“El camino más corto para encontrarse a sí mismo es dar la vuelta al mundo” Herman Graf Keyserling (1880 – 1946).
El delta del Mekong
El Mekong, aguas arriba de la región de Phnom Penh es la arteria vital de la vida de Camboya. En ambas orillas se suceden las casas, las aldeas, las ciudades... Los remolinos ondulan el oleaje del rio ampliando su caudal y enturbiando sus aguas sobre los márgenes verdes. La vida nace entre las historias de sus vecinos y, con ella, la literatura que nos acompaña en este trayecto, tan interesante como enigmático.

Cuando Paco Nadal (1960) se asomó al Mekong descubrió arrozales, templos budistas, ruinas, marismas, selvas y mercados flotantes rodeados de una espesa vegetación y un profundo respeto. En su particular viaje al sudeste asiático, el periodista especializado en viajes compartió las experiencias en su libro El viaje perfecto para ti y tus circunstancias (Planeta, 2018), recomendando el itinerario del sudeste asiático para superar la crisis de los treinta (si es que acaso tal crisis existe…).
Este libro no es otra cosa que un traje confeccionado a medida para disfrutar del ardor viajero según las situaciones, las necesidades, los caprichos y las pasiones de los trotamundos. Un éxito a todo color para elegir el siguiente destino a dedo.
Angkor, la mejor puerta de entrada
Hacen falta dos días para verla y toda una vida para pasear entre sus templos. El camino más corto (ediciones B, 2016) es la Biblia de la literatura viajera y el vasco Manu Leguineche (1941 – 2014) el Dios Creador de tan magnifica joya. En ella, hay un espacio dedicado a la visita de Camboya en el año 1976 donde describe las maravillas arquitectónicas de Angkor y también las experiencias más mundanas que acumuló en su visita. Su libro es un relato dentro de muchos relatos que invita al viajero a conocerse a sí mismo y a conocer el mundo que lo rodea fuera de las murallas de la rutina y el automatismo.
Las playas camboyanas, el paraíso también existe

El sur de Camboya se abre como una fruta madura, descubrirlo es toda una experiencia, pero, ¡cuidado!, entre sus fantásticas playas de aguas cristalinas también se encuentra la falta de concienciación ciudadana frente al reciclaje. Cientos de toneladas de escombros se acumulan en las desembocaduras de los ríos y en alguna que otra playa. La falta de recursos, la escasa información y el excesivo (e imprudente) turismo no justifican el desbarajuste medioambiental al que está sometido el país, así que estar prevenidos frente a la tormenta es el mejor de los consejos. El siguiente sería tomarse una cerveza Angkor en la playa de Koh Rong.
Elephant Valley Project
El sudeste asiático es el paraíso de actividades que incluyen paseos en elefantes, cuadros pintados con su trompa, cadenas y azotes. No seré yo quien anime al viajero a contribuir con la explotación animal, ni tampoco quien lo anime a fomentar un negocio que se aprovecha del bienestar para enriquecer la avaricia humana.
El turismo responsable es lo antepuesto al maltrato animal y, aunque encontrar un santuario que se encargue de velar por los animales es difícil, en Camboya se encuentra el más reputado. El Elephant Valley Project aboga por el bienestar cuidando la fauna y la flora que rodea el emplazamiento y le muestra al viajero una forma de interacción con los animales desde el respeto y la empatía. Visitarlo es toda una experiencia que nos acercara a la parte del país más humana.
Phnom Penh, la capital

Phnom Penh, la capital de Camboya, nunca deja de sorprender. “Para muchos es tan sólo una celebración anárquica de la locura y el vicio. Ya sea por los burdeles de dos dólares, las pizzerías de marihuana, las exhibiciones de fuegos artificiales con AK-47 o por la intrincada brutalidad de la política camboyana.” Así la describe el escritor israelí Amit Gilboa en Perdidos en Camboya. Armas, sexo y marihuana en el lado oscuro (Varasek, 2015).
Phnom Penh es una ciudad de belleza y degradación que nada en sus innumerables contrastes: tranquilidad y violencia, tradición y transformación, templos y burdeles, música y disparos. Pero también es X
Después del dominio tailandés sobre sus tierras y de que el protectorado francés la ocupara durante décadas, la soñada independencia sumió al país en una auténtica pesadilla con la constitución de uno de los regímenes políticos más crueles y despiadados que han existido a lo largo de la historia.
Los jemeres rojos comandados por el revolucionario dictador Pol Pot (1925 - 1998) aniquilaron Camboya y, con ella, las esperanzas de sus habitantes. Para comprender la situación del país actual hay que conocer el pasado de la nación y hasta él llegaremos en el siguiente artículo, dedicado exclusivamente a la época en la que Camboya se sumió en el horror y traspasó todos los límites.