Hay libros reivindicativos de personalidades descollantes y orilladas del pasado que, en este mundo de egos y celos, son como formas de invitarnos a que ejerzamos el revulsivo derecho a admirar.
Así lo hace la recién publicada novela EL COLOR DE TU NOMBRE (Ed. La Esfera de los Libros), una narración evocadora, emocionante, madura y sutilísima inspirada en la pasión de la pintora Lee Krasner por el arte, por su compañero de vida Jackson Pollock, y por la vida misma.
Su autora, Ara de Haro (pseudónimo literario de Amparo Serrano de Aro), es una mística de la belleza artística que accede a la mística a través de la estética como Hans Urs Von Balthasar, que hace unos libros preciosos sobre pintoras y artistas (no se pierdan el que dedica a la pintora del barroco Artemisa Gentileschi ni el que dedica a la genial pintora surrealista Remedios Varo), que escribe con una delicadeza y sutileza casi modernistas situando todo el rato al lector entre la delectación y el cóctel de sensaciones que produce mediante su prosa depurada, literaria, poética, muy plástica y sin duda sugerente.
Como en NADA, de Carmen Laforet o en EL BOSQUE DE LA NOCHE de Djuna Barnes, la trama pivota alrededor de dos mujeres cuyas vidas y almas se encuentran para siempre (igual que las dos tramas de sus vidas se hacen una en la novela). Aquí son Nieves (¿trasunto de la autora?) y Kay. Y es la historia de un encuentro, o una identificación profunda, o de una entrevista casi psicoanalítica, o de un relato de vida especular mediante el relato coral, casi una sinfonía a dos voces, de dos mujeres huyendo de sociedades patriarcales y clasistas, y buscándose a sí mismas. Sí, es un viaje al Nueva York underground de los años cincuenta y a la España de los años setenta, ochenta y noventa.
Este libro, si lo hubiera escrito una periodista como Leila Guerriero, sería un perfil de periodismo narrativo, pero Ara de Haro ha querido ir más allá. No sólo ha querido descubrirnos la personalidad descollante y arrolladora de Lee Krasner en la América artística de los tiempos del expresionismo abstracto. No solo ha querido informar al lector sobre la vida del personaje sino que ha querido también formarlo. Y lo hace así, deshaciendo tópicos sobre la época, sobre el intocable Jackson Pollock y sobre su genial compañera. Y diluyendo prejuicios. Y ofreciendo una mirada personal. Y abriendo un debate… Todo al meterse ella misma en la novela de la vida de su personaje como para cumplir así un sueño: el de tomarse un café con un admirado personaje del pasado, y ser su confidente, y escuchar de su boca sus revelaciones vitales, la maravilla y la catástrofe que supuso casarse con un ídolo como Jackson Pollock, el autor de la obra de arte más cara del mundo en subasta (John Storm le llama a Pollock en esta novela)… Y así escuchar las confidencias de Kay llenas de pasión a pesar de la traición, la frustración, la humillación, la pérdida, y el dolor que también están presentes en su vida, pero que se entrelazan con la satisfacción, la lealtad, la amistad, el sexo, la diversión y el amor por la pintura.
He aquí una novela con el aliento de las grandes narradoras de nuestra tradición como Carmen Martín Gaite. Y con el pulso sutilmente reivindicativo, lírico a veces pero muy psicológico, de quien parece que quiere rescatar a las grandes artistas de la historia orilladas por el sesgo patriarcal del canon (como hace también Ángeles Caso), pero que en realidad se está rescatando un poco a sí misma mediante un confesionalismo velado pero conmovedor.
Sí, he aquí un libro que rezuma curiosidad intelectual, fervor por la belleza trascendente, y un sentido fino de la amistad femenina de la comunidad leal de las mujeres, lo cual emparenta a nuestra autora un poco con el París de los años 20 de Djuna Barnes, Gertrude Stein y demás, donde Nataly Barney creó el Templo de la Amistad, una suerte de Jardín de Safo en París, un rincón hospitalario en su casa donde se ponía el acento en esos valores por los que apuesta brillante y decididamente esta novela…
Lean EL COLOR DE TU NOMBRE, de Ara de Haro. Se lo recomiendo.