Hay personas que resumen su época.
Por ejemplo el poeta directo, coloquial, cosmopolita, rítmicamente barroco y temáticamente sensorial Gabriel Ferrater (1922-1972).
Después de haber leído a este lírico “tendido en la entrepierna del mundo” en traducción de Pere Gimferrer y de José Agustín Goytisolo, uno, porque es dado a la ensoñación, se lo imagina como un Paul Celan catalán de gafas oscuras que casi lloran solas y nariz afilada, cejas pobladas, mirada oscura y el don de lenguas propio de los profetas.
Sin embargo mi amigo Salvador Clotas, que lo conoció mucho y trató como confidente, mientras se le pierde la mirada insuficiente en el Dry Martini, me dice categórico:
-Gabriel Ferrater no era así. ¿Sabes cómo era Gabriel? ¡Exactamente como dice Jordi Amat en su biografía!…
En efecto se acaba de publicar, firmada por Jordi Amat (el celebrado autor de EL HIJO DEL CHÓFER, ese excelente biopic noir sobre la fundación de la Cataluña moderna por medio de un personaje oscuro y fascinante, gran libro que también recomendamos en su día desde esta sección), una biografía de Gabriel Ferrater muy documentada, bien ambientada y repleta de prosa suelta y rica en consideraciones interesantes que lleva por título VENCER EL MIEDO (Ed. Tusquets): una biografía fascinante en la cual, por cierto, Salvador Clotas no sólo sale sino que además está.
El perfil biográfico empieza, en una Barcelona de postguerra en blanco y negro, con la muerte del poeta maestro de poetas Carles Riba, para invitarnos a adentrarnos desde este punto en el ambiente liberal, culto y como de catacumba aún de la intelectualidad literaria catalana de los años 50.
Y, deambulando por esa escena, empieza con el poeta en ciernes, el poeta personalísimo y filoanglófono, Gabriel Ferrater.
Asistimos así a sus bien documentados y descritos inicios en la poesía escéptica y cruda como herramienta de idealización del ser ético que caracteriza a cada persona, por decirlo con un hallazgo expresivo del propio Jordi Amat.
Y, como en el libro BORGES de Adolfo Bioy Casares con el cual esta biografía diríamos que está estilísticamente más emparentada aún que con la obra de Anna Caballé, asistimos asimismo a fallos de premios literarios, a cenas privadas, a la lectura de cartas privadas, a conversaciones con grandes actores del panorama cultural del momento (Vingoli, Pere Bohigas, Jaime Gil de Biedma)… Y asistimos asimismo a la atmosfera opresiva y cenital del franquismo sorteada a duras penas mediante el alcohol, la inteligencia y la cultura…
De modo y manera que nos encontramos ahí con un joven poeta culto y políglota, provocador y libre en su obra (no tanto en su vida), atormentado, prodigiosamente inteligente y autolacerante, personalísimo en su singular teoría poética y política, siempre más preocupado del presente que de la historia, y el cual entiende la literatura como un acelerador del proceso de ir conformándose a la vida, con decirlo con otro hallazgo expresivo de Jordi Amat.
Y, tras un pormenorizado recorrido por el ambiente que rodeó la infancia y adolescencia del poeta, (la vida familiar de GF no fue nada benigna, salvo en lo tocante a la relación con su hermano Joan: todo acaso porque el padre se suicidó pronto para que la endeudada familia pudiera cobrar un seguro de vida), asistimos sobre todo a la vida literaria y moral creciente de este poeta en ciernes. Es un tipo siempre con poco dinero y ninguna pareja estable, siempre inteligente y ocupado en leer a March, Carner, Maragall y los poetas ingleses, pero haciéndose a sí mismo mediante tertulias, conversaciones, lecturas y una mirada privilegiada del mundo editorial porque ha empezado a trabajar en Seix&Barrall (haciendo informes de lectura nada menos que junto a JM Valderde, Antoni Vilanova y Castellet), y ha empezado a ser parte de los Premios Formentor (este biógrafo, como si fuera un cotilla culto, demuestra saberlo todo sobre el ambiente editorial y literario de la época).
El poeta GF, tras una estancia en Inglaterra y otra en Alemania, en los 60 va creciendo en años, daños, obsesiones, decepciones, prestigio y alcoholes de todo tipo (en especial le gusta la ginebra con hielo). Y va adquiriendo un voz escuchada, independiente e insobornable cuando opina sobre arte, literatura, matemáticas y lingüística (se convierte de hecho en una persona deslumbrante de saberes amplios y habilidad fascinante para correlacionarlos). Y va forjándose como profesor y conferenciante celebrado. Y principalmente va adquiriendo una voz poética tan sólida como personal. Se convierte asimismo en traductor y editor mal pagado pero de referencia, y en un poeta moderno e influyente. Se convierte, sí, en una figura pública (“tenía rango pero no posición”, dice el biógrafo). En efecto en ese momento es ya un personaje provocador que seduce pero que acaba resultando incómodo....
Sin embargo Jordi Amat va más allá del personaje para retratarnos también en la persona con sus claroscuros, sus contradicciones y sus traiciones a sí mismo, su tozuda infelicidad, su inestabilidad emocional, su cariz de enamoradizo crepuscular castrado por el alcoholismo (leyendo este libro se entiende bien que GF titulara su obra completa Los días y las mujeres, pues en estas páginas se narra con agudeza la relación ambivalente de GF con Cateta Rocha, prima de Carlos Barrall; se narra también su gran y escandaloso amor por Helena Valentí, hija de un amigo suyo y mucho más joven que él –están editadas y son muy recomendables sus Cartas a Helena-, y se narra, claro, su matrimonio con Jill Jarrell, una mujer americana muy sofisticada –fue la única vez que se casó-, y las cuitas con Marta Pessarrodona, su última pareja y la mujer que encontrará al final su cadáver en el austero piso de San Cugat… pero hay quien dice que no se habla aquí nada de lo decisivo para su llanto y crujir de dientes depresivo final que fue su divorcio).
En efecto el biógrafo va mucho más allá del personaje poético de GF para hablarnos también de su miedo creciente a todo, su obsesión por la alta cultura, las mujeres jóvenes y el alcohol, su alta exigencia crítica, su magisterio, su influjo, su hechizo…
Con fina mano literaria Jordi Amat nos presenta de hecho de primera mano, con fuentes directas, epistolario, telegramas, memorialismo y una cronología muy precisa, a un personaje brillante, influyente, atormentado, obsesionado por destacar, único… Pero en decadencia gradual e incesante, de modo tal que el suicidio final al lector le parece una consecuencia lógica.
He aquí (ahora que este año se celebra con perfil bastante bajo el centenario de Gabriel Ferrater), la biografía definitiva de uno de los intelectuales catalanes más importantes y más modernizadores de su lengua, y más conectados con las corrientes literarias europeas, pero acaso menos reconocidos en su justa dimensión últimamente incluso en su comunidad autónoma, suponemos que por su declarada condición de “cosmopolita y nada nacionalista”.
Un libro muy interesante. Se lo recomiendo.