La Semana Santa en Roma

El Vaticano en Semana Santa
photo_camera El Vaticano en Semana Santa

La celebración de la Semana Santa es todo un espectáculo sensorial, y Roma, junto con Sevilla o Jerusalén, se convertido en estos días en uno de los mejores escenarios donde poder vivirla.

La historia de Roma, ciudad de los papas durante siglos, acoge la Semana Santa con celebraciones multitudinarias en la plaza de la Basílica de San Pedro. Sin embargo, los actos litúrgicos se extienden por todo el país durante los tres días más importantes del año cristiano. La música, la tradición, la devoción y el entusiasmo hacen de la visita a Italia una experiencia única e irrepetible.

En el pequeño pueblo de Fornovo di Taro, en la provincia de Parma, el viernes santo no hay misa porque las campanas están atadas y las calles en silencio. Las ventanas de las casas están adornadas con sabanas negras y la única luz que existe es la de las velas que se encienden para recordar la muerte de Cristo.

En Montefiore Conca, cerca de Rimini, la procesión o Camino de la cruz, parte desde lo alto del Monte Auro, que representa el Gólgota, para descender al pueblo rodeado de un inmenso silencio religioso. Entre las plegarias se leen pasajes de la Pasión y se cantan salmos. La Semana Santa de Italia se vive con tanta intensidad que la espiritualidad pasa de ser algo efímero a convertirse en algo tangible.

Roma es el centro de la fe cristiana. En el Vaticano las ceremonias religiosas cobran vida envueltas en un aura de única e inimitable de sacralidad. El Jueves Santo, después de algunos días de retiro, el Papa ofrece por la mañana “La Misa del Crisma” y por la tarde “La Misa de la Cena del Señor”, reproduciendo así uno de los ritos más bondadosos de la fiesta, el “Lavado de pies”. En esta ocasión, el pontífice lava los pies a doce personas elegidas de entre los presentes que representan a los doce apóstoles. Una vez terminado el servicio litúrgico, muchas personas se quedan en la Plaza de San Pedro, rezando durante toda la noche, hasta la mañana del día siguiente.

La procesión del Vía Crucis celebrada el Viernes Santo tiene tanto de simbolismo como de peculiaridad: mientras que el Papa vuelve a ser protagonista por sus actos durante el día, los fieles se congregan en un lugar único que representa el emblema histórico de la ciudad, el Coliseo de Roma. El Via Crucis parte desde el interior del anfiteatro y finaliza en las Colinas del Palatino. La cantidad de personas que acude a esa ceremonia es realmente impresionante y, si finalmente se consigue acceder, es fundamental hacerlo con calzado cómodo y antorchas para iluminar el camino.

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La literatura y el cine siempre ha jugado un papel importante en la Semana Santa, siendo La Biblia el libro más leído del mundo. Las historias bíblicas generadas alrededor de la Roma del antes, durante y después de la vida de Jesucristo han disparado la imaginación de escritores que adaptaron sus historias a la época mencionada.

La última tentación de Cristo (1988) fue la primera película que quiso rodar el director norteamericano Martin Scorsese (1942). Tenía solo 21 años y acababa de leer la novela de Nikos Kazantzakis (1883 – 1957) que recreaba la vida de un Jesús rodeado de pulsiones lujuriosas y dudas.

Ben-Hur (1880) fue uno de los libros más leído en Estados Unidos después de La Biblia. La película, basada en la novela homónima de Lewis Wallace, (1827 – 1905) recrea la vida de un príncipe judío que, durante su condena a las galeras, se tropieza con Jesucristo y éste le da de beber. El film, dirigido por William Wyler (1902 – 1981) consiguió 11 Oscars y fue interpretado por un tremendísimo Charlton Heston (1923 – 2008) en el papel protagonista.

https://www.youtube.com/watch?v=808nTRtc8_8

Al igual que el Viernes Santo, el Sábado Santo no se realizan Misas hasta el anochecer, así que podemos aprovechar el día para hacer turismo religioso por las iglesias y museos de la ciudad. Una iglesia diminuta y alejada del bullicio religioso se encuentra muy cerca de la Plaza Navona. En el interior de Santa Maria della Pace se guarda el fresco de “Le sibille”, pintado por Rafael en plena explosión del Renacimiento. Si somos observadores nos daremos cuenta que el templo nos recibe con las luces y las velas apagadas; el ambiente se encuentra en un riguroso silencio, señal que simboliza la espera ante el Anuncio de la Resurrección de Jesús. Con la caída del sol, el Papa celebra la “Misa de Vigilia” donde los cánticos de Alegría preceden al Domingo de Resurrección.

El domingo, a las 10.15h de la mañana, se celebra la misa más concurrida del mundo y el Papa se asoma a su balcón de la Plaza San Pedro para ofrecer el servicio que termina con el famoso “Urbi et Orbi”. Si somos una de las personas afortunadas en acceder a la Plaza, recibiremos la redención y bendición del mismísimo pontífice.  

A pesar de que todos los eventos de la Semana Santa son gratuitos, para participar en ellos se necesitan entradas. La iglesia o parroquia local nos puede ayudar a conseguirlas; sino, el Vaticano dispone de su página web oficial donde, rellenando el formulario, se pueden solicitar. https://www.vatican.va/various/prefettura/it/biglietti_it.html.

Italia es sinónimo de monumentos, gladiadores, emperadores, leyendas y costumbres. Su gastronomía la ha encumbrado y sus barrios, tan auténticos como turísticos, hacen de ella el escenario perfecto para visitarla una y otra vez. Sin embargo, su historia también va ligada a una carga religiosa tan importante como su tradición. Hacer un viaje diferente nos puede descubrir partes de una sociedad desconocida hasta el momento. Y después, ya decidiremos si nos gusta lo que hemos vivido o no…

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