¿Qué es España? ¿Desde cuándo lo es? ¿Por qué lo es? ¿España fue un gran imperio o fue un maldito imperio cruel? ¿Fue un imperio mejor o peor que el inglés y el francés? ¿Los afrancesados tenían razón? ¿Acertó la Generación del 98 al decir que la esencia de España es Castilla, y acertaron Cánovas del Castillo y Modesto Lafuente al señalar que España lo fue todo y ahora no es nada y por el medio hay 400 años de decadencia? ¿Nuestra colonización fue un fracaso histórico y moral? ¿Tienen los escritores como Larra, Mesonero Romanos, Galdós y Baroja tanta dignidad epistemológica como los historiadores a la hora de crear comunidad y de desvelarnos qué es España y desde cuándo lo es y por qué lo es?
Señoras y señores, les presentamos el inconmensurable libro NACIÓN, de Alfonso Meteo-Sagasta (Ed. Reino de Cordelia).
Este libro audaz en la forma (tiene algo de crónica, algo de libro de cuentos históricos, algo de novela según eso que los críticos postmodernos denominan narrativa discontinua, y tiene mucho de ensayo de tesis), y desde luego audaz en el fondo (es un libro sobre España, sobre su fundación como nación en la Historia, sobre lo que fuimos y somos en el concierto de naciones del mundo, pero todo desmontando tópicos y lugares comunes y pesimismos históricos y leyendas negras y la falsedad del complejo cainita como esencia española, para ofrecer finalmente una visión nueva).
Formalmente este libro se nos presenta como la crónica de la monarquía católica, que es un periodo que va de 1808 a 1837 –desde la invasión napoleónica de la península ibérica, hasta el momento en el que este autor sitúa la fundación de lo que ahora llamamos España-. Pero no está escrito como una crónica sino a base de capítulos cortos que, en buena medida, son escenas minimalistas (es un libro donde la Historia se ve, y se huele, y se toca, y se siente, y, por eso, un libro en el que la Historia se entiende como nunca). Y es un texto además escrito no con la prosa objetiva de las crónicas, sino con el fraseo rítmico, eficaz, bien empalabrado y con voluntad de precisión adjetival propia de la literatura.
Lo que perdura de la Historia son las ruinas y lo que dicen los poetas sobre la Historia, escribió María Zambrano y viene a decirnos sin decirlo Alfonso Mateo-Sagasta.
Todo para concluir originalísicamente con la fundada tesis de que España (lo que hoy entendemos por España) nace constitucionalmente definida como nación en 1837 junto a algunos territorios de ultramar. ¡Y por tanto no somos la nación más antigua de Europa, sino que somos una nación nueva!
En efecto he aquí un libro que nos ayuda a superar el equívoco de identificar España con la monarquía católica (esto es, con el imperio de los Austrias occidentales), pues, como decimos, es justo al hundirse ese imperio, esa macro-estructura política, cuando según nuestro autor nace España a la vez que otras cuantas naciones.
Sí, Alfonso Mateo-Sagasta cifra en 1937 el nacimiento de España y el nacimiento de la Historia de España como argamasa para crear comunidad, y sobre todo el nacimiento de nuestra obsesión de estar respondiendo a todas horas a la pregunta de qué es España (obsesión que desde ese momento nos tiene a unos diciendo que la monarquía católica es España, y a otros diciendo que el corazón de la monarquía católica –esto es, Castilla- es España, y coincidiendo ambas opiniones históricas en lo que dicen Modesto de la Fuente y Cánovas del Castillo, esto es, que España fue mucho y ahora no es nada y por el medio hay 400 años de decadencia).
Sin embargo Alfonso Mateo-Sagasta, en este libro histórico docto, coherente, razonado, lúcido, pertinente y actualísimo, nos saca del error de pensar que una decadencia puede durar ni más ni menos que 400 años, a la vez que, para la pregunta qué es España, redondea la respuesta más ajustada, acertada y luminosa de cuantas se han dado hasta ahora.