La “manada de Pamplona”, la “manada de Málaga”, la “manada de Molins” o la "manada de Alicante". Cada semana se denuncia una agresión sexual grupal en España según datos de la Secretaría de Estado de Seguridad.
La cifra es ligeramente superior a la de años anteriores pero llama la atención que en relación a los años 2016 y 2017, se detecta ahora un descenso en la edad de los presuntos autores.
¿Qué está pasando con nuestros jóvenes, adolescentes y o pre adolescentes? ¿Es una constatación objetiva o sólo una percepción subjetiva que cada vez son más violentos?
¿Cómo se conjuga esta situación cuando, por otro lado, la juventud española es, en muchos ámbitos, un claro ejemplo de solidaridad, activismo e implicación social?
Sin valores
Los psicólogos y sociólogos consultados coinciden en una afirmación: “la violencia juvenil ha existido siempre. Es una época convulsa de la vida de las personas. Pero los tiempos que corren van acompañados de una pérdida de valores y de la aceptación y uso de la violencia como forma de comunicación. No existe disciplina. Sí consentimiento y despreocupación por parte de los adultos hacia un parte de los jóvenes, los más vulnerables”.
Esta es la opinión de la psicología Sonia Cervantes, autora del libro “Intensa-Mente” para quien la pornografía es, además, “un elemento distorsionador y que empuja a los adolescentes a confundir la realidad”.
“No existe pornografía para mujeres. Lo que nuestros adolescentes consumen son películas donde la mujer, para resultar atractiva, ha de ser un objeto sometido subyugado y ficticiamente complacido. Esos clichés se extrapolan a la realidad y la realidad no tiene nada que ver con eso. No se entiende el caso de la “manada de Pamplona” sin la pornografía”.
Penas más duras
Para muchos psicólogos vinculados con el mundo judicial, la clave también radica en endurecer penas y ser “aleccionadores para que los agresores no piensen que esto es jauja y que una agresión a una mujer resulta casi gratis”.