Si todavía no conoces Venecia es el momento de hacer una escapada romántica para enamorarte de ella.
Venecia es la ciudad de los enamorados, de los gondoleros, de los Hombres G y de los libros. Es el lugar donde pasan, han pasado y pasarán grandes historias y donde se guardan secretos y tradiciones de un tiempo pasado que sus habitantes han sabido guardar entre las aguas de sus canales.
Venecia, todo su encanto y personalidad se manifiesta en los mercados, plazas y monumentos y donde los barrios despliegan un encanto único fusionándose con los millones de puentes que los unen. Si todavía no conoces Venecia es el momento de hacer una escapada romántica para enamorarte de ella.
El escritor Roberto Bolaño (1953 – 2003) respondió “Venecia” a la pregunta “¿Cómo es el Paraíso?” y el Premio Nobel de Literatura (1987), Joseph Brodsky (1940 – 1996) escribió en su cuaderno Marca de agua (Siruela, 1989) que Venecia era la mayor obra de arte que había producido nuestra especie. El escritor ruso compuso un mosaico de 51 relatos breves catalogados como “meditaciones” en las que no hay itinerarios precisos de la ciudad, sino en los que gravita el espíritu autóctono veneciano. Brodsky detestaba la aglomeración de turistas y siempre visitó Venecia en invierno, de ahí que febrero sea un buen mes para recorrer sus calles al amparo de un buen café, aunque este a precio de caviar iraní.

Conocida popularmente como la Reina del Adriático, Venecia mantiene la atmósfera de lujo que los comerciantes medievales levantaron entre sus palacios asomados al mar. Uno de ellos, el Palacio Contarini del Bovolo.
Se encuentra escondido a la vista del viajero y expuesto a la belleza entre las calles que lo custodian. Su mirador es uno de los más interesantes de la ciudad y sus escaleras en espiral las más prestigiosas de toda Venecia. Visitarlo es solo el aperitivo de lo que nos espera a lo largo del día.
Si abandonamos el Palacio del Bovolo por la calle Siestiere di S. Marco nos encontramos con la parada del vaporetto número 1, que recorre el Gran Canal desde la estación de autobuses de la Piazzale Roma.
Esta línea, una de las más utilizadas por turistas y autóctonos, traza su itinerario cruzando por El Puente Rialto, la Plaza de San Marcos o Ca’ Rezzonico, donde nos apearemos para apreciar el precioso palacio barroco tan espectacular por dentro como por fuera. Su arquitectura, llena de ribetes y decoraciones exquisitas, contiene el Museo del siglo XVIII, alojando importantes obras de arte pictóricas y la sala de baile ideada por Giorgio Massari.

Si hay un Palacio digno de mención y visita obligatoria en Venecia, este es el Palazzio Ducale. En cuanto el viajero lo visite, compartirá conmigo la opinión de que es uno de los lugares más pintorescos de toda Europa. La escritora de novela negra Donna Leon (1942) utilizó este Palacio del siglo IX para basar su novela Acqua Alta (1996) y recurrió a las calles de la ciudad para escribir la saga del comisario Guido Brunetti.
Para los lectores apasionados, Brunetti vive y, muestra de ello es el libro Paseos por Venecia (Seix Barral, 2008) de la escritora Toni Sepeda (1942) que detalla cada uno de los pasos del personaje, desde los mercados donde hace la compra hasta los lugares por donde transcurre su devenir laboral, como el Ospedale SS. Giovani e Paolo desde donde se divisa el cementerio San Michele, la política, el turismo y los cambios que ha sufrido Venecia con el paso de los años. “La ciudad necesitaba de la penumbra para alumbrar la belleza perdida”.

Y para belleza, la vista de la Catedral de Santa María de la Salutte desde el Puente de la Academia . Hemos comido un buen plato de pasta Sapore di mare, nos hemos refugiado al amparo de una buena heladería para disfrutar de uno de los placeres gastronómicos más famosos de toda Italia y, con un café cappuccino en la mano y el sol rozándonos las puntas de las orejas, nos dirigimos sin prisa hasta el puente de madera donde más horas pasan los enamorados. Es hora de extasiarnos sin contemplaciones, de disfrutar de la vida y del momento, de abrazar el amor y jugar con las emociones. Para muchos turistas, Venecia es un escenario donde la cotidianidad se ha esfumado.
Para mí, es una de las ciudades más fantásticas del mundo. Una de sus residentes más célebres, la famosa mecenas Peggy Guggenheim (1898 - 1979) plasmó su experiencia en Confesiones de una adicta al arte (Lumen, 1946) asegurando el tremendo error que significaría viajar a la ciudad en la luna de miel. “Visitar Venecia significa enamorarse de la propia ciudad. No queda lugar en el corazón para nadie más”.
Así que, después de toda la información recibida, de ustedes depende visitar la isla del amor enamorados o con el corazón receptivo de nuevas aventuras. Mientras lo piensan, yo me preparo para vivir una de las experiencias más fantásticas a la que podemos aspirar cuando visitamos la ciudad en el mes de febrero: El Carnaval de Venecia, ¿me acompañan?