Love song, de Carlos Zanón (Ed. Salamandra)

Reseña Love song, de Carlos Zanón (Ed. Salamandra) por Luis Artigue
photo_camera Reseña Love song, de Carlos Zanón (Ed. Salamandra) por Luis Artigue
He aquí una novela de viaje, amor, amistad y desolación. Brillante en el tono y en la prosa, repleta tanto de finura psicológica como de frases con vocación de cita literaria.

¿Es Carlos Zanón el nuevo Manuel Vázquez Montalbán?

La novela realista en nuestro canon, después de la guerra civil, o era novela social, o era novela experimental, o era novela neorrural, hasta que nos llegó de Hispanoamérica el realismo mágico, y de Norteamérica tanto la novela beat (William Burroughs, Jack Kerouac y demás) como la novela negra americana (en su amplio espectro desde el policial de Hammett y demás al noir de Jim Thompson y demás). Y creemos que es esta última, la novela norteamericana en su vertiente noir y beatnik, la que más peso de influencia ostenta la pluma narrativa de Carlos Zanón, por más que a este autor de referencia se le nombre con insistencia como el nuevo Manuel Vázquez Montalbán de nuestra novela negra de hoy.

Por eso en sus novelas no hay detectives ni juegos de ingenio justiciero sino violencia pura y dura, crudeza, música, carretera y nihilismo lírico: todo enfocado desde la periferia de todo como en el caso de los narradores beat, y en sus seguidores novelistas.

Miren a tal efecto sino la última novela publicada por Carlos Zanón Love Song (Ed. Salamandra).

¿De qué trata esta novela?

Pues son los músicos célebres que no saben vivir fuera del escenario Jim y Cowboy y Eileen, como los viejos rokeros que no saben dejarlo, que no saben crecer, que no saben vivir sin dosis de una intensidad que no se acabe, que vuelven a reunirse para tocar juntos durante un verano que es una metáfora crepuscular de la vida entera…

Ésa sería una forma de contar de qué va esta última novela de Carlos Zanón, pero contando sólo eso parecería que estamos ante una road novel que revisa a Jack Kerouack desde nuestra tradición narrativa hispánica muy en la línea del Mariano Antolín Rato de Abril Bluesy Botas de cuero español, y en la línea de su discípulo aventajado Ray Loriga en Heroes y Caídos del cielo.

Pero no es sólo eso, en Love Songs de Carlos Zanón hay más: de hecho ésta es acaso la novela más empapada de nihilismo suburbano, de crudeza existencial y de más de una lágrima por la revolución que no pudo ser, y por eso más impactante, de todas cuantas ha publicado Carlos Zanón (incluso por encima de su celebrada novela Taxi).

Sí, como decimos, ésa sería una forma de glosar el argumento.

Otra sería hablar de la amistad, el amor, el deseo, el tiempo glorioso que no vuelve, las viejas heridas familiares, la fragilidad, la enfermedad, la relación propia con el dolor, la violencia mal graduada que muestra nuestras carencias pero clarifica lo que nos pasa, el humor corrosivo y, sobre todo, el poder de la música en nosotros cuando las canciones operan en el ámbito de la belleza conmovedora primigenia, entonces, justo en ese momento en el que nos damos cuenta de que la vida ya no significa tanto como significaba…

En efecto esos tres músicos brillantes pero en horas bajas (ellos dos –dos genios en la misma lámpara- sufriendo un acusado síndrome de Peter Pan; ella –una mezcla de Desdémona y Medusa- con un diagnóstico de la enfermedad de ELA en sus primeros estadios), sí, esos tres que solo se entienden cuando tocan juntos, para tratar de recuperar aquella autenticidad que un día les llevó a la música y la vida, se inventan pues una gira bizarra y estrambótica por campings y garitos desde la costa brava hasta Tarifa, en la cual tocan solo canciones de 1985: todo como para recuperar el tiempo perdido. ¡Y así le ponen banda sonora a este relato contundente, lírico-amargo y con gran capacidad de impacto emocional en el lector! ¡Pero poco a poco les va pasando de todo, y todo es fácil de entender pero difícil de olvidar!

Ya lo dijo Paco Camarasa en su libro Sangre en los estantes: una gran virtud de Carlos Zanón es la de construir novelas memorables con personajes desechables.

He aquí una novela de viaje, amor, amistad y desolación (una brillante en el tono y en la prosa repleta tanto de finura psicológica como de frases con vocación de cita literaria, pero una novela de amistad/amor crepuscular y por eso de fondo bastante amargo), la cual mediante su tono de nihilismo esteticista postmoderno nos recuerda sin ambages que todos somos roqueros tratando de descubrir quien es nuestro público, o quien era nuestro público.

Sí, esta novela es la hostia. ¡Pero duele!

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