Juan Aparicio-Belmonte, uno de los grandes novelistas de nuestra generación, un mago del humor narrativo inteligente, de la mirada expresionista sobre el mundo y las personas y un contador de historias impecable, desprejuiciado, escéptico y bufonescamente lúcido, ha publicado ahora una nueva y mejor novela.
Se titula PENSILVANIA (Ed. Siruela), el autor y el protagonista se llaman igual, y como pasa en la Divina Comedia de Dante o en la narrativa de autoficción, trata sobre los recuerdos y las emociones que desencadena en el narrador la muerte de esta Rebeca, una protestante furibunda que lo acogió maternalmente durante casi un año en su casa de Pensilvania cuando era joven, y el resultado es un prodigio novelesco “poético y reflexivo, lleno de humor, en torno a la construcción de la propia personalidad”, en palabras de José Ángel Mañas, que ha declarado públicamente su admiración por esta novela.
He aquí la mejor novela del autor por su humor disparatado como de un Kurt Vonegurt cruzado con Woody Allen, pero a lo negra ibérica, por su forma de hablar de uno mismo con lucidez y sin engañarse, por su prosa desenfrenadamente inventiva y dinamitera que recuerda no solo al mejor Eduardo Mendoza, sino al maestro del mejor Eduardo Mendoza, John Kennedy Toole; y por la madura, saludable e irreverentemente inteligente visión de la vida que propone y que propaga.
Pero hay que señalar asimismo al respecto de este logro narrativo que en estas páginas narrativas hay también, sin que se note casi, mucha teoría de la literatura, muchas instrucciones de cómo se escribe una novela, y de cómo se mira la novela de la vida sin solemnidad, ni envanecimiento. Esto es psicoanálisis del bueno, del que ha llegado a la sabiduría de saber reírse de uno mismo. El autor se ríe de sí mismo, y de los fanatismos, y de Lepoldo María Panero, y de Felipe González, y de Regan, y de Laura Gallego, y de América, y de Madrid, y del mundo entero... Pero son zascas inteligentes e iluminadores... Hay, de hecho, una epistemología del zasca en esta novela, así como hay una epistemología del cuñadismo, de la exageración como límite de la realidad y la ficción... ¡Y mucho más!
¡Para mí la novela del año! ¡No se la pierdan!