del individuo, asociada en no pocos casos, a situaciones de pobreza y desesperación”.

El doctor, a su vez, separa en dos grandes grupos los casos de “suicidio post crimen”. Por un lado, los perpetrados por personas adultas o ancianas y, por otro los casos en los que el agresor es joven o de mediana edad.

El abandono y la crisis

El primer grupo, el de la tercera edad, la violencia doméstica se produce como una respuesta desesperada ante una situación de miseria, “más que considerarse un acto de violencia machista en si mismo”, declara el doctor. En su mayoría de casos la situación se “tensa” por la enfermedad de un familiar o la precariedad económica o ambas.

“Mucha gente mayor -añade- se ve abandonada por sus hijos y la crisis les arrebata las reservas económicas de una vida de esfuerzo. En muchos casos los hijos no pueden ayudarles por el mismo motivo. Ante esta situación aflora la desesperación tal y como vemos diariamente en los juzgados. Esto les lleva a terminar con la vida de su pareja y la suya, de manera inevitable”.

El pasado 29 de enero, un anciano, de 91 años, envenenó a su mujer de 90, que padecía Alzheimer. Ella murió y él quedó en estado grave tras tomar la misma sustancia. Vivían en un pequeño asilo de Mazarambroz (Toledo) y no tenían hijos. Fuentes próximas a la investigación señalaron que se trataba de un matrimonio muy unido.

“Una respuesta inmadura ante una situación desesperada”

Por otro lado, los casos de violencia domestica entre parejas jóvenes o de mediana edad, se relaciona con influencias “de orden cultural”, dicen los expertos. “Tras satisfacer su necesidad de matar, muchas veces espontánea pero no por ello menos previsible, el agresor se percata del crimen cometido y se suicida como forma de respuesta ante un sentimiento de culpa. Siente empatía, cuando la ira desaparece.

Es como si se quitase una máscara. En estos casos el agresor actúa como un adolescente, impetuoso, con la percepción de la realidad distorsionada por los sentimientos y víctima de las influencias que le rodean o le han marcado dada su enorme vulnerabilidad”, afirma el doctor Josep Tomás que atesora más de 40 años de experiencia clínica a sus espaldas.

“Un sentimiento de culpa que acaba con el suicidio del homicida”

La abogada experta en violencia doméstica y de género, Ana Belén, explicó a eltquigrafo.com que normalmente se produce un arrebato de obcecación tras el que, una vez producido el crimen, aparece el arrepentimiento del agresor. “Son homicidios no pactados ni premeditados”, y añade “que suelen ir unidos a una “chispa” que enerva al agresor, como un ataque de celos, y eso les lleva a matar”.

Un claro ejemplo es el producido el pasado 18 de junio en Pontevedra. Un matrimonio de mediana edad fue localizado muerto por arma de fuego. La pareja, un hombre de 50 años y una mujer de 47, habían roto su relación y estaban en proceso de separación. No existen denuncias por malos tratos aunque algunos testigos comentaron que él era muy celoso y eso había sido motivo de varias discusiones entre la pareja.

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